Diario de Eda, 15 de mayo de 1064.

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Cuando aquella demonio me reveló que Leticia no era mi mesías, estaba desganada. Ilusioné a la ogra en vano, y me costó demasiado decirle la verdad. Aun recuerdo como sus ojos se llenaron de un amargo desencanto, aunque solo fuera por un instante. No tardó en asimilar esa desilusión, respondiendo que entonces el candidato tendría que ser un alienis, como un criollo o similar. Lo abordó de forma racional. Acto seguido, le conté todo lo que me había dicho aquella siniestra niña:

- ¡Un año! - Exclamó Leticia cuando le dije en que momento ella nos iba a enviar al "mesías". - ¡No hay forma de que duremos un año!

- Más de un año. Recién seria mayo de 1065. - Corregí. - De momento, tenemos la ventaja de que Platenia está metida en la guerra contra Guaranay. También tienen rebeliones en otras partes del país, por lo que, de momento, no van a tener a tantas fuerzas dándonos caza. Algo de tiempo tenemos. - Concluí.

- ¿Y qué vamos a hacer durante tanto tiempo?

- Fortalecernos. Averiguar todo lo que podamos de nuestros enemigos, y sabotearlos en la medida de lo posible.

Mi respuesta desagrado profundamente a Leticia. No le hacia la menor gracia la idea de que nuestra rebelión se estanque por un año. A mi tampoco me gustaba esto. Cuando hablaba con la ogra estaba fumando. En cuestión de dos horas, me gasté todo el tabaco de la cajita.

Pero de momento, teniendo en cuenta que casi morimos en nuestro ataque a Tabernas, nuestra mejor apuesta es prepararnos y juntar más información. Como nuestro asalto fracasó, la capital de la provincia fue reforzada. Por eso, estos meses, mientras mis compañeras se recuperaban de tal tremenda batalla, me estuve dedicando a dos tareas; averiguar algunas cosas respecto al ejército y fortalecer mi magia.

¿Qué descubrí? Por lo visto, hay una compañía de mercenarios dochelandeses en esta provincia, a la cual pertenecen sendos enmascarados, el tipo de negro y la elfa... Es el colmo pensar que vienen del mismo país que los colonos que vivían cerca de nosotros. Estos mercenarios están tanto para respaldar al ejército en la guerra contra el Guaranay como para formar parte de la eliminación de mi pueblo. Respecto a la siniestra perra que participó de la masacre de mi asentamiento, no logré averiguar mucho, más allá de que, efectivamente, usa el elemento fuego de la sangre etérea.

A su vez, Celeste estuvo juntando a más gente de nuestro pueblo, desperdigada por la provincia. Esta parte de Mesopotamia es casi como un pasillo, todo lleno de jungla. La capital estaría justo cerca de la entrada de este corredor. En pocas palabras, mientras nos mantengamos apartados de Tabernas, tenemos un vasto territorio bajo nuestro control. Y lo aprovechamos bastante bien, duplicando nuestras filas.

Decidí hacer una cosa más. No sé como va a ser nuestro "mesías", por lo que voy a poner una vivienda a las afuera de nuestro poblado para entrenarlo allí. De paso, vendrá bien tener una suerte de puesto de vigilancia al sur, por si aparecen fuerzas enemigas. Estuve tomando algunos objetos de las estancias y campamentos, como vajilla y libros. Seguro con esto se puede hacer una casa bastante decente.

La Bruja de la SelvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora