26: Renaciendo en el crespúsculo del amor

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Unos meses después...

LANDO

He quedado tercero en Austin y ahora estoy pasando por algunas entrevistas junto con Charlotte y Amélie.

Tengo agarrada la mano de Amélie cuando de pronto me suelta parándose.

—Ami, ¿pasa algo?—le pregunto cuando noto que tiembla y se pone pálida.

Señala con su índice algún lado del paddock. Sigo el recorrido de su dedo y me encuentro con una mujer que se parece mucho a Amélie y a Pierre.

—Vete a la entrevista, es mi madre.

Me susurra pero niego.

—No, no me iré sin ti.

—Lando, por favor. Mi madre es...—busca las palabras adecuadas en su cabeza—, complicada. Por favor, quítate las entrevistas de en medio y ahora nos vemos.

Asiento a regañadientes pero no le quito el ojo de encima en ningún momento. Su actitud no me da más que desconfianza. No sé qué le habrá podido pasar con esa señora pero desde luego que nada bueno. Me acerco a la entrevista y mientras respondo a las preguntas la observo. Fue cuando vi la mano de la señora levantada y mi novia tan pequeña que lo paré todo.

—Perdona, un momento, solo un momento.

Le digo a la entrevistadora que asiente y me acerco a la señora. Antes de que su mano pueda alcanzar a mi novia, Pierre y yo la paramos.

—Mamá, tranquilízate.

Le pide Pierre pero de nada sirve. Tengo a Ami en mis brazos llorando como una magdalena.

—¿¡Cómo quieres que me tranquilice, Pierre!? ¡Se está convirtiendo en una zorra!

Fue cuando mi mente me recordó una frase de Molly Weasley en la peli "Las reliquias de la muerte parte 2" que dice: Con mi hija no, perra.

—Perdona, pero de mi novia no puedes hablar así, menos delante suya y delante de su novio y hermano.

Hablé. La señora soltó una risa sarcástica.

—¿Amélie novio? Si nadie la quiere, está encerrada todo el día en su cuarto porque le duele pero la verdad es esa—se dirige a su hija—, nadie te quiere, a ver cuando te enteras—ahora se dirige de nuevo a mí—. No tardarás en encontrar a una mejor, te lo aseguro.

Amélie es única e irremplazable, a ver cuando te enteras tú.

Hablo con rabia y con amor, no controlo lo que digo pero creo que son cosas de las que no me arrepentiré.

La señora me mira con desprecio y se suelta de su hijo.

—Son increíbles mis propios hijos—murmura mientras se larga con el paso fuerte.

La señora se va y Pierre suspira.

—Joder, lo siento, Lando. Creo que tenías una entrevista, ¿la has podido terminar?

Se nota arrepentido y cansado pero a mí no me importa, en lo absoluto, incluso lo quiero hacer más veces.

—No, pero no importa. Lo importante es, ¿estáis bien?

—Nuestra madre es complicada, a veces. Mejor que te lo cuente Amélie.

Asiento y después de acariciar la espalda a su hermana y dejar un pequeño golpe en mi hombro se va. Amélie no se quiere separar de mí, noto mi hombro empapado por sus lágrimas pero no me importa, me gusta ser su sitio seguro y esconderse, si lo necesita, en mi hombro.

Los latidos del circuito [Lando Norris]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora