PRÓLOGO

17.9K 1.3K 108
                                    

Alastor o mejor conocido como el demonio radio, había llegado a ser tan famoso por todo el inframundo desde que su alma pecadora había llegado al infierno por las atrocidades que se rumoreaban por testigos y malas lenguas. Este sabía que había ganado con mérito su título de Overlord por masacres que difundió en todo el periférico del pentagrama, pero sabía que no era el único, sobre él había males antiguos y los soberanos que eran dueños de todo lo que les dejara el rey.

Conocía tantos rumores del gobernante supremo del infierno, Lucifer, a quien todos temían, que no podía especificar algo certero, sabía tanto y nada de él; desde que su alma llegó a ese infierno comprendió que la mayoría de los demonios no sabían a ciencia cierta de que personaje se trataba. Había quien rumoreaba que era tan poderoso que él mismo había creado ese paraje infernal para los pecadores y otros, en cambio, comentaban que desde la era en que Dios le desterro y, justo en el momento que llegó al infierno, su cuerpo y alma se incineraron, ya que su cuerpo de ángel era tan puro que la oscuridad lo destruyó. De todo ello, lo único que realmente creía era que solo tenía presentaciones en eventos de alta importancia y alcurnia, además, de que su pequeña hija era una ingenua sin lugar a dudas, y que al parecer habían estado realizando actividades comprometedoras.

Todo iba a la perfección, con la oportunidad de haber ingresado al estúpido plan del "Happy hotel" de la chiquilla, a quien tuvo la oportunidad de conocer y le envolvió fácilmente en sus redes con el fin de algún día, tarde o temprano, doblegaría a hacer un trato. Era más sencillo de lo que se escuchaba, de acuerdo al plan podría aprovecharse de la ingenua princesa, o eso pensaba hasta que cierta noche infernal un visitante llegó a las puertas de aquel ridículo hotel; ese personaje sería quién lo haría ver tan frágil e insignificante, mostrándole el dolor de amar y la gloria de ese sentimiento que haría latir su corazón.

¿Pero que tenía de divertido el infierno sin pecadores?

Almas DestinadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora