CAPÍTULO 33.

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—Bien, Lawrence, tú y tus hermanos pueden retirarse primero. Más tarde cuando termine de hablar con la señorita Astley, iré a verlos — dijo el rey William a su hijo, él asintió despacio no sin antes darme otra mirada de curiosidad, otra punzada de dolor se clavó en mi corazón cuando los ojos grises se posaron en mí y luego se alejaron.

Mi garganta se sintió seca y mis manos temblaron debajo de aquella capa prestada.

No sabía que pensar de todo eso, era demasiado para procesarlo en un par de minutos.

Los tres caminaron rápidamente por la habitación, hice una reverencia cuando pasaron junto a mí y entre risas y murmullos agradables salieron y cerraron la puerta tras de sí.

¿Qué diablos estaba pasando? ¿Por qué parecía que ahora nuestra vida en Loramendi era una puta mentira?

Me lleve una mano temblorosa a la sien y le di un suave masaje, toda aquella información, cada cosa que descubría estaba comenzando a hacer mella en mí y en mi espíritu.

Una risa ronca me sacó de mis pensamientos, observé al rey, una sonrisa acentuaba sus facciones duras y parecía a punto de lanzar una carcajada más.

—¿Qué sucede, señorita Astley? ¿A caso vio un fantasma? — preguntó con un poco de burla en la voz.

Me mordí el labio, no solo había visto un fantasma, sino tres de ellos...

—¿Qué fue lo que los delató? ¿Sus nombres? ¿El que Lawrence sea una réplica exacta de Lauren y el príncipe Luckyan?

Tragué de forma notoria. Mis manos, mi corazón y mi propia alma temblaron ante aquellas palabras.

—Nos dijeron... Ellos nos dijeron que... — Me llevé una mano a la garganta, no podía seguir hablando sin llorar.

—¿Qué? ¿Qué fue lo que el monstruo de Eadred les dijo? — preguntó ahora más serio que antes, sus ojos oscuros se clavaron en mi rostro cómo pequeños dagas afiladas.

Me encogí de hombros, todo aquello parecía irreal, una horrible pesadilla, sin embargo, los hijos de la princesa Lauren y el rey William eran tan reales como el aire que estaba respirando, como yo misma.

—Dijeron... Dijeron que los hijos de de la princesa Lauren habían sido asesinados... por usted, majestad — respondí, una mueca de crudo enojo cruzó el rostro del rey, y me quedé paralizada en mi lugar.

—¿Creen que sería capaz de destruir a mi propia familia? — preguntó, cerró los ojos un segundo mientras su ceño fruncido se suavizada un poco, luego respiró hondo.

Guardé silencio.

—Ha vivido una larga vida de pesadillas, señorita Astley. No le diré que soy mejor persona que su rey en Loramendi o que no soy un monstruo como todos dicen , porque la guerra lo demuestra, pero quiero que recuerde que quizá los monstruos no somos lo peor de este mundo.

Se puso de pie y acercó a pasos firmes hacia donde me encontraba, todo mi cuerpo se tenso y gritó para que huyera, pero todavía no era el momento.

Sacó una de las sillas frente al escritorio y me lo ofreció, asentí y tomé asiento, el rey William volvió a su lugar y me observó.

—Ya que hablamos de monstruos y pesadillas, dígame ¿Cómo conoció a un hombre que fue el peor de todos y que lleva más de veinte años muerto? ¿Cómo conoció a Mikhail Lev? — preguntó y una elegante ceja se elevó por encima de la otra, me estremecí.

LA REPOSTERA & EL REY [LIBRO #1] [TERMINADO ✔️] EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora