18: Bajo la lluvia de emociones

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LANDO

Me esperaba un largo día, hoy era el día de la carrera e Isabella no me deja en paz, quiere que vaya a cada una de las entrevistas sin ninguna excepción.

—Hemos visto que Amélie Gasly ha vuelto al paddock después de unos meses, ¿cómo has reaccionado?

—Preguntas personales no, por favor—dijo Isabella pero la paré.

—No te preocupes.

—¿Cómo has reaccionado, Lando?

—Bien, bien, ya se le echaba un poco de menos la verdad—sonreí un poco.

La reportera asintió y se fue.

—¿Qué hemos dicho de las preguntas personales?

—Es Amélie y Amélie no es personal.

—Ah, no, ¿entonces?

¿Me gustaba el tonito irritante que estaba utilizando? no

—¿A ti qué te importa Isabella? ¿Acaso quieres salir con mi novio?

Amélie salió de la nada y sonreí como un tonto cuando la vi con mi camiseta.

Isabella se fue maldiciendo en voz baja y la miré de arriba a abajo.

—Estás preciosa—le di una vuelta sobre sí misma—aunque siempre lo estás.

—Gracias—se sonrojó un poco, agarré su cintura y junté nuestros cuerpo para darle un pequeño beso en los labios.

—¿No decías que no me ibas a besar?

—Contigo no tengo autocontrol.

Sonrió y le di otro pequeño beso.

—¿Me has echado de menos?

—Ajá, demasiado.

—Yo también.

La abracé y me quedé oliendo su colonia de vainilla. Una gota de agua cayo en mi nariz e hizo que mirara para arriba, el cielo se había puesto negro. En menos de lo que se dice pronto ya nos estábamos mojando por la lluvia torrencial que estaba encima nuestra.

—Deberíamos meternos dentro.

—Que va.

—Lando.

—No.

—Norris.

—Que no, que estoy aquí muy bien.

—¿Quién me mandaría a mí a tener un novio así?

—¿Soy tu novio?

Despegué mi cara de su cuello.

—Mmm, no sé.

Me miró inocente.

—¿Soy tu novio?

—No lo sé, ¿soy tu novia?

—Si quieres—me encogí de hombros.

—Hombre, podemos seguir besándonos y decir que somos algo, pero me gusta más decirle a Isabella que no se meta entre mi novio y yo.

—Celosa.

—¿Celosa yo?

Asentí.

—Celoso tú que casi me da un infarto por tus estupideces.

—Eres mi chica, no era ninguna estupidez.

Puso los ojos en blanco y la besé.

—Te vas a tener que ir cuando acabe esto, ¿no?

—Ajá.

—No quiero que te vayas, ¿qué tengo que hacer para que no te vayas?

—Nada, no tienes que hacer nada, solo esperar.

—Odio esperar.

—Eres piloto de fórmula 1, esperar no es lo tuyo, no.

—Es que me adelantan si tardo mucho en el pit stop.

—Hombre, tampoco tienes que hacer las paradas de ferrari.

—10 segundos, pobre Charles. 

Nos reímos. La volví a abrazar, pero esta vez ella tenía su cara en mi hombro.

—Siempre te puedo secuestrar y hacer que te vengas conmigo.

—Eso me parece una buena opción.

Se rió suavemente, seguíamos bajo la lluvia mientras todos se refugiaban en los boxes porque la FIA lo había cancelado dos horas.

—¿Te he dicho que te quiero, Lando?

—¿Yo te he dicho que eres demasiado preciosa, Amélie?

—Sí, creo que nos lo hemos dicho—nos reímos a carcajadas.

—Vamos adentro anda.

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MARATÓN 1/6

Los latidos del circuito [Lando Norris]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora