Obsesión
Kiara
Las luces que entran desde un costado de la pared golpean mi rostro cubierto de sudor. Debo de oler a rata inmunda, sin embargo, no dejo de dar golpes hacia Renzo.
Este último mantiene las manos enguantadas con los sacos de boxeo, en alto defendiéndose de mi constante lucha. Su expresión es una mezcla de lo aburrido y en cierto estado de alerta.
—¿No te cansas? —pregunta tuteándome después de unas semanas intentando convencerlo de que lo haga. Al fin y al cabo, lo veo más que a mi propia madre—. ¿Por qué siempre tengo que pagar yo por los errores de otros?
—No estás pagando el error de nadie —digo con dificultad ensartándole un casi golpe cerca del rostro y que él logra esquivarlo sin problema. Me exaspera al punto de empezar a dar golpes en el aire como una loca endemoniada—. Solo que tengo que fingir que la familia de mi prometido y yo nos llevamos bien delante de las numerosas cámaras.
Le intento dar un golpe en el estómago, pero a pesar de ser muy buena en el boxeo, él me gana en altura, músculos y peso, por lo que caigo de bruces contra el suelo del ring, quedando como una estúpida e inexperta.
Él me toma de los brazos levantándome de una sola vez y me mira aburrido mientras gira los ojos.
Si llegué a pensar que nunca habría algún hombre en el mundo más frío que mi jefe, lo retiro por completo. Este hombre es un verdadero iceberg.
—Me sigo haciendo la misma pregunta —comenta cruzándose de brazos mientras me observa desde arriba—. ¿Qué culpa tengo yo?
—Muy fácil —digo entrecortadamente al mismo tiempo que trato de llenar mi organismo de oxígeno para ponerme en posición nuevamente—. La culpa de que tenga que lidiar con la vieja pelirroja y el arbusto en persona.
Me observa confundido y yo no mido mi rabia cuando alza las manos no sin antes cambiar el tipo de guantes a unas manoplas de boxeo más anchos y rígidos. Golpeo sus manos con fuerza y logro moverlo de su lugar.
—¿Qué clase de insultos son esos? —pregunta con el ceño fruncido y concentrado en mis golpes.
—No es mi culpa que esos vejestorios sean los causantes de mi estupidez —alzo una pierna golpeando el guante y él se sorprende por el acto—. Me saldrán arrugas antes de tiempo con tan solo respirar el mismo aire que ellos.
—Eres como mi hermana de 5 años —responde con una mueca de desagrado.
Ignoro su comentario y me dedico a lanzar los golpes como si tuviera delante de mí a la señora Suzuki. Visualizo su abrigo de piel de animal costoso de color marrón y sus típicas gafas de sol cuadradas mientras detalla mi ser desde arriba hacia abajo con desprecio.
Caigo rendida en el suelo después de ensartar los últimos golpes y me extiendo en el piso como si fuera una estrella de mar.
—Necesitas más horas de práctica —habla mi guardaespaldas quitándose los guantes pesados—. Llevas mucho tiempo sin hacer boxeo ni defensa personal por dedicárselo a otros ejercicios.
Me lanza la botella de agua y la alcanzo levantándome y quedando aún sentada observándolo con el ceño fruncido.
—No puedo dejar de lado los otros ejercicios. Son muy importantes como para ignorarlos —digo para luego beber del contenido de la botella.
—Tendrás que hacer un sacrificio. Dejarás las armas.
Dejo de beber el líquido y mi expresión denota incredulidad total.
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Devious Secrets +18 (español)
Romance«Todos ocultamos secretos. Y todos jugamos sucio cuando de venganza y amor se trata.» SINOPSIS: Ella es una de las tres mejores estudiantes de arquitectura graduadas de la universidad de Harvard. Gracias a una oferta de la empresa más exitosa de Ne...