3: Choque de emociones en la recta

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Al día siguiente...

Ya estábamos todos en el puerto. Y estaban decidiendo en donde se iban a poner y con quién. Me senté en el suelo y me puse a leer.

—¡Amélie!

Levanté mi vista y miré a Charles y Max.

—¿Qué?

—Solo queda una habitación y será para ti y para Lando, ¿vale?

Asentí. No tengo ningún problema, porque si no estoy leyendo o estoy con Pierre o estoy en el agua, así que mucho no voy a tener que hablar con él.

Finalmente nos montamos en los yates y caminamos por el barco mientras Max nos decía cuales eran nuestras habitaciones. Con nosotros estaba Max, Kelly (novia de Verstappen), Lando, George, Carmen (novia de Russell), Pierre y Carlos.

En el otro yate iban Charles, Daniel, Lewis y Stroll.

—Esta es la vuestra—señaló una puerta y entré.

—Es enorme—dijo Lando con asombro y Max solo asintió.

Dejé mi maleta encima de la cama y la abrí.

—Soy Lando, Lando Norris, creo que no nos conocemos.

Levanté mi vista y me recibieron sus ojos verdes claros y una sonrisa plena y sincera. Me extendió su mano para que se la estrechase y lo hice, la estreché y sonreí.

—Yo soy Amélie, Amélie Gasly.

—¿Gasly?

—Mi hermano es Pierre.

Sonreí. Se sentó en la cama y se tiró para atrás apoyando su espalda en el colchón mientras yo seguía ordenando mi ropa en el armario que había.

—¿Te gusta leer?

Lando observó los cinco libros que me había traído para leerme.

—Sí.

Cogió uno, cogió "Todo lo que somos juntos" de Alice Kellen, el libro estaba en español y a medida que me fui leyendo la bilogía más ganas me daban de vivir una historia de amor como la de Axel y la de Leah pero evidentemente, ¿quién me soporta? Pues nadie.

—Está en español—asentí—¿sabes español?

Me miró asombrado cuando le volví a asentir.

—A ver, dime algo.

Sé español desde los nueve años.

Lando dió un gritito de felicidad y me reí.

—¡Sabe español!

Dió saltitos y abrazó a Carlos cuando se hizo presente en el cuarto.

—¿Qué le pasa?

El español frunció el ceño y me reí. Cogí el libro y lo guardé junto a los demás.

—¡Sabe español!

—¿Quién sabe español?

—¡Ella!

Me señaló y me reí.

—Ah, sí, Amélie y yo hablamos de vez en cuando en español, ¿no lo sabías?

—No—negó con la cabeza y yo asentí.

—Practico ese idioma desde los nueve, eso es lo que te he dicho.

—Qué maravilla.

Me reí y bajamos las escaleras los tres.

—¿Y por qué español?

Los latidos del circuito [Lando Norris]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora