41. Ainhoa

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La canción del capítulo es Malibú, de Nerea Rodríguez <3

Llega septiembre, con el calor empezando a evaporarse y la gente volviendo a la capital. Con todo el mundo volviendo a la normalidad, se le hace raro empezar un proyecto nuevo. Por eso, cuando Luz aparca frente al hotel donde se está celebrando el casting cerrado (es decir, que ya tienen un tipo de actriz pensada y solo las llaman a ellas), Ainhoa está tan blanca que podría parecer un fantasma.

Irónicamente, ese es el papel para el que va a audicionar, así que no va por mal camino.

—Tienes el papel casi asegurado —le dice su novia, aún con las manos en el volante, lo que no mejora sus nervios—, así que ve ahí y pásatelo bien, que eres muy buena en lo tuyo.

—¿Y si no lo soy? ¿Y si no sirvo?

—Has pasado toda tu vida estudiando interpretación, incluidos cinco años de grupo, Ainhoa Arminza, no me vengas con tonterías.

—Madre mía. —Se abanica las mejillas, que están enrojecidas.

Tira de ella con el ceño fruncido. No piensa dejar que sus pensamientos le impidan actuar. Ya ha cumplido el sueño de cantar, componer y producir, solo le queda la actuación.

Y ella estará allí para Ainhoa cuando llegue el estreno.

Han aprovechado los días de diferencia entre que se enteraron y el día del casting para ensayar más o menos mil veces la escena en la que tendrá que participar. También han pasado por la peluquería para que se corte el pelo y se ponga bien las mechas anaranjadas. Está preparada para todo.

Menchu las espera en la escalinata que lleva al hotel, llevando varios banderines de la bandera de las lesbianas y una gorra rosa.

—¿Qué hace? —musita la pelirroja—. La madre que la parió, ¿por qué parece que va con el equipo de fútbol de las lesbianas?

—Estoy aquí para apoyar, lgbtiqpro, ya sabéis. —Asiente, como si así su idea estuviera mejor pensada.

—Si quieres apoyarme, dame un martillo para que pueda golpearme con él.

—Nada de negatividad. —Su amiga le sujeta los hombros—. Vas a ser la mejor con diferencia, ya lo verás. Y si no, ya te tienen el ojo puesto, seguro que te llamarán para algo.

Suspira y asiente, dejándose abrazar por los nerviosos brazos de su amiga. Luz es quien las interrumpe para que entren. En el vestíbulo descubren a un par de mujeres que van vestidas de azafatas y que las miran con una sonrisa inquietante.

—Buenos días, ¿vienen a hospedarse o al casting?

—Lo... segundo —contesta Ainhoa, tras echarles una mirada a sus mayores apoyos—. Tengo una invitación, me la dio...

—Si tienes invitación no hay más que hablar. Pasa por aquí, están en la planta -1, pero es mejor bajar por las escaleras, nada más bajar están las chicas que esperan. Llegáis a tiempo... —Se fija en las otras dos—. ¿Y vosotras?

—Venimos de apoyo. —Menchu levanta la bandera lésbica con un gesto alegre.

La mujer pone los ojos en blanco, como si no fuera la primera vez que tuviera que lidiar con gente como ellas.

—El casting es privado, solo pasan las chicas que han sido llamadas. Podéis esperar en el salón del hotel y tomaros un café en el bar, o marcharos y volver más tarde. Pero no podéis bajar.

Ainhoa las mira con ojos de cachorrito, repentinamente mucho más asustada ante la expectativa de no tenerlas al lado cuando le toque actuar.

—Oye —la llama Luz, en tono bajo—, tú puedes con lo que te echen, así que a comértelas a todas con patatas.

El latido de una melodía - LuznhoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora