29: Desafiando el tiempo en la recta final

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AMÉLIE

Ahora que Lando se ha tranquilizado, vamos al sofá y nos acostamos en él. Acaricia mi pelo suavemente y suspiro. No sabía que Lando era tan inseguro, sí sabía que se autocrítica y muy fuerte pero no sabía que tenía inseguridades. Pero, para qué mentir, ya sería raro que no las tuvieras.

Honey.

—Mhm—digo mientras noto sus labios en mi cuello.

—Te quiero.

Sonrío y giro mi cabeza besando sus labios.

—Yo también, mi amor.

Sonríe en medio del beso y me agarra de las caderas cuando me subo a su regazo. Muevo mis caderas en círculo logrando que se le escapara un gemido en mi oído.

—Amélie—sonrío con picardía y pongo mis manos en su pecho, pone sus manos en mis muñecas y nos miramos a los ojos—¿pasa algo? ¿no quieres continuar?

Sonrío, es tan tierno cuando se preocupa por mí.

—No es eso, chérie.

—¿Entonces?

Pienso en las razones por las que nos hemos parado, yo estoy muy caliente, él también, lo noto en sus ojos y en su erección clavada en mi vientre. Hemos parado por una pregunta que me circula en la mente desde hace mucho tiempo.

—¿Por qué nunca he podido conocer a tus padres?

Lando sonríe y niega.

—Ellos están en Bélgica, y como podrás comprender, no tengo el tiempo suficiente como para permitirme verlos pero siempre voy en navidades a verlos.

—¿Iremos a verlos?

—¿Tú quieres conocerlos, honey?

—Hombre, qué menos, tú conoces a los míos.

—Tienes razón.

Me besa y mira para abajo observando nuestro panorama.

—¿Quieres terminar?

—Eso no se pregunta, chérie.

Sonríe con malicia y nos besamos con furia, convirtiéndonos en uno solo.

Los latidos del circuito [Lando Norris]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora