30: El renacimiento del amor en el circuito del destino

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LANDO

Estoy nervioso, muy nervioso. Carlos me ajusta la pajarita y Pierre mira desde una esquina de la habitación.

—¿Estoy bien?

Pregunto cuando Carlos se aleja y murmura algo a Pierre.

—Nunca llegué a pensar que pasaría este momento—dice el francés haciéndome sonreír.

FLASHBACK

Por primera vez en mi vida, había conseguido la pole y la victoria en Mónaco. No me lo creía, había ganado en la que desde hace casi cuatro años se había convertido en mi circuito favorito.

Estoy en mi box, ya vamos a tener que ir al parque cerrado pero estoy nervioso, no por la carrera que acabo de ganar sino por lo que quiero hacer.

Pierre aparece y camino hacia él.

—Tienes que estar ya en el parque cerrado, ¿por qué no estás ahí?

—Pierre, quiero casarme con tu hermana—lo digo tan de sopetón que Pierre tiene que agarrarse a mí para no caerse.

—¿Qué? ¡¿Qué!?

Sonrío completamente y asiento.

—Quiero casarme con Amélie.

Pierre se mantiene en silencio, creo que aún no se lo cree.

—¿Estás bien?

Le pregunto cuando se sienta en el suelo, aún en silencio.

—Tío, te quieres casar con su hermana pequeña, no está bien.

Aparece Carlos y se sienta al lado de Pierre.

—¿Lo he dicho muy de sopetón?

—No—Carlos niega y me tranquilizo. Lo poco que me puedo permitir ahora es lograr matar a Pierre de un infarto.

Me siento frente a ellos y Pierre habla.

—¿Estás seguro de que te quieres casar con ella?

—Sí, ¿por qué no lo estaría?

—Lleváis casi cuatro años saliendo juntos, eso no es nada.

—Pierre, me da igual el tiempo que llevemos juntos, sé con certeza que es la mujer de mi vida, que quiero que sea la madre de mis hijos y que quiero pedirle matrimonio en el puto podium, ¿lo entiendes o no?

—Lando, el matrimonio es muy distinto al noviazgo.

—Pierre, no me vas a hacer cambiar de opinión, es tu hermana pero me da igual, me casaré con ella digas lo que digas.

Asiente y miro a Carlos.

—Yo te ayudo.

Asiento y nos levantamos. Caminamos hasta el parque cerrado.

—Voy a buscar a Amélie, no tardo.

—Vale.

El español se va y me deja solo con Pierre.

—Llevo mucho tiempo deseando esto y por fin lo logro.

Digo y Pierre me observa.

—Si tanto lo deseabas, ¿por qué no lo hacías y ya?

—Porque no ganaba la carrera que quería.

Cuando supe que me había enamorado completamente de Ami, mi madre me lo dijo, y aunque dije que no, por la noche me analicé a mí mismo y me di cuenta de que mi madre tenía razón, estaba más que enamorado de Ami.

Los latidos del circuito [Lando Norris]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora