CAPÍTULO 16

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Hogar

Kiara

¿Alguna vez habéis llegado a sentir aquella sensación de estar en el paraíso? ¿O aquella sensación de poder tocar las estrellas con tus propias manos? ¿Sentir cómo vuelas para luego caer de golpe contra el suelo?

Todo eso es lo que he sentido al besar al hombre que supuestamente, más odiaba en la tierra.

Besar a Rowan Novikov es como volar entre las estrellas y las nebulosas disfrutando de aquel sabor a menta que se mezcla con el agradable olor a bergamota italiana.

Su boca junto a la mía es pura pasión y deseo. Él no besa como lo hace Kenji, sino que lo hace de una manera tan febril y apasionada que jamás desearía despegarme de su lado.

Besa mi cuello con dulces besos y entremezclando con chupones típicos de hombres como él que solo quieren marcar su propiedad. Mi corazón da un vuelco cuando su mano separa mis piernas para poder acercarse más a mí y me toma del cuello con su mano tatuada.

Mis jadeos son inevitables y trato de hacer contacto visual con él volviendo a despegarlo de mí para que se enfrente a mí nuevamente y yo no puedo hacer otra cosa más que reaccionar uniendo mi boca con la suya cuando dice:

—Estuve esperando tanto por esto, estrellita.

Mi respiración es entrecortada y mi pulso va a niveles incontrolables sintiéndome tan ligera en sus brazos.

Tan plena.

Pero todo cae en picado cuando el sonido de unas llaves y una puerta cerrarse, se escucha y provoca la separación de nuestros cuerpos.

—¿Cariño? Ya he vuelto —dice una voz irritante a lo que supongo que es la de su novia y mi genio se estropea por completo.

Apenas puedo respirar correctamente y Rowan está en el mismo estado que yo. Sus ojos están más oscuros que de costumbre y su boca está hinchada mientras que se acomoda el cabello estresado.

—Mierda —maldice y veo como intenta encontrar una solución mirándome de vez en cuando y yo solo arqueo una ceja quedándome en mi lugar—. Tienes que esconderte.

Río perpleja e irónicamente y él me tapa la boca para no hacer ruido, sin embargo, yo la aparto enfadada.

—¿Ahora quieres que actúe como una amante? —digo rabiosa y él se frota la cara queriendo desaparecer.

—Haz lo que te digo —responde cogiéndome de la cintura para bajarme de la isla—. Escóndete en la despensa hasta que puedas salir. No tardaré.

En... ¿En la despensa?

Lo miro y él me señala el gran armario que yace al final de la cocina. Los pasos de Elisa se escuchan más cerca que antes y Rowan me pide que me apresure, pero yo solo puedo negar con la cabeza evitando que las lágrimas salgan a flote.

No.

En la despensa no.

—No puedo hacerlo —niego con la cabeza unas cuantas veces y él me observa frunciendo el ceño.

—Kiara, Elisa está cerca —responde—. No hay otro sitio que no sea ese.

—Te he dicho que no quiero hacerlo —replico con un nudo en la garganta—. No me importa mostrarme ante ella. Pero en la despensa te aseguro que no me esconderé como un cachorro acobardado.

—Mi muerte será por tu causa, Pearson —susurra y me presiona la cabeza para que me arrodille en el suelo de tal forma que la isla queda tras mía tapándome por completo—. Quédate aquí. No hagas nada sospechoso o te lo voy a cobrar a mi forma, estrellita.

Devious Secrets  +18 (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora