14.

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Luka buscó no alterarse demasiado cuando vio a Sergio sentado detrás de la barra de la cocina. En realidad, no lo veía por completo, solo podía ver cómo una de sus largas piernas se acomodaba un poco, y delataba que estaba ahí sentado...

La cocina era un desastre, y Luka, como siempre, esperó lo peor, pero solo buscó dar pasos demasiado cuidadosos en dirección a Sergio.

—Hey, amor...— murmuró, con extrema delicadeza, una vez que pudo apreciar que realmente todo estaba bien. Es decir... "bien".

Era viernes, y como siempre, buscaba salir lo más rápido que podía de la escuela, para llegar temprano con Sergio a desayunar. Al ser un nuevo semestre, Luka había acomodado su horario de la mejor forma, solo para que los viernes y miércoles, pudiera llegar a las diez. . . pero no por ir "poco tiempo", no conseguía no preocuparse.

Sergio levantó la vista, con los ojos llenos de lágrimas como sus mejillas. Para Luka, todavía era extraño verlo así, sobre todo porque le alteraba mucho verlo alterado... nunca se acostumbraría a ver a Sergio tan frágil, a pesar de que todo el embarazo había sido así.

—Traté de hacer de desayunar. — casi lloriqueó el español, cosa que hizo a Luka relamerse los labios, y acercarse más, poniéndose de rodillas para estar a la altura de su novio.

—No debiste...—

—Tú estás haciendo demasiado por mí, y yo ya no estoy aportando nada a esta relación. — dijo Sergio, bajando la vista, y llorando; Luka tragó saliva con fuerza. Bueno, ese motivo del llanto era muy nuevo.

Luka recordaba cada motivo por el que Sergio, con anterioridad, había llorado, solo porque era ansioso: si lo recordaba, sabía qué responderle, y cómo. Incluso, podía practicarlo... en las últimas nueve semanas, Sergio había llorado por no poder entrenar. Había llorado porque se le antojaba. Había llorado porque no se le antojaba hacerlo, y también porque tenía antojos que no podía saciar. Había llorado porque una vez Luka había usado un tono de voz que no le había gustado, y otra vez, porque Luka se olvidó de decirle algo cariñoso, aunque claro que lo había hecho... aunque en esas oportunidades, Sergio se había esforzado por no hacer mucho drama. Tal vez, todo eso lo había llevado a estar sentado ahí por media hora, frustrado, sintiendo que no podía parar de hacer su berrinche, que eventualmente Luka no sabía cómo atender.

—¿No crees que ya haces demasiado cargando a tres de nuestros bebés, See See? — murmuró, buscando acomodarle algo de cabello rebelde tras la oreja. No es que estuviera demasiado largo... pero fue una excusa para tocarle la carita, la palma buscando acunar la mejilla del más alto, limpiarla con delicadeza, y buscar enfriarla un poquito.

Sergio negó enfáticamente.

—Tú siempre estás esforzándote. — respondió, con desánimo.

—Lo único que yo hago es acompañarte, mi vida. — acertó a decir Luka, buscando no enfatizar: tampoco quería quedar mal. . . aunque eventualmente, Sergio consiguió sentirse un poco más afectado gracias al comentario.

—Entonces ninguno se esfuerza ya por esta relación. — reclamó. Bajó la vista aún más, desasiéndose del agarre de Luka.

A veces, igual, Sergio hacía eso. Luka comprendía bien que era por las hormonas, pero todavía no sabía cómo lidiar con el tema. Es que casi no pasaba.

—No dije eso. — murmuró, con timidez. Joder...

—Sí lo dijiste. —

—No quise decir eso. —

—O tal vez sí, y es la única forma que tienes para expresar que ya no quieres estar conmigo. —

—No...

Maybe I'm the problemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora