6: Secretos revelados en la línea de meta

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—Valt, está llorando, te tiene que contar algo—habló por mí Pierre.

Cuando me tranquilicé un poco y estaba mejor hablé.

—Cuando entré en secundaria me enamoré de un chico y nos hicimos novios.

¿A dónde quieres llegar con esto, Amélie?

Lo ignoré y seguí hablando.

—Los dos primeros años fueron fantásticos, pero al tercero empezó todo. Me empezó a maltratar psicológicamente, empezó con "que feo es ese color" "ese color te sienta mal" "¿A dónde vas con ese vestido tan corto?" Eso nada más duró otros dos años, pero al quinto año, empezaron los golpes.

¿¡Y no cortasteis!?--preguntó preocupado.

—Lo hice muchas veces pero siempre volvía diciendo que había cambiado y yo siempre le creía—aspiré mis propias lágrimas—; los golpes duraron hasta otros dos años y al siguiente, me hacía todo junto hasta incluso me engañaba delante de mí. Yo llegué a un punto en el que no quería cortar con él, había creado una dependencia muy mala sobre mí y no fue que lo dejé hasta que Pierre lo descubrió todo. No por mí, sino por los mensajes que me dejaba.

Me quedé en silencio.

—He besado a Lando, Valt.

Pero eso está muy bien, te gusta.

—Pero no me lo puedo permitir, Valt, no puedo después de lo que he sufrido ya por alguien.

Lo entiendo después de lo que me has contado pero Lando es un buen chico, Ami.

—Lo sé, me he dado cuenta después de decirme lo maravillosa que soy pero aún así no puedo, no puedo darle una relación cuando no estoy bien mentalmente.

Vuelve a Francia, supéralo a tu ritmo.

—Es que...,—acepté— no quiero volver a Francia.

Valtteri suspiró. Ahora Valt sabía una de las historias que escondía detrás de mis libros, ya no había vuelta atrás.

—Escúchame, Ami—miré a Pierre—no deberías volver a Francia si no puedes, pero no siempre te podrás venir con nosotros a las carreras.

—Pero no son todas.

Son algunas, Ami, son algunas.

Nos quedamos en silencio. Estaba muy cansada, había tenido un día muy ajetreado de emociones.

—Hablamos mañana, buenas noches, Valtteri.

Buenas noches a los dos.

Pierre colgó por mí y cuando dejó mi móvil en la mesilla de noche, me abrazó.

—Esta noche dormirás conmigo.

Asentí y cerré los ojos poniendo mi barbilla en su hombro oliendo su aroma. No me sentía bien, y Pierre me cuidaba lo mejor que él sabía hacerlo, le debo muchísimo. A él y a Valtteri. Mañana que cambiaré de yate, no puedo quedarme aquí después de besar a Lando y huir como la cobarde que soy. 

Los latidos del circuito [Lando Norris]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora