Odio... Odio y rabia, es lo que siento por estos tipos. Un odio y una rabia desmedidas, que hierven mi sangre, que llenan mi mente de un fuego voraz.
Nos preparamos para salir. Juntamos todas nuestras armas y catalizadores, así como también los rifles y pistolas que tenían los soldados. También reunimos un par de víveres, sobretodo costales con granos. Tardamos una hora en dejar todo listo. Ni siquiera nos dimos cuenta cuando empezó a nublarse. No nos importaba. Si llovía o no, daba igual. Teníamos que salir de ahí. Todos lo sabíamos. Se veía el miedo en nuestros rostros. Ese miedo que deviene de saber con seguridad que siniestro destino se nos avecina. Ni bien terminamos, nos reunimos en la plaza y esperamos pacientes al anochecer... Pero ellos no.
De manera repentina, grandes gotas grisáceas llovieron sobre el pueblo. Fue solo un instante, en el que su resonar contra las paredes y techos nos dejó desconcertados. No era agua, sino unas extrañas latas. Acto seguido, comenzaron a estallar, liberando un denso humo blanco que no tardó en formar enormes nubes, más altas que nuestras casas. Los niños no tardaron en gritar y llorar de horror. De hecho, los desafortunados que respiraban las nubes empezaban a lloriquear y toser, mientras huían victimas de un furioso terror.
Yo misma respiré esa porquería. Varias latas habían caído en la plaza. Cuando me di cuenta de ello, ya estaba rodeada por el humo, con los ojos lagrimeando, con la boca escupiendo una violenta tos y sin poder ver siquiera a mi hermana, la cual segundos antes tenía justo a mi lado. No tardé mucho en escuchar aquel rugido tan terrible y familiar. No el de monstruos o fieras, sino el que emanaba de la boca de los rifles. A cada disparo le seguía un agónico alarido. Cada vez sonaban más cerca, hasta que comencé a oír como los cuerpo se desplomaban contra el suelo. Traté de correr para el lado opuesto de los tiros, pero estos resonaban por todas partes. Sentí unas pisadas detrás y, ni bien volteé a ver, la tóxica neblina empezó a desvanecerse.
Lo primero que vi fue un alargado rostro pálido, con una trompa tan gruesa como una pequeña maceta, con ojos de cristal incrustados en él. Su blanca cabeza de metal era calva, con un borde similar al de un plato. Aquello estaba ataviado con el mismo uniforme azulado de los militares que había visto antes. Llevaba entre sus manos un rifle de cerrojo, cuyo cañón no dudo en apuntar hacia mi. Mi corazón se congeló por un instante, hasta que vi una figura abalanzarse en su contra, a la cual disparó.
La bala rebotó contra una piel rojiza, al mismo que una enorme cuchilla verde caía sobre su pecho, abriéndole una herida enorme como una boca, la cual escupió una gran salpicadura escarlata, junto con trozos de costillas y carne. Un horrible grito de sufrimiento retumbó dentro de su pálido y alargado rostro. Acto seguido, el ser se desplomó a los pies de mi madre que, con firmeza, alzaba su guadaña. De un solo golpe, decapitó al monstruo.
A continuación, me tomó del brazo y me arrastró fuera de la plaza. Para mi alivio, cuando giré la cabeza pude ver como mi padre corría a la par nuestra, llevando a Anais de la mano. Salimos directo hacia el norte, pasando por al lado del opy, rodeado de cadáveres de varones, mujeres y niños, y de aquellos monstruos de alargados rostros. La desesperación con la que trotaba era ahondada por los disparos y las pisadas de aquellos seres, que se escuchaban cada vez más cerca. Logramos cruzar el umbral de la empalizada, junto con varios vecinos. Por fin, íbamos a escapar de aquel lugar, de aquella masacre en la que se había transformado nuestro hogar.
Y entonces mamá se detuvo y dirigió su mirada al interior de la aldea. Pude ver con claridad las siluetas azuladas de los monstruos a lo lejos, corriendo directo hacia nosotros. Acto seguido, volvió a mirarnos. Un brillo de triste resignación apareció en sus ojos cuando se sacó el collar del cual cuelga su petygua, su pipa, y me lo entregó, cerrando mis dedos en él.
- ¿Mamá? ¿Qué estás... ?
No pude terminar de preguntar cuando ella llevó mi cabeza hacia su pecho y acarició mi pelo.
![](https://img.wattpad.com/cover/332701653-288-k481328.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La Bruja de la Selva
FantasyUn muchacho es transportado a una selva, en otro mundo. No tarda en toparse con las peligrosas criaturas que viven en la jungla, pero una joven aparece justo a tiempo para salvarlo. Bajo la protección de aquella heroína y de sus amigas, el chico ten...