Parte 10. 𝘛𝘰 𝘵𝘩𝘦 𝘌𝘯𝘥

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En primer semestre, a pesar de que Cris fuese un absoluto desconocido para todos en el grupo, Gareth había decido, a la primera tontería que le escuchó (sin su clásico tono fresa de voz, al saludar) que hablaría en inglés. Inglés británico. Su inglés, con su acento... pero para su desgracia, Cris le había respondido en el idioma... sin embargo, comúnmente, como hablaba en inglés siempre que estaba con Cris, la configuración de Bale le hacía menos molesta la voz de aquel hombre; si pretendía no entender español, realmente no lo hacía.

Toni lo envidió, porque él hablaba alemán, y también pudo haber pretendido que no hablaba el idioma para no tener que convivir mucho con Cristiano, platicar con él, o siquiera responderle. Tampoco habría tenido, en ese caso, que pretender que le podía atención siquiera asintiendo (todo lo que se evitaba Bale)... sin embargo, la realidad era que Toni era extremadamente diferente a Gareth. Muy, muy diferente. Y, pensándolo, podía ser que cada uno de ellos, fuera incluso diferente a Sergio, quien era el más próximo con una condición familiar parecida a la del alemán.

Toni llegó a su casa a pie: había sido un día agotador..., es decir, a su casa partiendo de la caseta de seguridad de su condominio, a su casa, que estaba centrada entre todas esas preciosas casas llenas de patios bonitos, albercas, y pintura que parecía fresca, un encanto de zona para familias como la suya: ideales.

Soltó un suspiro. Bueno, por más ideal que pareciera, sus padres iban a hablar con él sin importar lo buenos que fueran.

El día había comenzado con normalidad, exceptuando que Luka lucía muy pálido.

—Tráiganle una coca. — jugó Gareth, Cristiano mirándolo de arriba abajo, con la palabra "naco" entre los labios, palabra que nunca llegó por la interrupción frágil de Luka.

—No, no, estoy bien... solo un poco cansado. — aseguró. Puso la cabeza en seco sobre el escritorio, su cabello rubio cayéndole a los lados. Bale levantó la vista, en busca de algo de ayuda por parte de Toni, a su vez, desviando un poco su atención a la puerta, por la que estaba pasando Sergio, que cambió su expresión de paz, a preocupación, en un segundo.

—Hola... ¿todo bien? — murmuró, sentándose al lado de su novio apenas pudo; Sergio llevaba, como toda esa semana, una sudadera demasiado grande. Tenía 15 semanas, si no la usaba, todos iban a enterarse de que estaba encinta, y a nadie del grupo se le hacía buena idea.

—Luka se siente mal. — respondió Cris, Luka levantando en automático la cabeza.

—No es cierto. — dijo, enfocando su mirada al español, al que le sonrió con debilidad. —Buenos días, mi vida. —

—Buenos días, corazón. — saludó en voz bajita Sergio, acariciándole el cabello con suavidad; en esas semanas, Luka había estado en su departamento de forma intermitente. Había estado más veces de las que no, a decir verdad... pero un día antes, Luka había estado en su casa, prometiéndole a Sergio que estaría todo el fin de semana con él. Al parecer, había tantas cosas que podían cambiar en menos de 24 horas, que Sergio comenzó a sentirse demasiado alerta por la palidez de su novio. —¿Cómo te sientes?

—Bien, les decía que puede que necesite un... un segundo de sueño, y yo...— volvió a recostarse sobre la mesa. Sergio, invariablemente, levantó la vista buscando ayuda de Toni, tan quieto como Gareth, y Cris, todos atentos...

—Yo creo que mejor lo llevamos al doctor. —

—¿Y si tiene una infección? — inquirió Cris, alejándose un poquito. Bale torció los labios, apretándolos, mientras entrecerraba los ojos.

—¿Y si nos ayudas a levantarlo? — respondió, poniéndose de pie, Cris, todavía sentado, mirando cómo todos lo imitaban.

—Yo no...

Maybe I'm the problemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora