CAPÍTULO 34.

624 73 15
                                    

La brisa un poco fría de esa mañana me hizo añorar mi hogar o al menos los altos muros del palacio real de Loramendi.

Había dormido en una modesta habitación para sirvientes, me había vestido una vez más con ropa prestada y ahora observaba el amanecer en tierras enemigas.

Respiré hondo y el aire limpio me inundó y me hizo sentir más cálida. Porque después de todo lo que había tenido que pasar estaba ahí y en un par de horas más podría ver a Theresa.

—Supongo que no sabes montar a caballo, ¿verdad? — preguntó Lorie en ese momento sacándome de mis pensamientos, sus ojos azules se enfocaron en mi y sonreí.

—No, lo lamento — respondí, él se encogió de hombros.

—No importa, iremos en carruaje hasta Delft que es el pueblo donde se encuentra tu hermana y luego caminaremos un poco para llegar.

Asentí entusiasmada.

—Consejero Ress...

—Oh, no, no. El consejero Ress es mi padre, llámame solo Lorie, por favor.

—Sí, Lorie. ¿Tú sabes si mi hermana se encuentra bien? — pregunté, necesitaba saber todo lo que pudiera antes de llegar ahí.

—Bueno, Delft es una ciudad tranquila y ella se encuentra un poco más cerca del campo, un lugar bastante pacífico y hogareño —sonrió—. Vamos, Josephine — dijo cuando el carruaje se detuvo frente a nosotros.

Subí y ambos nos acomodamos dentro, una silencio suave se deslizó entre nosotros.

—¿Lorie? — pregunté, él se volvió para verme, alzó una ceja—. Mi padre, bueno, él me dijo que mi hermana había sido vendida para ser... una... una —, pero no pude terminar, él entrecerró los ojos y una clara mueca de disgusto apareció en su rostro.

—No, el rey William no ha tomado otra esposa o concubina después de la reina Lauren — sonrió orgulloso y la mueca desapareció.

—¿Tú la conociste?

—Al principio no, yo vivía con mi madre en Assen lejos del palacio. Vine aquí cuando ella murió y me quedé con mi padre para volverme aprendiz de consejero, yo era un niño, tenía tal vez unos siete años.

—¿Qué recuerdas de esos años?

—Tal vez no sea el más indicado para decirte eso — dijo, guardó silencio y miró por la ventana, pasaron algunos minutos antes de que me atreviera a decir algo.

—En Loramendi... — comencé, sus ojos azules y su rostro se volvieron hacia mí—. En Loramendi se nos ha dicho que todos dentro de Minsk son unos monstruos y que el rey William toma mujeres para engendrar bastardos para la guerra y...

Una suave risa escapó de sus labios, parecía divertido con lo que acaba de decir.

—Bueno de su reino tampoco se escuchan las mejores cosas, Josephine. Sin embargo, todavía no te ha pasado nada malo aquí, ¿o sí? — preguntó con una sonrisa, asentí, porque era verdad.

—No sé lo que es vivir en Loramendi, pero sí lo que es vivir en Minsk, y puedo asegurarte que nuestro rey es justo, al menos lo suficiente para que todos vivamos una buena vida.

—¿Y la guerra?

—Tu rey no ha querido ceder ni un momento —suspiró—. Incluso su hijo, el príncipe Luckyan, es enviado al campo de batalla cada cierto tiempo, quizá quiera sacárselo de encima...

LA REPOSTERA & EL REY [LIBRO #1] [TERMINADO ✔️] EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora