Almas Destinadas

Capítulo 29: Pesadillas

Nunca hubiese imaginado que algo como eso que se hace llamar amor, pudiera manifestarse en mi corrompido corazón, provocando suaves cosquilleos por cada parte de mi cuerpo en la espera de estar con aquel pequeño, modesto, elegante y dulce gobernante de estas tierras, quien fue el causante de darle origen a tantos sentimientos que jamás pensé que llegarían a propagarse en mi ser y en mi alma... O lo que tenía de ella, siendo verdad o no, aquellas palabras de Lilith me habían hecho dudar de mi mera existencia.

Lucifer desde un inicio me había pedido que confiara, me mostró tanto y al mismo tiempo nada, sabía más de él que de mí mismo al parecer, pero era seguro que había sido la primera persona por la que había sentido algo tan puro, por quien mi orgullo se desvaneció, convenciéndome de mostrarle una parte tan nueva y vulnerable que nunca pensé darle el privilegio a alguien de ver, nos habíamos entregado al otro de tantas formas que incluso en cuando en la radio se escuchaba aquella suave música tan agradable, imaginaba la oportunidad de compartir un baile con mi singular acompañante, pero esa espectacular danza había quedado congelada en el tiempo, como simples bailarines de una caja musical que repetían la misma canción, vuelta tras vuelta, inertes en un tiempo donde no podían avanzar y se aferraban a la idea de que todo era perfecto si se mantenían dentro de su pequeña burbuja de ensoñación, probablemente era resultado de que alguno de los dos temía por dar el siguiente paso, y ese no era yo...

Es verdad, me confié demasiado, deseaba haber esperado lo suficiente para escucharlo, pero al final sus palabras me confesaron que no podía revelar nada y esta vez comprendí que nunca podría ser algo o alguien que estuviera a su nivel, no pertenecía a su mundo, sus palabras y caricias siempre me parecieron tan dulces y sus besos tan asfixiantes al nivel del deseo que pensé y desee creer que habría un cambio, pero estábamos estancados.

Ya no sabía que estaba haciendo, una locura por este sentimiento de amor, ¿No debería sentirme feliz por descubrir este sentimiento? ¿Por qué un sentimiento que era descrito por mil poetas podía llegar a doler tanto? ¿Cuándo nos cegamos en la ilusión de que podíamos estar juntos? Mil preguntas vagaban por mi mente, pensando en esa línea tan delgada y transparente en la que nos encontrábamos, tal vez era verdad que un simple demonio no pudiera ser el prospecto perfecto de un amante para un rey como él, quien no podía dejar a Lilith, pero a pesar de eso, le amaba... ¡Es verdad, yo le amaba! Pero si ambos compartíamos aquel intangible sentimiento, aquel deseo de poder conectar con el alma contraria ¿Por qué habíamos caído a un abismo? ¿En qué momento nos distanciamos si él me había prometido que todo cambiaría? Si realmente parecía que todo estaba avanzando, pero volvimos a retroceder aún más... ¿En qué había fallado yo? Tal vez el destino nos había hecho colisionar en algo tan pasajero en mi anterior vida, y ahora de alguna forma nos había aferrado a la simple imaginación de algo que fue... Tal vez este amor nació del recuerdo, de algo lejano que tuvimos, que debió quedarse simplemente ahí, como algo efímero...

- ¿Y ahora que harás?

En la desesperación, mi refugió fue aquella cabina de radio junto a ese hotel, donde una barrera de sombras la custodiaba, no quería que nada ni nadie me molestara, quería estar solo, perderme en mis pensamientos y dejar que mi alma se reconfortara a sí misma en mi eterna soledad después de todo, era a lo que estaba acostumbrado.

- Basta, por hoy ha sido suficiente... -Ese ángel parecía estar insistente en mi mente aun después de que huyera de aquel lugar.

- Es una lástima el estado tan deplorable en que estas por algo tan... parece que después de todo alguien como TÚ si tiene sentimientos, que interesante~ -Su voz llena de sarcasmo me estaba haciendo perder la poca paciencia que tenía dentro de todo este caos. - ¿No te había dicho ya que mi ingenuo hermanito está lleno de secretos?