22: Lazos que resistieron la distancia

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LANDO

¡Lando!

Le sonreí a la pantalla mientras mi novia se acostaba en algún sitio de su casa en Madrid.

—¿Cómo te ha ido el día, cariño?

Bien, Lara y yo salimos ayer por la noche.

—He visto las fotos, ¿os lo habéis pasado bien?

Sí, tuve que pegar a uno pero lo pasamos bien.

—¿Por qué tuviste que pegar a uno?

No se creía que tenía novio, ¿te lo puedes creer?

—Bueno, pues sí lo tienes y soy yo.

Lo sé.

Nos sonreímos. Llevábamos un mes separados, he tenido la carrera de Canadá, y ahora estoy en Austria, mañana es la carrera.

¿Cómo te ha ido hasta ahora en Austria, cielo?

—Pues tengo buenas sensaciones, Zak está muy contento conmigo, me alegro por eso.

Y yo, ya queda menos para que esté ahí contigo.

—Lo sé, no espero el momento en el que pueda follarte.

Rodó los ojos y me reí.

Tú como siempre, pensando en sexo y nada más.

—Pero es que me lo pones muy fácil, cariño, estás demasiado buena.

Sí, lo que sea.

Me reí.

—¿Sabes que la prensa me pregunta por ti?

Lo sé, y también sé tu respuesta.

—Ajá, ¿cuál es?

¿Mi novia? Mi novia se dedica a apoyarme desde la distancia.

—Te quejarás.

Me encanta esa respuesta, para qué mentir.

Estuvimos un rato más hasta que Lara apareció en la llamada para que fuese a cenar.

Te dejo, cielo, tengo que cenar.

—Vale, te quiero.

Y yo a ti.

Cuelgo y miro a Carlos.

—Me encanta verte enamorado.

Pongo los ojos en blanco y sonríe.

—No tiene nada de malo.

—¿Quién dice que sea malo?

—Tú estás más que enamorado de Amélie y ella también.

Nos quedamos en silencio.

—Va a venir a Holanda.

—Me alegro.

—Quiero pedirle una cosa.

—¿Cuál?

—¿Crees que aceptará venir a vivir conmigo?

—¿A Londres?

Asentí y se encogió de hombros.

—Todo puede pasar.

—Tengo que hablar primero con Pierre, sino me aniquila.

Se rió. Preparamos la cena entre los dos y empezamos a cenar.

—Mañana es la carrera, ¿estás nervioso?

—¿Te miento?

Me miró mal y sonreí.

—No estoy nervioso—negué con la cabeza—Amélie me mandará una foto con mi camiseta puesta y correré más que feliz, deberíais estar cagados con las patas abajo.

—Seguro, seguro.

Me hice el ofendido y se rió.

—Espero que te vaya muy bien en la carrera.

—Y yo a ti.

Me sonrió y cuando terminamos de cenar, me acosté en mi cuarto. 

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MARATÓN 5/6

Los latidos del circuito [Lando Norris]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora