23: Nuevos horizontes, viejos sentimientos

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LANDO

Sonrío como un tonto cuando veo la foto que me ha mandado mi novia, tiene puesta mi camiseta. Seguro ya me estaría diciendo que Pierre se enfadaría con ella por eso.

—Mierda, Pierre.

Guardo rápidamente el móvil y corro por el paddock en busca del francés. Lo encuentro en una entrevista así que espero que termine y cuando lo hace se acerca a mí con una sonrisa.

—¡Lando! No te esperaba aquí, tío.

Me abraza y cuando me separo le miro serio.

—Te quiero decir algo.

—No habrás embarazado a mi hermana, ¿no?

—¿Qué mierdas dices, Pierre?

—Vale, perdón, es que te veo muy serio.

—Es un tema serio, por eso lo estoy.

—Okey, ¿es sobre mi hermana?

Asiento y nos metemos en la cafetería de Alpine.

—Dos cafés por favor—le dijo a la camarera y esta asintió y se alejó—. Okey, ¿qué pasa con mi hermana?

Antes de contestar vuelve la camarera con los cafés y se va.

—Quiero que se mude conmigo a Londres.

—¿¡Qué!?

Pierre casi escupe el café.

—¿Lo dices en serio?

Asentí.

—¿Se lo has dicho a Amélie?

Negué con la cabeza.

—¿Y qué haces aquí y no se lo estás diciendo?

—Porque quería decírtelo a ti primero, Carlos no sabe si Ami va a aceptar y tú eres su hermano mayor y la conoces más.

—Sí, va a aceptar. Siempre ha querido vivir en Londres y no dudo que contigo.

Le doy una sonrisa verdadera y me levanto.

—Vale, gracias, Pierre.

—De nada, Lando.

AMÉLIE

—¿Vas a apoyar a tu novio o a tu hermano?

Me pregunta Lara.

—A los dos, que ambos me matan si no los apoyo.

Se rió y de pronto sonó mi móvil. Cogí la llamada y sonreí al escuchar su voz.

Cariño.

—Dime.

¿Estás sentada?

—Sí, ¿por qué? iba a poner la tele para verte.

Quiero decirte algo importante.

Mierda, algo importante, quiere cortar conmigo, ya me ha engañado y quiere dejarme.

—Mmm, claro, dime lo que quieras.

Quiero que te mudes conmigo a Londres.

—¿Qué?

Esto sí que no me lo esperaba.

Lara me mira desde la cocina y nos miramos.

—Un momento, Lando.

Claro.

Me levanté y me acerqué a Lara, poniendo el móvil en altavoz.

—Ya.

Quiero que te mudes conmigo a Londres.

Lara me miró abriendo los ojos.

—Ya, pero, ¿y mi hermano? ¿y Madrid?

Lo de tu hermano está solucionado, acabo de hablar con él, y lo de Madrid también lo está, vas a terminar el año y luego irás a lo de Holanda, ¿no?

—Sí.

Pues ya está, nos mudamos entre las dos semanas del gran premio de Holanda al otro que no me acuerdo ahora mismo cual es.

—Estás fatal, Norris. ¿Cómo quieres vivir en Londres si al final vamos a estar separados?

No te creas que me vas a esperar en Londres, cariño, quiero que te vengas conmigo a cada uno.

—Sigo pensando que estás fatal.

Por favor, Ami, quiero que vivamos en Londres, quiero tener un gato y quiero que me recibas en casa con un abrazo y un beso cada vez que vuelva.

Me quedé en silencio.

—¿Me lo puedo pensar?

Te doy límite.

—Hasta Países Bajos, ¿cierto?

Sí, te quiero, voy a salir ya.

—Suerte, cielo.

Cuelgo y miro a Lara.

—Tía, tienes que aceptar.

—Es muy pronto..., no sé.

—Tía, lo vuestro es lo más real que he podido ver en mucho tiempo. Incluso ha hablado con tu hermano antes de preguntarte a ti.

—¿Crees que es buena idea?

—Yo creo que incluso está planeando su vida contigo. Lo noto con mucha ilusión.

Es Lando y se ilusiona por todo, pero tú también. Vivir con él no debe de ser muy malo, solo hay que acostumbrarse, de Ruan a Londres es un gran avance en ti, Amélie. Pero lo necesitamos.

Volví a coger el teléfono y lo marqué.

—Vamos, cógelo, Valt, por favor, cógelo.

Tres tonos después, su saludo en finlandés me hace sonreír.

Sanoa?

—¡Valt!

¡Ami!

—Te necesito.

Tienes poco tiempo, pero dime.

—Lando quiere que viva con él, en Londres.

¿En serio?

—Y tan en serio, Valtteri.

Pues sí que va ligero el niño.

—Valt quiero vivir con él pero me da miedo.

De que salga mal, ¿no?

—Ajá.

Lo mejor que te puedo decir es que si lo quieres tanto como él a ti, pongas la mano en el fuego y te arriesgues, porque el que no arriesga, no gana, Amélie.

—Vale, gracias, Valt, mucha suerte en la carrera.

De nada, Ami.

Colgué y miré a Lara.

—¿Próxima parada Londres?

—Tendré que ir mirando casa si no es que Lando ya lo ha hecho.

Ella sonrió y nos sentamos en el sofá.

—Yo puede que esté empezando a conocer a Leclerc.

—¿En serio?

La miré y ella asintió.

—¿Te gusta?

—Quiero pensar que sí, pero no sé.

—Tiempo al tiempo, Lara, ya lo sabes.

—Lo sé, lo sé.

Nos quedamos abrazadas mirando la carrera, jugaban en Austria y los de Horner se estarán frotando las manos más tarde.

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MARATÓN 6/6


Los latidos del circuito [Lando Norris]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora