El latido de una melodía - Luznhoa

1. Luz

Una cámara graba sus pasos en primer plano cuando llegan. No se molesta en ocultar la ilusión que le hace todo, dejando ver una sonrisa enorme que acabará en una pantalla grande. Su novia le pasa un brazo por los hombros, tras dejar un beso en su mejilla

Hay cámaras por todos lados, suponen que para elegir posteriormente la mejor toma posible. De izquierda a derecha, se les cruza una estilista que lleva un perchero con toda su ropa para el día de grabación. Ninguna le da la menor importancia.

Al menos, ella sí lleva su vestido y su chaqueta de cuero, para empezar cuanto antes.

—¡Queridas! —Se detienen el breve instante que tarda Fina en llegar hasta ellas, con un bolígrafo en la mano que utiliza para señalarlas una a una—. Luz, empiezas ya. Ainhoa, Menchu, a vestuario, no tenemos tiempo que perder. —Al ver que se quedan paradas, pone los ojos en blanco y da palmadas con cada palabra—: ¡Vamos, vamos, vamoooos!

Segundos después, está sentada en una butaca, mientras el hombre de la cámara consulta algo con la directora del documental. Esta esboza un pulgar arriba a la chica, que estira la espalda con nerviosismo y espera mientras el cámara enfoca y le da indicaciones sobre cómo colocarse.

La mujer, pelirroja y de pelo liso, se sienta frente a ella, de forma que la cámara no puede verla, pero sí grabe bien el sonido. Tiene en sus manos una carpeta con hojas sueltas.

—Bien, empecemos, que no tenemos todo el día para esto. —A continuación, adopta voz de narradora—. Luz Romaña es una de las integrantes de "Triple melodía", la girlband más importante de España y de Latinoamérica. Estos últimos años habéis crecido muchísimo, puede que ayudadas por el escándalo con vuestro antiguo management y discográfica. Pero ¿cómo comenzó toda esta historia?

Luz sonríe y menea la cabeza, antes de abrir la boca para comenzar a explicarle el día que más nervios ha tenido en toda su vida.

∞∞∞

—Esto es muy sencillo, querida. Es entrar, bailar un poco para entrar en calor, esperar tu turno y cantar lo mejor que tengas en tu repertorio. Con suerte, estará hecho.

—¿Suerte? Mi hija no necesita de eso. —Su madre la sujeta con fuerza de los hombros—. Puede que naciera con el don, pero lleva mucho trabajo detrás. Le aseguro que no va a ser suerte que consiga ese contrato discográfico.

Luz se lleva las manos a los pantalones y las restriega sobre estos, tratando de eliminar, sin mucho éxito, el sudor. Esboza una pequeña sonrisa a su agente temporal y a su madre mientras trata de evitar que toda la calle escuche el sonido de su corazón acelerado. Si ya estaba ansiosa, el constante sonido en sus oídos la está matando.

Lleva toda la vida preparándose para una prueba así. Hija de un antiguo productor musical y una actriz que ahora solo hace publicidad, el arte está en su sangre y, según dicen muchos con orgullo, aprendió antes a cantar que a hablar. Se puede decir que sí, que no va a ser suerte si lo consigue. Ha luchado mucho como para considerarlo obra del destino.

—¿Cómo va el tema del baile? —El hombre la escrudiña con ojos entrecerrados.

—Aprenderá. —Silvia cierra la boca a su hija antes de que diga algo—. Esta niña es como una esponja, y con trabajo duro tiene material para ser una estrella.

—No lo dudo, no lo dudo.

Luz se calla el «no tengo ni puta idea de baile y tengo dos pies izquierdos, pero vale, mamá».

Se acomoda el flequillo con los dedos temblando, mientras comienza a seguir a su madre hacia ese edificio que se ve de lejos por la alfombra rosa, los grandes arbustos con lirios decorando y el segurata que vigila, tieso como un poste. La mujer lo saluda con un gesto en la cabeza y tira de su brazo para que entren, sin mirar por segunda vez a quien vigila la entrada de esa fiesta tan exclusiva.