CAPÍTULO 23.

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<JOSEPHINE ASTLEY>

Sus labios tenían el sabor afrutado  del vino y exploraron los míos con suavidad y al mismo tiempo de forma casi desesperada cómo si de ello dependiera su vida y quizá solo por un efímero momento así era y yo misma deseé que fuera así.

Sus labios eran dulces.

Sus labios eran pacientes.

Sus labios eran todo lo que había esperado en esta  vida y en otra más. 

Quizá era un error.

Quizá estaba mal.

Probablemente terminaríamos dañándonos el uno al otro y mucho.

Y lo que sabía con certeza es que  llegaríamos a  rompernos el corazón y sería muy doloroso.

Pero nada de eso importaba, al menos no ahora y por los siguientes minutos que pasaran.

Sus labios se alejaron de los míos un poco inseguros y el gris tormenta de sus ojos me atrapó como la primera vez que lo vi en la sala del trono, era quizá, el color que más me gustaba ahora.

Acarició mi mejilla de nuevo con sus nudillos y delineó el contorno de mis labios con la punta de sus dedos casi con reverencia,  lo vi cerrar los ojos por un instante antes de volver a abrirlos y suspirar lentamente.

Nos observamos en silencio durante algunos segundos antes de que las lágrimas y el nudo en mi garganta volvieron una vez más, porque al final, alguno de los dos debía  ser realista.

Él era Luckyan Loramendi, príncipe y futuro rey del reino, ¿y yo? Solo una tonta  plebeya sin nada que ofrecer.

Nada de lo que estaba ocurriendo estaba bien y los dos lo sabíamos, simplemente estábamos tratando de  creer que esta locura podría llegar a ser verdad y estar bien.

¿Qué podía decirle?

¿Qué debía decirle?

Él merecía una respuesta y estaba esperando.

Él merecía el mundo entero si así lo quería, pero yo no podía dárselo y eso era lo que más lamentaba en mi vida.

<LUCKYAN LORAMENDI>

Pocas cosas me causaban miedo en la vida, una de ellas había sido no volver a ver a mi hermana Lauren después de que fue vendida al reino enemigo.

Otra de ellas eran los golpes constantes que recibía de mi padre cuando era un niño y ver que nadie hacia nada por ayudarme nisiquiera mi propia madre y que a pesar de haber crecido y convertirme en un adulto nada había cambiado y los golpes seguían siendo constantes.

Y la última era la guerra que desde el inicio estábamos perdiendo y que con el paso de los días empeoraba más y más y lo único que nos había dejado era un reino al borde de la crisis económica y un pueblo herido y que había sufrido demasiado ante un rey indiferente.

Pero en ese preciso instante el miedo más grande que estaba comenzando a sentir y clavarse con fuerza en mi piel, era que la señorita Astley no dijera nada, que me mirara de aquella manera que solo podía ser de duda y un  terror casi palpable que me angustiaba.

Porque no podía obligarla a corresponder mis sentimientos y tampoco podía esperar que con el tiempo ella desarrollara algo por mí porque ella no merecía ser tratada de esa forma.

LA REPOSTERA & EL REY [LIBRO #1] [TERMINADO ✔️] EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora