Devious Secrets +18 (español)

CAPÍTULO 33

Él

Kiara

Las luces de la discoteca impactan en mi rostro mientras bailo animadamente junto a mis mejores amigas. La vida me ha empezado a sonreír, algo que estuvo muy lejos de mí y ahora puedo tocar con mis propias manos.

Thalia me sujeta de la mano y me gira sobre mí misma y yo hago lo mismo con Kim causando una carcajada en ella.

Kim y Thalia han bebido demasiado, cosa que no me extraña de mi mejor amiga pero sí de la primera. Últimamente he notado que ha estado bastante extraña, pero siempre evita mis preguntas.

Ella es alguien bastante fuerte que se esconde bajo su sonrisa y nunca muestra su parte débil. Simplemente ensancha su sonrisa y trata de engañarnos con sus chistes.

Pero a mí no me puede engañar.

—¡Iré a por otro trago! —grita Thalia por encima de la música—. ¿Quieres venir conmigo, Kim?

Antes de que ella pueda asentir, yo la sujeto de la muñeca.

—Creo que ella ya bebió bastante.

Mi mejor amiga gira los ojos y niega con la cabeza.

—Como queráis.

Se marcha y Kim sigue bailando llevando los brazos hacia arriba y su cabello rizado moviéndose junto a ella.

Kim tiene una belleza inigualable. Es tan delicada como una mariposa y al mismo tiempo es tan fuerte como una leona.

Sonrío cuando me obliga a moverme con ella y la sigo hasta que aparece Thalia aún más alocada.

—¡Debemos celebrar tu ruptura con ese malnacido! —dice Thalia alzando el vaso—. ¡Será la mejor noche de nuestras vidas!

Sonrío y trato de disfrutar lo máximo posible con ellas viendo como cada una lo celebra a su manera. Thalia no deja de mover sus caderas y yo la sigo, viendo como Kim acepta a los que se acercan a ella.

Thalia la animó a que dejase de ser tan tímida y que finalmente prestara atención a sus pretendientes. No obstante, algo bastante fuerte y oscuro se siente por el aire.

Volteo hacia el lugar de origen y Renzo sentado fulminando al chico que posa las manos en Kim. Su forma de hacerlo asusta, y hasta me hace desviar la mirada del lugar en donde se está quemando.

No puede ser.

Me niego mentalmente sobre lo que mi instinto trata de advertirme y disfruto de los siguientes minutos con Thalia.

Empero, esos minutos se desvanecen cuando siento un cuerpo empujarme y lo aparto alarmada. Renzo ha limpiado su camino hasta llegar hacia Kim separando al hombre con el que estaba a punto de besarse.

Mis ojos se abren como platos y Thalia tiene la mandíbula hasta el suelo. Renzo acaba de ensartar un puñetazo al hombre de cabello rubio y este se balance hacia atrás.

—¿¡Qué mierda estás haciendo!? —pregunta Kim colérica.

—Te advertí una vez, tú...

—¡Deja de decir estupideces! —interrumpe empujándolo—. ¡Tú no eres nadie para venir a decirme qué puedo y qué no hacer!

Él está echando humo por las orejas mientras las personas forman un círculo alrededor de ellos y pienso en frenarlo o no.

—¿Quién eres tú? —cuestiona el chico limpiándose la sangre de la nariz.