CAPÍTULO 36

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Linaje de oro

Kiara

Remontamos hace exactamente 10 años, tenía simplemente 13 años recién cumplidos, y como toda chica de aquella edad, había entrado en mi época adolescente. No soy capaz de afirmar si fue la mejor época de mi vida, pero sin duda alguna, fue mucho mejor que mi infancia.

Recién había salido del juicio junto a mi madre, quién cinco años más atrás, finalmente había encontrado. El juez me dio la victoria del caso, y el sujeto que permanecía tras la máscara dorada, a pesar de su pérdida, jamás fue a la cárcel.

Tenía tanto poder, tanta autoridad, que ningún gobierno podía contra él. Sin embargo, yo había ganado, aún teniendo muchas heridas que sanar, alcé mi bandera victoriosa. Desde ahí, volví a soñar, a desear con todo mi corazón.

Desde aquella edad aprendí a apreciar más mi vida, tratando de convertir cada pequeño detalle en algo bonito. Por desgracia, aquello no me duró mucho.

Intenté con todas mis fuerzas comenzar una nueva vida con mi madre, a pesar de todos los recuerdos que nos acechaban a ambas. Intenté volver a estudiar, no era como los jóvenes de mi edad, y tenía que esforzarme el doble que ellos.

Traté con todas mis fuerzas evitar la depresión, ansiedad y no generar un trastorno alimenticio, no obstante, eso no sirvió de nada. Aún recordaba con dolor la muerte de mi padre en todos mis cumpleaños, como torturaban a mamá, y como estuve durante varios años al borde de la muerte.

Padre no quería esa vida para mí, lo supe cuando sus propios compañeros de trabajo, miembros del ejército a quiénes entrenó, vinieron para prepararme físicamente. Al parecer, el general de mi padre se enteró de mi caso, y en su memoria, me ayudó a formarme tanto mentalmente como físicamente.

Mamá me ayudó también, llevándome con la psicóloga profesional del FBI. Tras eso, logré centrarme más en mi crecimiento como persona, empezando a soñar como cualquier otra adolescente corriente.

Siempre supe que amaba la moda, y que era un camino muy difícil. Por lo que fui realista dejando de lado ese sueño como un simple pasatiempo y centrarme en otro ámbito que me fascinaba. Así fue como, tras años de sufrimiento, trabajando como dependienta, camarera, sirvienta de hogares y más, dedicándole el tiempo sobrante a mis estudios, logré acceder al grado de arquitectura en una de las universidades más prestigiosas del mundo.

Ahora soy afortunada de poder caminar por los pasillos de la empresa más exitosa del mundo, no como una simple empleada, sino como la socia e inversionista de esta.

Mi niña interior estaría muy orgullosa de saber que ahora el pasado ya no me atormenta, que logré escapar de los peores monstruos, burlándome en sus rostros de hasta donde he llegado y de como no pudieron matarme.

Y sé que mi padre estaría incluso más orgulloso que ella.

Salgo del ascensor sonriendo mientras me dirijo hacia la oficina de Kim.

—Buenos días, preciosa —saludo con entusiasmo—. ¿Cómo llevas la semana?

Mi amiga me mira entrecerrando sus ojos y cerrando la revista que leía. Me la lanza cuando me siento en el borde de la mesa, sin dirigirme la mirada nuevamente.

Soy la protagonista de la portada de Vogue, lo que me sorprende pero igual me maravilla. Mi vestido rojo brilla por el diamante que lo decora mientras mis ojos verdes resaltan la imagen.

—Todo este tiempo fuiste tú, ¿acaso tenías pensado decírmelo? —pregunta ofendida—. No hace falta que respondas, ya veo que no.

—Kim...—sonrío acercándome a ella—. Claro que quise decírtelo, simplemente no supe cómo, y todo fue demasiado rápido.

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⏰ Última actualización: Nov 01 ⏰

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Devious Secrets  +18 (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora