12: El paddock de los sentimientos

294 16 0
                                    

LANDO

Vi a Amélie en mi box con los brazos cruzados y cara de pocos amigos. Puto Hamilton. Hubiera terminado la carrera si no fuera por sus tonterías.

Flashback

Entro a mi box y me encuentro con Lewis Hamilton en él. Frunzo el ceño, pensaba que estaba con Amélie.

—¿No estabas con Amélie?

Le pregunto amistosamente a lo que él responde con un solo gruñido y me empuja.

—No hables de Amélie, ella no te quiere, Lando, a ver si ya te das cuenta. Ella no quiere saber nada de ti y tu sigues detrás de ella como si fueras su perrito faldero.

—Ella me perdonó, no sabes de lo que hablas.

—Créeme, sé mucho más que tú y te aseguro que después de las lágrimas que soltó por tu culpa ella quisiera perdonarte.

Me paro un segundo, ¿me estaba culpando por hacer llorar a Ami?

—¿Qué dices? ¿En serio crees que lloraba por mí?

—Es lo que me dijo.

—Pues te mintió.

—A mi nadie me miente.

—Ella sí te mintió.

—¡No!

Me empujó y lo volví a empujar. Escuchamos un ruido y nos separamos. Me fui de mi box y me alejé de Hamilton.

Fin de flashback.

—Tú eres gilipollas.

Amélie me insulta mientras me persigue. El coche ha hecho que no pudiera terminar la carrera y no estoy de humor como para entrevistas, así que le digo a Charlotte que no con la mano y ella asiente y nos deja solos en mi driver room. Cierra detrás de ella y suspira con fuerza.

—¿Es qué no habías visto que no podías adelantarlo?

—¿Has visto todo el accidente?

—De principio a fin.

Quise sonreír pero no lo hice, me podría llevar una hostia.

Amélie se sentó delante mía, muy cabreada, no me sorprendía.

—Casi me das un infarto.

—¿Y ahora qué culpa tengo yo?

—Zak no te llega a decir que salgas del coche y te hubieras muerto.

—Fue Hamilton, me provocó antes de la carrera.

—¿Y qué importa?

—¿Nombrarte no importa? Vamos, Amélie.

Eso me cabreó que no le importase lo que dijeran de ella me cabreaba.

—¡No te deberías pelear por mí!

—¡No me peleo!

—¡Sí que lo haces!

—¡Solo te protejo!

—¿De quién? ¿De Lewis? ¿En serio?

—¡Le gustas!

—¿Y qué más da?

—¡Qué estás metida en un triángulo amoroso, a ver si te das cuenta!

Entonces se paró, pareció que se calmó.

—¿Un triángulo amoroso? A mi no me gusta Lewis.

—Ya que más da, no te importa que te nombren sin tú estar delante.

Los latidos del circuito [Lando Norris]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora