7.

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Por algún motivo, tanto Sergio como Luka, se encontraron totalmente solos en el pasillo. Acababan de terminar las vacaciones de Semana Santa, y nadie había dicho que cambiarían de dinámica... pero nadie había hablado en el grupo que tenían de WhatsApp. Es decir, Cristiano y Gareth, para ir al gimnasio; si no recordaban que tenían su chat individual era porque siempre invitaban a los demás. Una sola vez Sergio los había acompañado en esos días después del viaje.

—¿Vas a hacer algo por la tarde?— Sergio abrazó a su novio, uno de los brazos paseándose para rodear de la cadera a Luka, la palma extendida sobre su espalda.

—Nada... a menos que mi novio quiera salir.— respondió el croata, demasiado coqueto, pegando su pecho al pecho de Sergio, levantando la mirada, y sonriéndole, sintiendo inmediatamente el dolor en las mejillas por su amplia sonrisa.

Sergio se encogió. Le dio un suave besito en los labios, y luego culminó momentáneamente la tanda de mimos con un gran beso en la frente.

—Podríamos ir a comer algo.

—Me parece bien.— Luka le dio un beso en la punta de su nariz.

—¿Has hablado con los demás?

Lo soltó. Tenían que seguir caminando, a pesar de que no habrían tenido un solo problema en quedarse en ese pasillo por horas. No solían sentir el tiempo estando juntos.

—Para nada. Solo aquel día.— el del gimnasio. Luka chasqueó la lengua. No había ido porque estaba demasiado cansado, y aunque Sergio siempre lo invitaba (ese gimnasio tenía la opción de invitar tres veces por mes a alguien; entre todos los que pagaban la membresía, tenían al menos 12 invitaciones, y todas las gastaban en Luka, que claramente hacía ejercicio en su casa, porque era demasiado costoso un gimnasio en relación con su condición económica), la realidad era que tampoco tenía ganas. . . . Obviamente no le había dicho a Sergio que no había cenado. Esos problemas no eran para Sergio, y Luka sabía que, en comparación, era mejor no decir mucho, y sufrir en silencio, que sentir vergüenza.

—¿No dijeron algo?— los grandes ojos de Luka se enfocaron en el hombre. Le preocupaba demasiado la respuesta.

Sergio se encogió de hombros. Lo pensó un poco. Hizo memoria.

—No. No, no....— hizo un puchero. —¿Quieres ir a desayunar a Starbucks?— Luka separó los labios para decir algo, incluso si ya sabía perfectamente bien que Sergio lo iba a interrumpir. —Te invito.— clásico. Para no dejar, Luka debía responder:

—See see...

—Anda. Esto es egoísta.

—¡No uses mis palabras en mi contra! ¡Tonto!— le dio un empujón en el brazo, y Sergio rio con su habitual delicadeza fuera del campo.

—Anda, acompáñame a desayunar.— pidió, Luka siguiéndolo; el campus tenía su propio Starbucks. Siendo las 11 de la mañana, estaba semi vacío, eso iba bien, así poca gente podía verlos besuqueándose. Sergio se aferraba a la mano de Luka incluso pidiendo su café, o pagando. Necesitaba estar con él, y sentirlo siempre que podía. Luka estaba acostumbrado a ello. Estaba bien. Ojalá le hubiera molestado, al menos así no habría sentido abandono cuando no estaba con su novio.

—Pienso que... ¿Cris? — justo antes de sentarse, Sergio levantó la vista, por algún motivo enfocando la mesa en la esquina, donde pudo visualizar a Cristiano, Luka girándose en su dirección.

Cris levantó la mirada, sus ojos bien abiertos enfocando a la pareja, y después regresando a su celular... indeciso, regresando a ver rápidamente a la pareja. Relamió sus labios.

—Qué onda. — dijo, levantando la mano en dirección a los dos.

Estaba completamente solo. Luka tragó saliva.

Maybe I'm the problemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora