Capítulo 17: Locura
Inuyasha reconoció su mismo aspecto en Shizen, asustado y sorprendido retrocedió unos pasos. Parpadeó repentinamente esperando eliminar esa visión, pero el joven que aferraba a Kagome seguía allí. Él sólo sabía actuar de una forma ante tales circunstancias, de modo que desenvainó su espada.
- ¡Suéltala maldito! – rugió.
- ¡Inuyasha! – gritó sorprendida Kagome, y se soltó de los brazos de Shizen - ¡Espera!
- ¡Hazte a un lado! – le dijo a Kagome, furioso.
El hanyou avanzó, dispuesto a atacar.
- ¡Abajo! – dijo la chica como último recurso.
Shizen consternado no se había movido de su sitio ni un milímetro, hecho piedra observó toda la escena. Vio cómo Kagome acudía al inmóvil Inuyasha tirado en el suelo. ¿Qué había sido todo eso?
- ¿Quién es ese tipo? – espetó Inuyasha - ¿Y por qué te estaba abrazando?
- Su nombre es Shizen – respondió en susurro Kagome –. Él… bueno, él…
- ¿E-Eres I… Inuyasha? – Shizen no pudo evitar la pregunta, los relatos de Kagome lo habían hecho imaginar a ese hombre mitad demonio, pero verlo era una cosa muy distinta. Tuvo que recurrir a todo su valor para recuperar su aplomo característico.
Por supuesto que el joven humano también notó el tremendo parecido con Inuyasha, sólo el color del cabello y los ojos los distinguían, y claro, las orejas. Mientras Shizen le hacía el recorrido visual, Inuyasha guardó de nuevo su poderosa espada.
- No me importa ese tipo – mintió con desdén Inuyasha –, sólo regresé por ti, ahora que lo sabes… quiero explicarte – dijo mirando los heridos ojos de Kagome.
- Bien, te escucho – repuso la chica – pero no esperes que te perdone tan fácilmente.
- Vayamos a otro lugar – dijo el hanyou, lanzándole una mirada de odio y desconfianza a Shizen.
- No me voy a mover de aquí – respondió tercamente la joven.
Inuyasha observó de nuevo al humano, confirmó que no sería difícil eliminarlo si la ocasión lo requería; tampoco quería demorarse mucho en esa extraña época, era muy peligroso dejar a los otros vulnerables y solos. Ignoró a Shizen y se concentró en Kagome.
- Kagome – la mirada de Inuyasha se dulcificó –, sé que no vine a buscarte… pero cuando llegué y vi sola a Sango peleando… por un momento… sólo pude ganar esa batalla por el odio que recorrió mi cuerpo hacia aquella mujer. Luego Sango me lo contó todo, mientras lo hacía escuchamos una explosión en la aldea, otro demonio estaba allí, Miroku llegó a tiempo para salvar al bebé, a Rin y a la anciana Kaede, pero muchos aldeanos murieron. Luchamos con todas nuestras fuerzas, pero… lograron escapar. Por eso… Miroku, Sango y yo acordamos que ustedes se quedarían aquí hasta que desaparecieran esos seres despreciables.
- Pudieron haberme dicho – repitió Kagome.
- ¡No quiero perderte, tonta! – confesó exasperado.
- Inu… Inuyasha.
- Yo vine por ti – dijo resuelto Inuyasha.
- ¡Un momento! – intervino Shizen.
Inuyasha y Kagome habían olvidado que estaba allí. Ambos se giraron para verlo.
- ¿Por qué tomas decisiones por ella? – le preguntó sosteniéndole la mirada, pese a la revoltura de emociones en su interior.
- ¡Nadie está hablando contigo, inútil! – dijo Inuyasha.
- ¡Muy bien! – dijo furioso Shizen, Kagome nunca lo había visto así – Yo tampoco hablaré contigo. – se giró para encontrar la mirada de Kagome. - ¿Qué quieres hacer?
- No… no lo sé.
Ambos chicos se sorprendieron, pero era la verdad. Kagome quería con todo su corazón seguir a su amado hanyou, reencontrarse con sus amigos y seguir juntos pese a que eso significara enfrentar de nuevo múltiples peligros, pero dejar atrás a Shizen le abriría una herida espantosa, causarle dolor a Shizen sería insoportable para ella, dejar de verlo, dejar de escuchar su voz, sus sonrisas fáciles, su caballerosidad, su elegancia, su coquetería, incluso sus sarcasmos, no… ¿Qué debería hacer? No tenía tiempo para analizar la situación detenidamente, tenía que seguir al primer impulso de su corazón. Tomó aire y exclamó:
- Voy contigo.
- Entonces vámonos – dijo Inuyasha.
- ¿Así nada más, Kagome? – Shizen sentía que le arrebataban la luz.
- De verdad lo siento. – La chica le lanzó una mirada de súplica y compasión a la vez. Él se sumió más en su dolor.
- ¡No le des más explicaciones a ese inútil! – exclamó Inuyasha motivado por los celos.
¿Quién era ese humano? Inuyasha había percibido el sentimiento contenido en la mirada que le mandó su chica a Shizen.
- ¿Siempre dejas que ese “perro” decida por ti? – le preguntó Shizen a Kagome, pero era una clara insinuación de confrontación para Inuyasha.
- ¡Ya basta Shizen! – pidió Kagome, sabía en qué terminaría si la cosa seguía así.
- ¿Qué dijiste? – respondió el hanyou.
- Digo que no respetas a Kagome. – El joven le lanzó una mirada amenazante.
- ¡Suficiente! – gritó Inuyasha, y fue lo último que alcanzó a escuchar Shizen, después cayó al suelo producto de un golpe directo al rostro. Inuyasha fue tan rápido que Kagome no había podido intervenir.
- ¡Eso no era necesario! – le regañó la chica.
- Ya vámonos – fue todo lo que dijo Inuyasha.
- De verdad lo siento – murmuró Kagome al cuerpo inmóvil.
Shizen se despertó con un tremendo dolor en la mandíbula, había sangre en su boca, pero ese dolor quedó mitigado por uno más grande, Kagome se había ido con Inuyasha. Vio su casa más grande y más vacía que nunca, no culpó a Kagome, ella sólo seguía a su corazón, no culpó a Inuyasha, él ya formaba parte de la vida de Kagome, se culpó a él mismo, había dejado que las cosas llegaran demasiado lejos, permitió e incluso se esforzó por hacer que la chica pasara tiempo con él, tuvieron experiencias juntos y crearon recuerdos, mismos que ahora eran mil veces más dolorosos que el golpe, porque ya no se volverían a repetir.
Shizen se levantó mareado, la furia y determinación crecientes le dieron la fuerza necesaria, acababa de tomar una decisión. Siempre había sido cuidadoso, su única locura había sido esa chica mayor que le había arrebatado parte de su fortuna, pero más que una locura había sido una estupidez; por eso, teniendo sólo 19 años, se convenció de que era el mejor momento para hacer grandes locuras, y se presentaba la oportunidad de hacer la más grande de todas. Escupió la sangre al piso, y sonrió incrédulo y complacido de sí mismo.
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*Esta historia no me pertenece. Todos los créditos a su respectivo autor/a.
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Kagome, una difícil desición
FanfictionKagome vivía una feliz vida junto a su amado Inuyasha hasta que un ataque sucede. Huyendo a su época con las pequeñas de Sango para salvarlas, regresa para encontrarse con tristeza y dolor. ¿Era posible que su amado Inuyasha y sus amigos estuvieran...