Respiré hondo una vez. Dos veces. Tres veces. Pero a pesar de ello las lágrimas seguían cayendo por mi rostro.
Entendía mi lugar en el mundo, entendía que no era más que una simple plebeya sin nada que ofrecer, sin embargo, cada palabra dicha por el rey Eadred dentro del comedor hacía unos minutos seguían doliendo en mi interior.
Sabía que el príncipe Luckyan debía casarse y también que debía hacerlo con una dama noble del reino o incluso de otro, pero a pesar de ello, mi corazón se había fracturado de forma dolorosa en pequeños pedazos de colores.
Me limpié las lágrimas con el dorso de la mano y tomé aire despacio, y toqué la puerta suavemente, un ligero "pase" se escuchó detrás de ella. Abrí lentamente y quedé frente a una habitación bastante sencilla de pisos de madera y muebles oscuros, una cama con dosel y sábanas en tono azul pastel.
Caminé un par de pasos dentro de aquella habitación hasta llegar a un par de puertas de cristal que daban a un pequeño jardín de rosas rojas que perfumaban todo a su paso.
La princesa Lauren estaba sentada en un sofá oscuro, sostenía un libro, pero no parecía leerlo realmente en cambio miraba las rosas que se mecían con la suave brisa nocturna.
Avancé otro par de pasos manos, los ojos grises me miraron en ese momento y me di cuenta de lo mucho que ella y el príncipe Lukyan se parecían.
—Gracias, puedes dejar la bandeja sobre la mesa — dijo con voz suave, asentí levemente e hice lo que me pidió.
Dejé la bandeja con las tazas de té y las tartas que había llevado sobre la pequeña mesa de madera que estaba a un costado de donde ella se encontraba, la princesa Lauren se puso de pie y alisó con cuidado los pliegues de su vestido rosa pastel.
Se acercó a pasos lentos y fue en ese momento que pude observarla mejor, era una mujer de poco más de treinta años, tenía los mismos ojos grises que el príncipe Luckyan los cuales parecían ver más allá de todo, pero su mirada lucía cansada y triste.
Su cabello oscuro caía por su espalda en suaves ondas; su rostro era hermoso, de pómulos altos, nariz recta, labios delgados y rojos, aunque su rostro también dejaba ver los estragos que el encierro en Minsk habían hecho en ella.
Era alta y de postura elegante y se movía con movimientos sutiles y gráciles, sus manos eran dedicadas y mantenía una ligera sonrisa en sus labios.
—¿Tú eres Josephine? — preguntó cuando estuvo frente a mí, sus ojos escanearon mi rostro y su sonrisa fue un poco más amplia.
—Sí, así es, princesa Lauren — respondí en un susurro y una ligera inclinación.
—Eres mucho más bonita de lo que Luckyan me había dicho —sonrió —. Me alegro mucho de poder conocerte por fin, Josephine — dijo y una sonrisa mucho más grande y bonita apareció en su rostro.
La observé, no parecía estar bromeado o diciendo alguna mentira, pero ¿el príncipe Luckyan le había hablando de mí? ¿Él había dicho que yo era bonita?
Una suave risa escapó de los labios de la princesa Lauren, tomó la taza de té y sus ojos grises se clavaron en los míos.
—Lamento hacerte sentir incómoda, no era mi intención. Te ofrezco una disculpa — dijo suavemente, me encogí de hombros.
—No, no se disculpe, princesa. Es solo que... no esperaba escuchar algo así de su parte — contesté rápidamente y sonreí.
—Bueno, supongo que Luckyan no había dicho nada de eso, ¿verdad?
ESTÁS LEYENDO
LA REPOSTERA & EL REY [LIBRO #1] [TERMINADO ✔️] EDITANDO.
Historical FictionJosephine Astley había vivido una vida tranquila hasta que la guerra contra la nación enemiga Minsk estalló y los arrastró a su familia y a ella a una vida de pobreza, hambre, locura y muerte. Son los estragos y las cicatrices de la guerra lo lleva...