CAPÍTULO 7.

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Su mano se sintió tibia cuando se posó suavemente sobre mi barbilla y su toque fue mucho más gentil de lo que creí que sería.

Inspeccionó mi rostro con intensidad durante algunos segundos y luego lo giró con mucho cuidado a la izquierda y a la derecha, por un momento deseé que su toque no terminara.

—¿Quién le hizo ese golpe? — preguntó, su rostro era duro, tenso la mandíbula y su ceño se frunció profundamente haciéndolo lucir intimidante.

Me quedé callada porque sabía que si abría la boca comenzaría a llorar de nuevo y no quería hacerlo mientras el príncipe Luckyan me miraba de aquella manera con una mezcla de altivez y al mismo tiempo... ¿preocupación?

Desvié la mirada rápidamente a dónde se encontraba el soldado Taylor, el príncipe siguió mi mirada, pero unos segundos después sus ojos grises estaban de nuevo sobre mi rostro.

Sentí el rubor subir por mi cuello y mis mejillas cuando la mano que sostenía mi barbilla se posó ligeramente sobre mi hombro izquierdo y luego cayó suavemente a su costado de nuevo.

Una tenue sonrisa apareció en el rostro del príncipe Luckyan e iluminó sus facciones de una forma casi maliciosa, pero tan pronto llegó desapareció.

—Consejero Clifford llamé al sargento Odell, necesito hablar con él ahora — ordenó el príncipe.

—Discúlpeme, príncipe Luckyan, pero el sargento Odell se encuentra cenando con sus padres en este momento — fue la respuesta del consejero.

Una elegante ceja oscura se elevó por encima de la otra antes de que el príncipe Luckyan se diera la vuelta para observar al consejero Clifford, quien se encogió de hombros.

—Llámalo ahora — y su tono fue suave, pero fue ese tono el que hizo que el consejero Clifford parecía genuinamente nervioso, hizo rápidamente una reverencia y salió con prisa del salón del trono.

La mirada volvió una vez más a mí, pasó de mi rostro golpeado y después a mi vestido rasgado y sucio. Suspiro y otra ligera sonrisa regresó a su rostro, pero parecía bastante genuina y un tanto avergonzada.

Lo ví quitarse la capa oscura con movimientos elegantes y cuidadosos, después de unos segundos dejó la capa sobre mis hombros con mucha delicadeza.

Retrocedió un par de pasos y yo me quedé ahí, de pie con la capa oscura que olía a madera y menta del príncipe Luckyan, y nunca me había sentido tan agradecida por un gesto como ese como hasta ese momento.

—Gra... Gracias, príncipe Luckyan — susurré e hice una torpe reverencia hacia él, el príncipe asintió satisfecho.
Caminó de nuevo con las manos detrás de su espalda hasta llegar una vez más al trono dónde volvió a tomar asiento y observó toda la sala.

No habían muchas personas en aquella habitación aparte de los sirvientes, algunos guardias con uniformes negro y rojo y un par más de personas que al parecer esperaban hablar con él o con el rey, y por supuesto, también estaban ahí el soldado Taylor, el guardia del bigote y el rubio y yo.

Después de varios minutos las pisadas fuertes y decididas me hicieron volverme hacia la puerta de entrada.

El sargento Odell entró con una sonrisa cínica en el rostro y la cabeza en alto.
Caminó hasta el centro del salón hasta quedar frente al príncipe Luckyan, no había mirado a nadie más aparte del joven sentado en el trono de oro, así que cuando se diera cuenta de nuestra presencia quizá se llevará una gran sorpresa.

—Normalmente mis súbditos suelen hacer una reverencia al verme, sargento Thomas Odell — dijo el príncipe, la sala pareció enfriarse un par de grados después de que su voz profunda y clara llenará cada espacio de aquella habitación.

LA REPOSTERA & EL REY [LIBRO #1] [TERMINADO ✔️] EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora