16: El reencuentro en el circuito del destino

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LANDO

Hace un año no pude terminar esta carrera en este circuito, ahora, me propongo terminar la carrera. No ha sido fácil estar lejos de Amélie, me he dado cuenta lo aburrido que es los paddocks sin ella, ya nada tiene sentido aquí en Fórmula 1, me he tenido que comprar "Orgullo y prejuicio" porque sentía que cada día la tenía más y más lejos y ahora para colmo, Charlotte se ha ido porque se ha dado de baja por tener un hijo y la nueva que hace su trabajo no me cae bien, ha intentado ligar conmigo y me ha acosado, joder, como la echo de menos.

Camino por los boxes, me he podido escapar de Isabella, la nueva, no quiero hacer entrevistas, quiero un poco de tranquilidad, busco a Carlos y él sí está haciendo entrevistas, me paro para firmar un par de camisetas cuando empieza a haber mucho bullicio por aquí. ¿Quién ha venido? ¿Alonso? ¿Taylor Swift?

Giro mi cabeza y mi boca se abre tanto que pienso que toco el suelo con ella. Un hueco que han dejado los periodistas me hace poder ver, poder verla tan sonriente, al lado de Gasly. ¿Cuándo ha vuelto? ¿No estaba en Madrid?

Me acerco lentamente y Carlos me pilla a medio camino.

—¿Lando?

No estoy atento a lo que me dice, yo solo tengo ojos para ella. Y en algún momento, Carlos mira donde estoy yo y se da cuenta a quien estoy mirando.

—Ha vuelto.

Asentí y me alejé del español para acercarme a ella. Me ha visto, hemos hecho contacto visual.

Me acerco lo suficiente como para oler su perfume, huele diferente, huele a fresas, pero huele genial.

—Lando.

—Amélie.

El mundo a nuestro alrededor ha desaparecido, las cámaras, los fans, todo. Solo ella y yo, solo nosotros.

Rozo su mano y ella las mira, luego me mira a mí con una sonrisa.

—Te has dejado crecer el pelo.

¿En serio, Gasly? ¿Eso es lo primero que me dices después de estar un año sin verme?

—Ya—sonrío—tú te has tatuado.

Acaricio la tinta que circula en su muñeca.

—Ah—lo mira—sí, es compartido.

—¿Con quién?—frunzo el ceño.

—Conmigo.

Una chica morena de pelo rizado y morena nos interrumpe y el mundo a nuestro alrededor vuelve a aparecer.

—Lara, encantada.

—Lando.

Me sonríe y miro a Amélie.

—Te he echado de menos.

—Y yo a ti.

La necesito entre mis brazos de nuevo, la necesito tocar para aceptar que es cierto, que ha vuelto y no es un sueño.

—Te quiero abrazar.

—Yo también.

Le doy media sonrisa y no tarda en envolver mi cintura con sus brazos.

Sí, es verdad, ha vuelto. 

Los latidos del circuito [Lando Norris]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora