42. Menchu

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Este capítulo es de mucho componer, yo cotillearía todas las canciones, aquí os dejo Me marcho <3

Al mismo tiempo que Luz puso rumbo a Los Ángeles, Menchu cogió un avión hacia Francia. El plan era pasar unos cuantos días allí, haciendo senderismo, descubriendo los rincones menos turísticos del país galo, para luego dirigirse hacia Alemania.

Lleva toda la vida agobiada. Cuando cumplió dieciocho años, se fue de casa para perseguir su sueño de ser cantante, pero acabó cantando dos veces a la semana en un hotel cutre mientras el resto de los días trabajaba de dependienta.

Luego llegó Triple melodía y el comienzo de una de las etapas más bonitas de su vida. No solo por la música, porque la gente valorara al fin lo que valía, sino que había conocido a dos chicas que, aunque fueran algo más pequeñas, eran de lo mejor que le había pasado en la vida.

Triple melodía había tenido sus cosas malas también. Se había sentido personaje secundario, no por sus amigas, sino por la discográfica. Tampoco era la más importante para la mayoría de su fandom, aunque sí que la valoraban más que Arturo y otros ejecutivos.

Y luego había llegado la peor etapa de sus vidas. Las mentiras entre ellas, los intentos por salvarse entre sí que habían debilitado su conexión, y la ruptura extraña de sus amigas... Todo era demasiado.

En fin, que estaba cansada de todo y no podía quedarse en Madrid, aunque solo fuera a estar Ainhoa.

Allí, rodeada de naturaleza y pasando cada día por una ciudad o pueblo diferente, se sentía mucho mejor. Miguel Ángel la acompañaba, pero ese viaje era suyo, para autodescubrirse y sentirse mejor consigo misma. Joder, ya era hora.

Tras Alemania, estuvieron algunos días en Dinamarca, y después cogieron un tren hasta Austria, desde donde seguirían varias semanas. Después no tenían mucho más plan que seguir hacia delante, hasta agotarse y querer volver a España.

Para su casi pareja, esto sería mucho antes de lo que a ella le gustaría. El día en cuestión, la pilló con la guardia baja.

—¿Pasa algo? —Entra a la habitación que se han cogido para la noche, ya con el pijama puesto.

—Me ha llamado Gustavo. Hay problemas con el disco de Tangana. Tenemos que volver.

—¿Tenemos? —Alza una ceja, con claro tono molesto.

—Bueno, yo tengo que hacerlo. —Se encoge de hombros, sin demostrar mucha empatía—. El disco tiene que salir la semana que viene. Si hay problemas..., tengo que estar.

—No me jodas, un mes llevamos de mochileros...

—Pues tendrás que seguir sin mí. —Besa su mejilla—. Estoy seguro de que te irá bien.

Menchu entreabre la boca, pero el mosqueo se le clava en la garganta.

—No sé si estoy cómoda viajando sola —confiesa como último cartucho—. Esto era un viaje de los dos.

—Menchu, el disco es importante. Si fuera el tuyo, también lo dejaría todo para encargarme. Puedes viajar una semana sola y yo cogeré un avión al sitio más cercano en el que estés en cuanto El Madrileño esté organizado y puesto a la venta.

—No te molestes —masculla—. Tampoco somos algo tan serio, puedes quedarte en Madrid después.

—¿Seguro?

Bueno, a alguien no le enseñaron lo que significa el sarcasmo. Sobre todo si va acompañado de lágrimas.

En cuanto su casi-pareja coge el avión con destino a España, llama a Luz. Sabe, por la hora que es, que ya estará despierta, pero aun no trabajando, así que es lo que mejor le viene. Llamar a Ainhoa sin saber su horario de grabaciones solo podría suponer interrumpir.

El latido de una melodía - LuznhoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora