CAPÍTULO 16.

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—Vamos, señorita Astley, baje — dijo el príncipe Luckyan mientras me ofrecía una de sus manos, la tomé con cuidado y él me ayudó a bajar.

—Gracias  — susurré, el príncipe me observó un momento, en sus labios todavía bailaba una ligera sonrisa y sus ojos grises se habían suavizado.

Observé el refugio, era una construcción grande y amplia sin muchos adornos o lujos, estaba hecho de piedra lisa y  techos de tejas oscuras.

El consejero Clifford se acercó de nuevo en ese momento, habló algunas palabras rápidas con el príncipe que no fui capaz de entender y luego entró primero al refugio donde un par de personas ya lo esperaban afuera.

Como era costumbre —o al menos eso es lo que parecía— no habían muchos guardias acompañando al príncipe Luckyan. ¿Acaso no les importaba lo que pudiera llegar a ocurrir con el futuro rey de Loramendi?  ¿A él le importaba?

—Señorita Astley, entraré ahí y daré unas palabras para los refugiados. Y  también hablaré con las personas encargadas de este lugar para entender mejor la situación en la que se encuentran los habitantes de Parvoo y Ribe — anunció el príncipe Luckyan,  sus ojos grises están clavados en mi rostro yo asentí lentamente—. Quédese cerca de alguno de los guardias, buscaremos a sus padres una vez que haya terminado con mis obligaciones y hablaremos con ellos.

Una de sus manos se dirigió a mi rostro, el suave toque del cuero contra mi mejilla me hizo sentir mejor.

Se mordió el labio y después alejó su mano mientras dejaba escapar el aire lentamente y mi piel lamentó su ausencia.

No sabía qué decir.

No sabía cómo actuar ante él o cómo sentirme respecto a todo lo que había sucedido entre nosotros últimamente, solo sabía que una parte de mí estaba comenzando a romperse en miles de pedazos cada vez que sus ojos grises se posaban en mi rostro y parecían, de alguna manera parecían preocuparse por mí y ver algo mucho mejor de lo que yo era.

Tragué.

No, por supuesto que no, el príncipe Luckyan tenía mejores cosas en que pensar que en una simple plebeya sin nada que ofrecer cómo yo.

Sin embargo, todo en él estaba comenzando a resultarme cálido, acogedor y demasiado familiar que me asustaba y mucho.

—Está todo listo, príncipe Luckyan — anunció el consejero Clifford en ese momento cuando volvió con nosotros, el príncipe alejó su mirada de mí y pude respirar con normalidad una vez más.

—Bien, vamos entonces — contestó el príncipe con voz decidida, me dio una última mirada y luego habló al guardia más cercano—. Asegúrate que la señorita Astley esté a salvo y segura hasta que yo vuelva con ella, de lo contrario responderás con tu vida, ¿entendiste? — fue una orden que heló mi cuerpo por completo en el momento que la dijo, una orden que no dejaba lugar a réplicas o reclamos.

Lo observé, sus facciones parecían una vez más cinceladas en hielo y eran frías, me moví nerviosa.

—Cómo ordené, príncipe Luckyan — respondió el guardia detrás de mí, en su voz un rastro de miedo fue casi palpable.

Respiré hondo.

¿Por qué el príncipe Luckyan actuaba de aquella manera y por qué lo hacia por mí?

—Señorita Astley, quédese con el guardia en todo momento, volveré a buscarla pronto — dijo el príncipe Luckyan mientras su tono amable y tranquilo volvía a su voz.

LA REPOSTERA & EL REY [LIBRO #1] [TERMINADO ✔️] EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora