11.

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—¿Te sientes bien? — la suave, y casi dulce voz del croata, inundó los sentidos de Sergio. Volteó a verlo, pasando de estar perdido en el paisaje, a lo bonito que se veía de perfil. Sergio asintió con delicadeza. Tenía una mano sobre su abdomen, acariciando la suave tela de la gran sudadera. Estaba algo intranquilo, y por eso llevaba moviendo su pierna con ansiedad. Luka lo había notado en un semáforo.

Eran vacaciones, y para entonces, ya tenía 19 semanas... y si Sergio se ponía honesto, el último mes, había sido el más lindo del embarazo. Ya no vomitaba mucho, y aunque a veces, le dolía un poco la espalda, todo estaba bien con Luka, que pasaba ahora siete días a la semana con él. . . y no había día en el que no buscara tratar de disculparse, sin palabras, por las cosas que había hecho.

—No entiendo cómo no me odias en este punto de tu vida. — murmuró, una noche, apoyado en el pecho de Sergio, sintiendo cómo él le acariciaba el cabello, mientras paseaba su mano en su abdomen.

Sergio bajó la vista, frunciendo el ceño.

—¿Por qué dices algo tan feo, Lukita? —

El croata se encogió de hombros.

—No lo sé... solo... estaba recordando que te hice quedarte esa noche en el hospital, y no me gusta pensar en eso. Perdón. —

—No te disculpes... me alegro de que me comentes tus inseguridades. — agregó con dulzura el español, encogiéndose para dejarle un besito en la cabeza. —Si me lo preguntas, yo te haré lo mismo cuando nazcan estos... o bueno, si quieres estar. —

—Quiero estar. . . pero no será lo mismo. — comentó el croata. Tampoco le gustaba imaginarse el día en el que esos niños fuesen a nacer. —Me refiero, va a ser el nacimiento de nuestros hijos...—

Sergio sonrió. Sonaba demasiado bonito, en ese acento croata, la palabra "nuestros" acompañando a "hijos".

—Déjame decir que es lo mismo, anda. — pidió el español. Luka hizo una mueca que claramente el más alto no pudo ver.

—Lamento no haberte comentado todo... no quería que te preocuparas por mí. Sé que ya te lo dije, pero... creo que nunca te dejé en claro que no encontré otra forma de accionar. —

—Pudiste haberme dicho, Luka... lo habríamos resuelto juntos. — le recordó, otra vez, el español.

—Lo sé, pero no quería que tuvieras otro problema. Como Gareth ha dicho, ya cargas con cuatro corazones...—

—Pero tú llegaste primero que ellos, Luka... y no son una carga. Sé que literalmente lo hago, pero para mí no es... no se ve así. Me gusta saber que estoy cuidando a estos tres, me gusta pensar que lo hago bien... pero me preocupa que creas que ya no eres mi prioridad, porque ya no tengo otras. Este semestre que viene no podré ir a la escuela... he dejado de practicar futbol. — se encogió de hombros. —Lo único que tengo que hacer es cuidarlos, cuidándome... y creo que parte de mi cuidado, a mi gusto, incluye saber cómo estás. Interesarme por ti es un alivio, me cuentes lo que me cuentes...—

—Es que si te contaba...— se repitió, como lo hizo en el hospital, aquella madrugada apenas tomó consciencia otra vez. —Me ibas a impedir hacerlo, y de nuevo iba a sentir que no contribuía con nada...

—Contribuyes estando conmigo...

—No es suficiente para mí, Sergio. No quiero que te conformes con eso. . .

—Pero no necesitamos el dinero, Luka...— murmuró Sergio, con paciencia.

—Lo sé... pero...— pero trabajar le llevaba a estar lo suficientemente cansado como para pensar. Trabajar, invariablemente, lo hacía sentir bien. Como que aportaba. Para Luka, esa era su forma de demostrarle a Sergio, aunque él no estuviera enterado para entonces, y de demostrarse, sobre todo, que estaba emocionado, que estaba haciendo algo por, y para los niños... se demostraba que eso era lo que quería, esforzándose. El trabajar, en esas semanas, lo había ubicado en la realidad... y a pesar de estar cansado, había descubierto que lo había hecho con gusto. Que no pensaba en otra forma de hacerse sentir como se sentía: recompensado. —Pero quería demostrarte que me interesa todo esto. Estar contigo es fácil, creo que es algo de siempre, algo que me gusta, y que jamás te he dicho que no me agrada, a diferencia de mis reacciones al inicio de todo esto...—

Maybe I'm the problemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora