20. Ainhoa

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Hay un par de canciones en este capítulo, pero la relevante es Cuentos, de Ana Guerra. Ojalá estuviera en spotify, pero la versión directo está aquí

La pelirroja toma asiento tras el breve descanso. Luz la sigue, con el ceño fruncido.

—¿Qué haces? —pregunta, divertida por su cercanía—. No me vengas a robar el plano que es mi turno —bromea, señalándola con la mano.

—Es que tienes los labios manchados.

—Se llama pintalabios, cariño.

—Que no... —La morena saca un pañuelo y, sin darse cuenta de que la cámara ya está grabando, procede a limpiarle las comisuras de la boca.

—Qué mona... —Aprovecha cuando le quita el papel de la boca para robarle un beso rápido—. Venga, ahora ya podemos empezar.

Luz se aleja, meneando la cabeza.

—Nos hemos quedado en el momento más emocionante de vuestra historia, con vuestro primer beso.

—Ah, sí, diciembre de 2016, una época gloriosa. —Chasquea la lengua, esbozando una sonrisa—. Para seguir por donde lo dejó mi chica, tratamos de mantener... lo que fuera que tuviéramos en secreto, sobre todo aprovechando que ya habíamos acabado la etapa de reuniones en la discográfica.

Aprovechando las vacaciones, Luz y Ainhoa viajan juntas a Barcelona. Para su desgracia, no pueden verse todos los días, pero aprovechan cada hueco entre familiares y amigos para pasear a solas, incluso aunque tengan que encontrarse con fans por el camino y no puedan estar tranquilas.

Llega Nochevieja y, tras tomarse las uvas con sus respectivas familias, Luz la espera en el coche para salir de fiesta a una de las discotecas de moda de la ciudad condal. Sus grupos de amigos se llevan tan bien después del verano en Ibiza que están haciendo todo lo posible por coincidir en la ciudad que comparten, incluso sin las cantantes presentes.

Tras aparcar la del flequillo y poner punto muerto, no tarda más de dos segundos en abalanzarse sobre una pelirroja a la que le pilla de sorpresa, pero que no duda en devolverle el beso con el mismo ímpetu que muestra su amiga.

Sus labios se mueven con cuidado sobre los contrarios, sujetándose las cabezas ambas para evitar una separación que, a estas alturas, consideran innecesaria. Luz está a punto de mandar a la mierda la discoteca cuando la pelirroja se sube sobre sus muslos, para atacar con más facilidad su cuello. Le interesa más lo que tiene entre manos en ese momento que lo de salir a ver al resto de sus amigos.

Aún le fascina lo rápido que ha aprendido Ainhoa. De avergonzarse a la hora de pedirle un beso a besar, morder y lamer su cuello como toda una profesional en apenas dos semanas... es un gran avance.

Está tan cómoda siendo besada y correspondiendo al fin aquello que tanto tiempo ha buscado, que refunfuña cuando la mayor se separa.

—Deberíamos entrar en la discoteca ya —musita, hundiendo el dedo índice en la mejilla de la castaña.

—No quiero —se queja, tratando de alcanzar sus labios. Ainhoa se aleja, haciendo que el volante emita un sonido que las asusta—. Ahí dentro no voy a poder besarte como me gustaría.

—¿Cómo te gustaría? —Se acerca a su rostro con las pestañas en movimiento.

Traga con dificultad. La está provocando, lo sabe y le encanta. ¿Dónde quedó su Ainhoa inocente? Bueno, supone que después de escribir «Me sobra el cuerpo» no quedaba mucho de eso. Sí, ya le ha enseñado sus canciones prohibidas, pero se muere por vivir un poco de la inspiración.

—Todo el tiempo —susurra, alargando el brazo lo bastante para abarcar toda la mejilla pálida con su mano—. Me temo que el problema ha sido besarte por primera vez, porque ahora no tengo intención de dejar de hacerlo.

El latido de una melodía - LuznhoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora