CAPÍTULO 13

103 5 4
                                    

Ella 

Sr. Novikov

Agarro mi vaso de wiski que se encuentra en la mesa que tengo enfrente y me lo inclino tratando de olvidar el problema que no deja de carcomerme la cabeza.

—Tu padre está a punto de llegar —me habla Morozov y yo simplemente recuesto mi espalda en el sofá de zona vip de la discoteca Wormhole que me pertenece, ignorando al hombre que tengo ganas de ahorcar y sacarle los ojos con mis propias manos—. ¿Qué le vas a decir? Tus acciones nos afectarán a todos por culpa de...

—Una palabra más y te corto esa lengua asquerosa que tienes —amenazo poniéndome derecho y fulminándolo con la mirada que le hace bajar la cabeza como buen sirviente que es para mí.

Es un socio más de nuestra empresa y el mejor amigo de mi padre, pero eso no quita que sea una rata malformada que lo único que busca es poder. Para su desgracia, eso es algo que él no va a encontrar y de lo que yo ya me estoy encargando.

Sigo asesinándolo con la mirada que le sigue intimidando causando silencio en toda la sala. Son una mezcla de los ojos de mis padres, el encantador color del océano proviene de mi difunta madre mientras que el terrorífico gris del color de la tormenta proviene de mi padre, dos ojos únicos en la Tierra a los que todo el mundo se siente inferior.

Menos ella...

Ella es inmune a ese efecto.

A ella no le causan terror mis ojos, sino todo lo contrario.

A ella le fascinan mis ojos.

Vuelvo a ignorar al anciano insignificante que se encuentra delante de mí y trato de mantener una expresión fría que consigo a medias por el recuerdo de la maldita mujer de ojos esmeralda.

Su terquedad es algo que me está llevando al límite ya que nadie cuestiona ni contesta ante mis demandas. Pero ella lo hace y eso le llevará a la muerte, pero ella no se fija ni piensa en ello, algo que me hace reflexionar seriamente sobre su pasado del cuál he intentado, pero no he averiguado nada más que su estadía en Harvard.

Porque en ningún momento mintió al decir que no le temía a la muerte.

Ella es una reina que viene del inframundo.

Ella no es cualquier mujer y me lo ha demostrado en varias ocasiones.

Ella tiene sangre de asesina y lo supe desde el primer momento que hizo contacto visual conmigo y no decidió apartar la mirada.

Pero eso no la hace menos humana, sigue siendo una humana que puede morir con un simple disparo en la cabeza.

El fuego de la rabia de aquel momento aún arde en mis venas. Ver su terror por segundos en su hermosa mirada. Ver como se perdía en sus pensamientos. Porque a pesar de ser fuerte y resiliente, aún vive por una razón, una que yo no sé ni sabré, pero sé que lo hace.

Después de ver ese momento, como luchaba por lo que quería, lo apasionada que es si sobre su trabajo se trata, no pude evitar acordarme de mi madre.

Mi difunta madre.

A ella le arrebataron todo, le quitaron la vida y le privaron de mis años de infancia. No disfrutó de la plena vida que le quedaba por culpa de su pasión y amor por mi padre.

Me inclino todo el vaso de wiski tratando de apagar ese maldito fuego que aún me hierve por dentro a pesar de haber matado a aquellos guardias. En el momento que Kiara salió de mi oficina, me dirigí hacia mi zona secreta de Nueva York donde nadie puede pisar y ni siquiera ver, y me encargué de hacer sufrir al primer guardia que se atrevió a subirle la voz y a apuntarle con un arma, primero, cortándole la mano con la que se atrevió a sujetar el arma y luego, quemé todo su brazo para dispararle dos veces en el estómago y una última en la boca.

Devious Secrets  +18 (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora