CAPÍTULO 7

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Suzuki

Kiara

Llego a mi oficina harta después de ver a Kim haciendo los planos de un proyecto, que fue para lo que estudié y me encantaría hacer, sobre un lugar deportivo mientras que yo tengo que contratar a todos los personales y pedir todos los materiales.

Me siento en mi escritorio y veo de nuevo lo único que me ha animado toda la semana y son las flores moradas que me llegaron esta mañana con una nota de Kenji que me invita esta noche a una cena romántica que obviamente he aceptado.

Pongo las flores en agua y las dejo encima de mi escritorio cuando veo en mi planificación una visita pendiente a la oficina del señor odioso que no quiero hacer para evitar sentirme exhausta por su cercanía que estoy seguro de que impondrá.

Quiero que lo que quede del día sea pacífico y sin problemas.

Ya van 5 días desde la última vez que intercambié palabra con mi jefe. Y no es porque no haya dado alguna oportunidad, el universo está dispuesto a ponérmelo delante para fastidiar mis días.

Cada vez que me lo encontraba en la cafetería, salía de ella solo para evitar hacer una escena al ver cuánto se acercaba.

Y es que en verdad no sé de qué huía, pero lo hice.

Exacto, lo hice...

...Porque ahora está entrando a mi oficina con ese caminar suyo tan parecido al de un león acechando a su presa.

Pero como dije antes, yo no soy una presa y tampoco huyo de mis problemas, sino que los enfrento, y presiento que se viene uno del que no voy a ser capaz de escapar esta vez aunque quiera.

—¿Qué desea, señor Novikov? —digo apoyando mis codos en la mesa inclinándome para verlo mejor.

Él está observando y caminando por mi oficina viendo cada detalle que yo he puesto en él.

He decorado la estancia con un librero de lecturas que tengo pendientes de leer o sin acabar para ir avanzando poco a poco en mis tiempos libres que me sobran, al igual que también tengo algunos tulipanes rojos y rosas que intento cuidar lo máximo posible gracias a la luz que entra desde los grandes cristales del ventanal de la habitación bastante espaciosa, cosa que me ha extrañado un poco para acabar de empezar.

También tengo unos cuadros que mi padre solía pintar y él los mira durante un tiempo después de pasar detrás mía, pero se queda en seco cuando llega a la pared de mi derecha llena de estrellitas y constelaciones pintadas por mi misma el primer día que llegué aquí. Hay muchos tipos de constelaciones, estrellas y planetas, pero mi favorita sin duda alguna siempre será el dibujo de saturno.

No responde a mi pregunta y solo puedo ver como se gira y me contempla más tiempo de lo habitual con una cara imperturbable a lo que yo comienzo a preparar todas mis defensas por lo que sea que vaya a decir.

—Es muy creativa y soñadora para lo tosca que es —dice y yo siento que hiervo por dentro por su último adjetivo pero no digo nada animándolo a que me diga el porqué de su visita tan repentina e innecesaria—. Kim me acaba de comentar que quiere salir más temprano hoy, ¿a qué se debe esta petición?

—Pues se debe a un asunto personal que con todo el respeto —digo levantándome y cerrando la computadora, guardando todo en su lugar— No es de su incumbencia.

—Bien, lo respeto —dice sonriendo, causándome un estremecimiento y cabreándome más cuando me doy cuenta de ello—. ¿Pero por qué no puede venir y decírmelo usted misma?

Devious Secrets  +18 (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora