21.

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Para navidad, Luka había pensado demasiado en qué decir. No cómo actuar, solo cómo acomodar las palabras... y ese día, había sido el primer día en el último mes (casi dos) que había sentido cierta ansiedad... pero no era nada que Ema no pudiera arreglar, la niña tocándole la cara esa mañana... aunque Luka jamás habría dicho que lo "arreglaba", solo lo ayudaba a no estar pensando en cosas negativas, porque más le entretenía estar tomándole las manitas, para luego acercar todo su rostro al de la niña, y darle besitos en la punta de su nariz, ella riendo cuando él le hacía cosquillas con suaves caricias en sus costillas.
—Luka, amor, ponle ya el suéter a la bebé, anda.
—¡Pero es que quería que la vieras antes! Mira que bonito le queda este overol. — Luka la levantó, dirección al español, que, a pesar de estar ocupado acomodando a Alejandro en la silla que luego acomodarían en el auto, se volteó a ver a Luka, la niña rubia, que después de un mes y 20 días se veía muchísimo más fuerte, y grande, con una blusita morado pastel bajo el overol azul del mismo tinte claro, Luka eligiendo el outfit ocupando toda la mañana.
—Ow... se ve preciosa. Y tú igual te ves muy guapo. — agregó el español, apreciando que Luka se había puesto una sudadera de un morado igual claro. No el mismo tono, pero se notaba la intención.
—Gracias, precioso... tú igual te ves muy muy bonito. —
Sergio apretó los labios en una sonrisa amplia... y luego tomó de la agarradera la silla, en el otro brazo, Ivano totalmente dormidito.
Luka, por su parte, tomó a Ema, que parecía bastante activa, y no pasaba de buscar tomarle de los dedos, para ponerle un gran suéter de lana azul celeste, uno que la hacía ver bastante bonita, al menos a gusto del croata que jamás habría dicho que ella no se veía bonita con lo que sea, porque era demasiado bonita en general, eventualmente tapándole la cabeza con el gorrito, y sujetándola entre sus brazos y recargándola en su pecho, encargándose él de cerrar la puerta tras de su novio, y de pedir el elevador.
—Mh, necesitamos hacer el super, Lukita...—
—¿Quieres que vaya mañana? Cris se ofreció a enviar a alguien si queríamos. — le recordó, amable, mirando cómo los botones a su derecha se iluminaban indicando que bajaban, y demasiado rápido.
—Creo que me gustaría ir a mí... me refiero, estoy cansado, pero tiene demasiado que no salimos juntos... además, creo que no podría saltarme una lista de compras navideñas. — Sergio se encogió un poco: a pesar de estar cargando con los dos niños, fue capaz de acercarse a su novio solo para darle un beso que le erizó la piel a los dos.
La realidad era que Sergio ya se sentía muy bien. No había regresado a entrenar, pero hacía ejercicio, y su cuerpo parecía tener la suficiente energía y fuerza para hacerse cargo de sus hijos. Por ahí había músculos que no se habían ido, y eso le alegraba, conforme más los marcaba. Se sentía bien, en rasgos generales, claro, si evitaba mencionar que siempre tenía sueño... pero eran vacaciones, entonces sabía que podía ser peor levantarse por las madrugadas: eventualmente, se levantaba somnoliento, pero siempre después que Luka, o máximo, al mismo tiempo que él, y juntos atendían a los tres... solía ser difícil, todavía, porque ellos estaban demasiado pequeños y en absoluto tenían siquiera una menor idea de los horarios, pero eventualmente Luka conseguía hacerle plática a Sergio, que una vez hablando, parecía no tenía una sola pena; se dormían apenas terminaban, y ellos eran ahora los que se estaban adaptando a los horarios de sueño de los niños.
A pesar de eso, sí, se sentían cansados, pero animados.
—¿Estás bien? — Sergio podía ver la ansiedad de Luka en el tamborileo de su pierna, pero había evitado mencionarla, porque todos los semáforos habían sido verdes.
—Sí, solo...— se encogió de hombros. Soltó un suspiro. —No lo sé, ya me está poniendo un poco ansioso esto, es que no sé cómo vayan a reaccionar. — agregó.
—Pues yo creo que después de no haberte visto en años, a ti y a tus hermanas, probablemente se pongan contentos. — murmuró Sergio, extendiendo una mano para tomar la de su novio, este inmediatamente aferrándose al menor.
—Ojalá... porque realmente no sé qué haría si ellos no quieren a estos tres. — evitó hacer una mueca. No podía dejar de tamborilear su pie, de cualquier forma.
—Yo no creo que exista alma en este mundo que no los ame si los conoce, Luka. —
—¡Y lo sé! Pero solo... necesitaba escucharlo de ti. —
—Bueno, pues te reafirmo que tus padres van a estar encantados... y tus hermanas. —
Los padres de Luka no tenían dinero para viajar, pero había sido un regalo de Gareth el viaje, Cris queriendo aportar pagándoles el hotel. Toni había decidido que él quería sumarse, entonces pagando los vuelos de las hermanas de Luka, dejando a Sergio solo con el hospedaje de las dos, porque querían que Luka pasara esa navidad con toda su familia.
Era 22. Luka sentía que no había mejor día, y mejor oportunidad para hacer todo eso, eventualmente, soltando un gran suspiro una vez que Sergio tomó su lugar en el estacionamiento del lugar, usando esos segundos para extender de nuevo su mano en dirección a Luka, que rápidamente volvió a aferrarse.
—Recuerda que todo está bien, Luka, ahora mismo todo está bien, y pase lo que pase, esto que vamos a hacer, eventualmente va a pasar. Mejor ahora. Estamos juntos, y como salgan las cosas, eso es algo que no va a cambiar. — aseguró el español. Luka apretó los labios.
—Gracias, See... de verdad. Lamento...
—No lo lamentes, Lukita, todo está bien. — Luka apretó los labios, buscando sonreír otra vez. Bien. Todo iría bien.
Salió del auto, buscando sacar a los niños de sus sillitas, todo esto sin perturbarlos mucho, primero desabrochando todos los asientos, Sergio haciendo lo propio del lado del conductor, donde estaba Iva y Alejandro, este último ya listo para ser cargado gracias a Luka, Sergio sujetando a los dos niños entre sus brazos, sabiendo que Luka se encargaría de tomar a Ema, y de cerrar todo, así como de bajar la mochila que siempre cargaban para los tres, que no era muy grande porque todo lo demás lo tenían en la cajuela.
Ellos llegaron antes, la mesa reservada siento redonda, y lo suficientemente grande como para los seis... contando a los niños, nueve, Sergio acomodándose con la mochila a su lado, los niños totalmente dormidos siendo acurrucados con el calor de un abrazo al que el español se aferraba, porque él igual estaba nervioso... pero pudo sonreír con naturalidad cuando vio a las hermanas de Luka entrar, Jasmina dando pasos rápidos, pero Diora, la menor, casi corriendo atravesando todo el restaurante para abrazar a Sergio, mientras exclamaba, casi anunciándose ante todos los comensales:
—¡No puede ser! ¿Es de verdad? — ella se encogió en automático: Luka ya estaba de pie al lado del menor, este igual encogiéndose para que Diora pudiera abrazarlo mejor, mientras se asomaba para ver en medio de las dos sábanas, a los bebés. —¡Luka! Ow, no es posible... ¡Míralos! Este se parece muchísimo a ti, Sergio... aunque claro, es demasiado rubio. — levantó la vista, para apreciar a su hermano con la bebé, entonces acercándosele, su otra hermana pasando a saludar a Sergio, aparentemente más tranquila, pero con la misma intención y alegría al ver a los niños.
—Él es Ivano. —
—Y ella es Ema. — dijo Luka, su hermana saltando de emoción cuando pudo apreciar a la niña.
—¡Pero si son idénticos ustedes! ¡Luka! Oh, esta niña es preciosa...—
Luka no se sintió cohibido, aunque tampoco definía bien qué era lo que sentía, mientras se aferraba a su hija, y se sentía ligeramente halagado.
—¿Verdad? — inquirió, abrazándola todavía muy bien, su hermana ya notando que no iba a poder cargarla.
—Sí que se parece demasiado a ti. — dijo Jasmina, sonriéndole al bultito que Luka traía entre los brazos. —Felicidades, son preciosos.
—¿Creen que mamá y papá...?
—Los van a adorar. — adelantó Diora, que no se acomodó demasiado bien en la mesa, como el resto de la familia, gracias a que, como era obvio, terminaría levantándose a los minutos, con la llegada de sus padres, las mujeres saludándolas antes que Luka, que evitó encogerse, y, por el contrario, con todo el valor, se atrevió a mantenerse de pie mientras apreciaba los rostros de sus confundidos padres.
—No, Luka...— la madre casi exclamó en su idioma natal, deteniéndose a unos metros del croata, que tenía los labios apretados... y pasó a morderse el labio inferior.
—No me odies. — pidió, un susurro suave que le llevó a la madre a dar unos pasos temerosos, hasta donde estaba su hijo, y lo que apenas visualizó era una bebé, esto siendo suficiente para abrazar a Luka, sin ánimo de preguntar lo evidente... aunque, al ver al novio de su hijo ahí de pie, al ladito, fue imposible no volver a medio infartarse:
—¡Luka!
—Antes míralos...— Y, aunque Sergio no entendía mucho, supo que tenía que encogerse, la mujer acercándose a la par, y buscando apreciar a los dos niños que le llenaron los ojos de lágrimas a la mujer.
—Así eras tú de bebé. — señaló ella, regresando a abrazar a su hijo con fuerza, el padre de Luka atreviéndose a acercarse a Sergio, para ver a los bebés, después de abrazar al español.
—Yo igual tengo un hermano gemelo. — señaló el hombre, Sergio ya sintiendo las mejillas arder, porque en realidad no sabía si la madre de Luka estaba contenta, o no, aunque por el abrazo, ya había asumido algunas cosas.
—Pues a nosotros nos ha tomado de sorpresa. —
—Él se parece mucho a Luka... y a ti. — murmuró el mayor, señalando a Ivano, que seguía totalmente dormido.
—Siempre dicen que se parece más a mí, me alegra escuchar que no es tanto como eso. —
—Bueno, supongo que conforme más crezca más lo notarán.
—Con Ema...
—Tienen que ir más lento ustedes. — reclamó el hombre, demasiado relajado, Sergio riendo bajito, y encogiéndose de hombros: él no conocía a los padres de Luka... pero no era que dejara que los nervios lo doblegaran.
—Perdón, es que estamos demasiado emocionados...—
—Y es de esperar, pero no sabíamos ni siquiera que estaban casados. —
—¡Papá! — Diora intervino dándole un empujón suave. —No seas tan rudo, ellos todavía no lo están, primero ponte al día. — reclamó...
Cierto. Ellos tenían años sin ver a Luka y a sus hermanas. Unos cinco años, más o menos. Había demasiado de qué hablar, y Sergio no entendió nada del croata, pero tampoco le molestó: los niños permanecieron dormidos, y Luka cargó a dos mientras Sergio comía, y al revés. Realmente habían pensado en esa dinámica muy poco, era como si supieran qué hacer incluso si no lo decían demasiado alto. No es que no hubieran conversado de eso, era que, gracias a las pláticas previas, había cosas que resultaban evidentes.
—¿Y por qué no nos lo dijiste antes, Luka? — esa pregunta llevó a Sergio a levantar la vista, sus ojos bien abiertos dejando de ver a Iva y Alejandro, que parecían tener intenciones de despertarse, removiéndose bajo las cobijitas.
Luka parpadeó un par de veces. Había esperado tanto una recepción negativa, que ni siquiera había imaginado que existieran preguntas tan pacíficas. El croata frunció igual el ceño, pero se volvió a encoger de hombros.
—No lo sé. — murmuró, con cuidado. —Tenía un poco de miedo. — complementó en croata, encogiéndose más, y mirando con cuidado a Sergio, el menor relamiéndose los labios con cierta ansiedad: Luka apenas estaba contando todo eso. —No planeábamos tener bebés... menos tres. — Luka levantó la mirada. Pensó que, si había tenido el valor de considerarlo tan seriamente, entonces debía de tener el valor de decirle a las personas que tanto se habían esforzado en educarlo, que había estado por tomar una decisión que no los iba a poner orgullosos. —Realmente consideré opciones que los habrían decepcionado. No les dije nada porque ni siquiera yo tenía idea de qué hacer...— la mirada de sus padres pudo cohibir a Luka... pero se aferró bien a la bebé que cargaba entre sus brazos, la que ya había despertado, y a la que miraba de forma ocasional. Ella estaba tan tranquila, y tan bonita... Luka hizo una mueca.
—Ay, Luka... es que no solo nos habríamos decepcionado.
—Y lo siento demasiado, creo que no ha existido un segundo desde el nacimiento de esto angelitos en el que no me sienta arrepentido de mis pensamientos, o de la forma en la que me he comportado con Sergio...— invariablemente, los padres de Luka, y sus hermanas, centraron la atención en el español, que se atrevió a pegarse un poquito a Luka: le habría tomado la mano, pero las tenía ocupadas.
—Pero ahora estás aquí, Lukita, y creo que no hay nada que me haga más feliz. — murmuró Sergio, dándole un besito en la mejilla, Luka sintiendo cómo el calor le subía por las mismas, cómo le coloreaba el rostro, invariablemente sonriendo como lo había hecho desde que conoció a los tres.
—Bueno, creo que no podemos felicitarte por algo que tenías que hacer, pero nos alegra, eventualmente, que te hagas responsable. — dijo el hombre. —Además, mira que te hubieras perdido demasiado. —
Luka apretó los labios. Eso lo sabía. Evitó desarrollar demasiado en su cabeza, porque comprendía bien que, si seguía pensando, probablemente iba a sentirse mal, y no tenía sentido: estaba bien. Todo estaba bien.

Maybe I'm the problemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora