Capítulo 29: Verdades
Inuyasha miraba frecuentemente a Shizen, y aunque lo hacía disimuladamente el joven humano se percataba. Shizen suponía que quería preguntarle por su encuentro con Kikyo en el otro mundo, y creía también que no lo hacía por Kagome o porque su orgullo le impedía pedirle un favor. Pero no importaba la razón, Shizen seguía pensando que esa extraña experiencia era sólo de él, no quería compartirlo o tal vez es que no era aún el momento.
Shizen había cambiado, le hacía cumplidos más seguido a Kagome y soportaba más tranquilo los insultos y agresiones por parte de Inuyasha. Sonreía aún más y los otros se dieron cuenta.
- Shizen… ¿todavía te duele la cabeza? – preguntó Kagome una mañana.
- No, no en realidad – respondió tranquilamente.
- ¡¿Por qué demonios no nos habías dicho?! – espetó iracundo el hanyou.
- Lo había olvidado – dijo encogiendo los hombros.
- ¡Y nosotros pensando que teníamos que buscarte un remedio! – gritó de nuevo Inuyasha.
- ¿Estabas preocupado Inuyasha? – sonrió Shizen medio sorprendido medio divertido.
- ¡Por supuesto que no! – rebatió sonrojado – Yo… bueno…
- ¿No te duele estando cerca de Inuyasha? – preguntó confundido Miroku.
- Pues no.
- Tal vez no haya sido ese el motivo – dijo Sango –. Quizás no le dolía por ser la reencarnación de Inuyasha.
- ¿Cuándo fue la última vez que te dolió? – indagó intrigado Miroku.
- Déjame ver… - después de pensarlo un rato concluyó –. Antes de que muriera.
El recuerdo estremeció a Kagome.
- ¿Qué pasó allá? – preguntó por fin Inuyasha, pese a que la pregunta era vaga todos supieron a qué se refería exactamente.
- Ya se los dije, ella me salvó.
- ¿Qué pasó exactamente? – preguntó Miroku, observando a Inuyasha.
- Yo no… - Shizen miró a los ojos a Inuyasha y luego pasó a los de Kagome, y notó un matiz de dolor en ambos. – Ella juntó su frente con la mía… – dijo en voz baja – y luego abrí los ojos.
Inuyasha cerró los puños con ira y luego se acercó con fuerza al muchacho, lo jaló de las ropas y apretando los dientes dijo:
- ¡Di lo que ocultas!
- ¡Abajo! – gritó Kagome, dejando a Inuyasha en el suelo y ella salió corriendo.
- ¡Espera! – le pidió Shizen a su vida pasada – Yo iré.
Inuyasha dudó, pero con una mirada de Sango y Miroku entendió que por esta vez lo mejor era que fuera Shizen.
Shizen no tardó en alcanzar a la chica, le agarró la mano para que se detuviera y se posó delante de ella para cerrarle el paso.
- Eso estuvo mal – le reprendió.
- No entiendes nada – dijo dolida Kagome.
- ¿Por qué todos creen que no entiendo? – preguntó frustrado, se llevó una mano a la frente y continuó – Sé qué es lo que te molesta porque desde que te conocí no hago más que observarte y analizarte.
- ¿Qué dices?
- Aquí ya han pasado tres años de la muerte de la señorita Kikyo – Hizo una pausa para observar la reacción de Kagome. – y aún te pesa su existencia ¿verdad?
- ¡No seas…! – Kagome no encontró las palabras, pero sus ojos se llenaron de lágrimas.
- No voy a juzgarte – le dijo tiernamente – pero quiero que entiendas…
- Ya lo sé… - dijo Kagome, y una lágrima se aventuró por su mejilla – pero no puedo evitarlo.
- ¿Qué es lo que sabes y qué es lo que no puedes evitar? – preguntó al tiempo que limpiaba la lágrima con una caricia.
- Sé que Inuyasha aún siente algo por Kikyo, no puedo reprochárselo… su historia sólo terminó por Naraku, no porque ellos quisieran… sé que jamás la olvidará – sollozó – pero no puedo evitar sentir dolor.
Shizen la abrazó.
- Estás viendo la realidad desde un sólo punto – dijo él suavemente.
- ¿Q-Qué?
- Veamos… - suspiró – la realidad es que ellos tuvieron una triste historia de amor, pero pese a que cada uno luchó con el mismo propósito no pudieron estar juntos, y eso fue por decisión de la señorita Kikyo.
- ¿Qué estás diciendo? – Kagome sorprendida se desprendió de los brazos del muchacho para poder verle el rostro.
- Ella me lo dijo… cuando yo… - Kagome tenía la boca abierta de la sorpresa. – Me dijo que ya no había posibilidades de estar de nuevo con Inuyasha, que sólo quería que fuera feliz, y ahora se alegra de que estés tú a su lado, también quiere que seas feliz… después de todo eres su reencarnación.
- Pero yo… - Kagome bajó la mirada derrotada – no quiero ser “sólo eso” para él.
- ¿”Sólo eso”? ¿Te refieres a que no quieres que te vea solamente como la reencarnación de su antiguo amor?
Kagome asintió.
- Kagome tontita, sabes perfectamente que no te ama por ser una reencarnación… uhm, tal vez al principio. – Sonrió, pero ella le lanzó una gélida mirada.
- Tú mismo dijiste que Inuyasha me veía de esa forma – dijo airada.
- Estaba… enojado aquel día. – Se sonrojó. – He visto cómo te mira Inuyasha, y te ha probado que haría cualquier cosa por protegerte, desde enfrentar a la misma muerte o tener que alejarse de ti, todo por salvarte, todo porque te ama.
- Shizen...
- Él no te ve como la reencarnación de la señorita Kikyo, porque también pude sentirlo. – La miró a los ojos. – Cuando me encontré con la señorita Kikyo en el otro mundo pude sentir el profundo y descomunal amor que sintieron las almas de Inuyasha al reencontrarse con ella, y cuando pude compararlo con lo que siento por ti noté que te amo en la misma proporción, pero no es igual, parte de mis almas me pedían quedarme con ella, pero ella no eras tú después de todo, quiero decir… son las mismas almas pero tú miras diferente, tú sonríes diferente, tú actúas diferente, tú eres Kagome, y aunque me cueste admitirlo… sé que Inuyasha piensa lo mismo que yo.
Kagome derramó otra lágrima, pero su mirada se dulcificó.
- Él no te lo ha dicho porque es tímido… e idiota, pero estoy seguro que te ama por ser Kagome.
- Sí me lo ha dicho – reconoció Kagome.
- Entonces… ¿todo está bien?
- ¡Sí! – respondió entusiasmada de nuevo.
- Sólo una cosa más – pidió Shizen –. Kagome esto no te va a gustar – dudó – pero no puedes pedir que Inuyasha pregunte tus opiniones si tú tampoco lo haces.
- ¿Qué?
- Pudiste hablar esto mismo con Inuyasha, pueden hablar sobre más inquietudes que tienes, pero… lo que ustedes quieren hacer es “controlar” al otro, eso no está bien.
- Yo no quiero controlarlo – replicó indignada.
- ¿No? – Shizen levantó una ceja, incrédulo - ¿Qué son esos “abajo” entonces?
- ¡Eso es diferente! – se defendió.
- Puedes verlo como quieras Kagome, pero no deja de ser lo que es.
- No… yo no…
- Los demás deben estar preocupados, creo que deberíamos volver – concluyó el muchacho.
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*Esta historia no me pertenece. Todos los créditos a su respectivo autor/a.
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Kagome, una difícil desición
FanfictionKagome vivía una feliz vida junto a su amado Inuyasha hasta que un ataque sucede. Huyendo a su época con las pequeñas de Sango para salvarlas, regresa para encontrarse con tristeza y dolor. ¿Era posible que su amado Inuyasha y sus amigos estuvieran...