4: La carrera por el amor

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Segundo día en el barco y hoy me he despertado abrazada a Lando. Me levanté y después de hacer mi rutina en el baño, desperté a Lando.

—Ey, Lando, despierta.

Abrió los ojos y sonreí cuando se desperezó. Se veía muy tierno cuando lo hacía.

—Buenos días, Amélie.

Uuuuh, su voz ronca. Creo que mis hormonas se me han subido hasta la luna.

—Buenos días, Lando.

Me alejé de la cama para que se pudiera levantar y mientras pasaba, me dió un beso en la mejilla y se metió en el baño antes de que pudiese hacer algo. Que no me molestaba en absoluto pero coño, que valentía.

Cogí "Orgullo y Prejuicio" y bajé abajo. No había nadie así que suponía que todavía era demasiado temprano y nadie se había levantado aún.

Me preparé un café y me senté en la isla.

—Ayer me mentiste.

Giré mi cabeza hacia Lando que estaba en el marco de la puerta apoyado observando desde ahí. Bajé la cabeza haciéndole ver que era verdad.

—Lo siento—me disculpé.

—No pasa nada, pero me podrías haber dicho que estabas hablando con Bottas de mí.

—¿Tú cómo sabes eso?

—Sé escuchar, ¿lo sabías?

Rodé los ojos y Lando entró en la cocina.

—¿Te molesta que hable de ti a tus espaldas?

—Si son de cosas buenas, no.

—Eran de cosas buenas, no te preocupes.

Sonrió ampliamente y le devolví el gesto.

Se acercó y cogió el libro que tenía entre mis piernas. Me dió un escalofrío cuando su piel rozó la mía aunque ni lo notó.

—Ya te queda muy poco.

Asentí.

—¿Me lo podrías dar cuando te lo terminaras?

Me miró con sus ojazos esperando a que respondiera algo, tragué fuerte.

—Claro, cógelo cuando veas que ya no tiene marca página, me lo habré terminado en ese momento.

Asintió y volvió a dejarlo en mis piernas. Se apoyó en la encimera de enfrente y cuando terminé mi café me bajé de la isla, quise dejar la taza pero echó su cuerpo hacia donde yo estaba, impidiéndolo.

—¿Qué haces?

—Dame un beso y te dejo.

—No quiero darte un beso.

—Pues yo sí quiero.

—Pues yo no, lo tienes que comprender.

—¿Ni uno en la mejilla?

Puso cara de cachorro pero yo no me dejé ganar. Tengo que ser sincera, no siempre doy mi brazo a torcer a parte de ser muy terca como una mula.

—No, quítate.

Se apartó y pude dejar la taza en el fregadero. Fui a la parte de fuera y me tumbé en la hamaca, iba a leer pero al final acabé durmiendo.

LANDO

Sus ojos chocolate me tienen loco. Me dió curiosidad saber por qué es tan reservada, con todos, pero en especial con la gente que no tiene tanta relación. Quiero hacerle ver que no pasa nada por dejarse llevar un poco, pero parece que ella no lo entiende.

Ayer la escuché hablar con Russell y con Bottas sobre mí. Me enfadó un poco el hecho de que ayer no me lo dijese de primera pero supongo que les estará haciendo caso a lo que le dijeron Russell y Bottas ayer.

Quiero leerme todos sus libros, creo que es algo importante de ella y quiero saber por qué es tan importante para ella tener un libro entre sus manos. Quiero llevarla a cada carrera que tenga, quiero recorrer todo su cuerpo con mis dedos, quiero besarla. No quiero ser su amigo, tampoco quiero tener solamente sexo con ella, ese no es mi objetivo, mi objetivo es que me ame tanto como yo ya la amo con solo tres días de conocerla.

Salgo y la veo dormida en una hamaca. Sonrío y me acuesto a su lado después de coger el libro que se está leyendo. Descubrí que habla español y me emocioné mucho, alguien que me podría decir que coño me dice Carlos en español.

Se está leyendo "Orgullo y Prejuicio" alguna vez he oído hablar sobre lo magnífico libro que es, pero nunca lo he leído, así que no sería una mala idea para empezar a leer. Dejo el libro donde estaba y la observo. Se ve tranquila mientras duerme. Se parece mucho a Pierre, sin embargo tiene algo que él no tiene, tal vez sus ojos, los de su hermano son más oscuros que los de ella pero por lo demás se parecen demasiado.

Cojo un mechón de su pelo que tenía en la frente y se lo pongo detrás de la oreja. Se mueve y consigue agarrarse a mi torso con fuerza. Dejo que me abrace y sonrío. Mi corazón va más rápido que mi coche cuando conduzco en las carreras pero me alegro que esté dormida porque que vergüenza que estuviera despierta y lo escuchase. No quiero que se entere así de que me gusta desde que la vi yendo hacia el box de su hermano. Ella no me conocía, nos hemos cruzado varias veces en el paddock pero nunca más de un "buenas" y ya está. Siempre la observaba, como llegaba al box de su hermano y leía mientras Pierre no terminaba la carrera. Me gusta observarla, no nos vamos a engañar.

Sin quererlo, me quedé dormido junto a ella en la hamaca.

Los latidos del circuito [Lando Norris]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora