♡ : CAPÍTULO XI

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Jeongin estaba un poco sorprendido y ¿dolido? No entendía por qué Hyunjin se había ido temprano ni de por qué tampoco apareció en biblioteca más tarde.

¿Había ido demasiado lejos con lo que hizo? Ni siquiera pudo controlar a su lobo, este solo había tomado el control sin que Jeongin pudiera hacer algo.

Tampoco entendía por qué no estaba en la mesa con sus hyung a la hora del almuerzo del día siguiente, estuvo muy preocupado mientras hacía la fila junto a Félix, a quien le bombardeaba de preguntas sobre si pudo o no haber hecho enojar a Hyunjin con su actitud.

Fue mucho, estaba seguro de eso. Hyunjin era... era lento en esas cosas, se notaba a la distancia que no era una persona a la que había que acercarse así sin más porque lo asustabas. Con él había que tener mucha paciencia en el avance de la relación.

Y vino su lobo a cagarla.

—¿Por qué no está Hyunjin?— pregunta a Minho mientras se sienta en su lugar.

—Está en celo.— dice este con comida en la boca por lo que Jisung lo regaña y baja la cabeza avergonzado. —Su mamá me llamó ayer para avisarme que se le había adelantado el celo y al parecer es más fuerte que los anteriores porque ni los supresores pueden calmarlo.

El lobo de Jeongin gruñó. ¿Por qué toma supresores si nos tiene a nosotros?

Minho y Jisung se matan de la risa ante el gruñido de Jeongin y este enojado se sienta a comer.

Al menos ahora sabía por qué se había ido temprano el día anterior.

—¿La está pasando muy mal?— pregunta luego de un rato.

—¿Por qué? ¿Quieres ayudarlo?— dice Minho con una mirada sugerente antes que Jisung vuelva a regañarlo.

—Jeonginnie es un niño, no digas esas cosas.

Jeongin para nada quería ayudarlo. Su lobo sí, y él quizás solo un poquito, pero se negaba a actuar de esa manera antes de recibir un poco de amor de parte del alfa. Bueno, le compraba el desayuno todos los días...

Ahí cayó en la cuenta de algo. —¿tú me llevaste la leche de banana y mis galletas?— pregunta a Minho y este asiente.

—Me obligó a hacerlo prácticamente, ayer después de clases lo fui a ver y ahí me pidió que le haga ese favor.

Jeongin y su lobo se sintieron muy conmovidos por ese torpe alfa.

¿Lo ves? Hay que ayudarlo y que nos dé cachorros.

Por supuesto que no le iba a pedir cachorros tan temprano, se sintió hasta avergonzado del atrevimiento de su omega.

Ahí se le ocurrió una idea a Jeongin. Este llevaba puesto un suéter ese día y quizás, solo quizás, pueda impregnar su aroma en él para luego hacer que Minho se lo dé.

¿Sería muy íntimo? Que importaba, era su alfa y algún día este tendría que aceptarlo.

O eso esperaba al menos.

—Hyung, ¿hoy vas a verlo? —pregunta a Minho y este asiente —¿podrías llevarle mi suéter?

—¿Estás loco? Me va a matar si le llevo algo con tu aroma.

Tenía razón, no lo había pensado.

¿Sería muy arriesgado si se lo llevaba él?

—Pero puedes llevárselo a su madre. Si quieres, puedo pasarte la dirección de su casa.

Jeongin asiente frenéticamente y su lobo salta de emoción de solo pensar en consolar un poco el dolor de su alfa.

Esa tarde, luego de que Minho le diese la dirección del alfa, él impregna todo lo posible su olor en dicho suéter mientras se dirige a casa de Hyunjin.

Cuando llega, Jeongin se saca el suéter asegurándose de que huela a él y al confirmarlo lo dobla cuidadosamente para después tocar el timbre.

La puerta se abre dejando ver a una mujer rubia, delgada y alta, muy bonita para ser sincero. Alfa.

—Emm, hola, mi nombre es Yang Jeongin, soy compañ...

—¿Eres Jeongin?— este asiente y la mujer grita y salta de emoción —No puedo creer que al fin te conozca, es un gusto, mi bebé habló tanto de ti— dice y la alegría de su rostro se va tan rápido como vino —Ay no, ¿qué haces aquí? No puedes estar aquí.

—Yo... quise traer esto a Hyunjin— dice y le tiende su suéter. La alfa lo mira conmovida y lo toma —espero que esté bien.

—Tranquilo, lo está, y ahora va a estar mucho mejor.—dice señalando el suéter —En cualquier otro momento serías bienvenido de pasar, pero ahora, será mejor que te vayas.

Jeongin asiente comprendiendo y luego de agradecer a la madre de Hyunjin vuelve a su casa.

¿Había hecho lo correcto? Claro que sí, campeón, se decía a sí mismo. Estaba orgulloso de lo que había hecho, esperaba que Hyunjin de verdad disfrutara de su aroma todo lo que pudiera. Su interior se sacudía de solo imaginarse lo que podría hacer o pensar Hyunjin en aquellos momentos.

En nuestro celo si le pediremos ayuda.

Tenía que dejar de pensar en eso si no quería llegar con olor a excitación a su casa.

Los siguientes días fueron algo aburridos para Jeongin. ¿En serio así vivía antes de conocer a Hyunjin?

No quería sentarse en la mesa con Jisung y Minho, ya que estos estaban muy melosos y hacían que se sintiera como la tercera rueda en el lugar.

Con Félix y Chan no era muy diferente, tenían sus momentos en que se metían en su mundo y hablaban entre ellos, pero verdaderamente la mayor parte de tiempo molestaban a Jeongin de por qué no estaba ayudando a su alfa.

Extrañaba a Hyunjin, sentía la ausencia de su aroma en todo el instituto. Extrañaba escucharlo hablar sin parar como todos los días en el comedor o en biblioteca, o ser testigo de las torpezas diarias del alfa como tropezar con los escalones, que choque con las ramas o que tumbe su vaso con agua sobre la mesa.

Luego de tres días, por suerte, Hyunjin volvió a aparecer sentado en la mesa con sus hyung.

Este comía cabizbajo hasta el momento en que el omega se sienta a su lado.

Hyunjin cuando siente el aroma del omega acercarse levanta la mirada emocionado, pero cuando choca sus ojos con los de Jeongin sus mejillas se ruborizan y vuelve a mirar su comida.

Jeongin no iba a mentir, estaba ansioso por ver la reacción de alfa, y quedó orgulloso cuando notó lo rojas que se pusieron sus mejillas luego de verlo.

—¿Ya estas bien?— es lo primero que el omega le dice y Hyunjin asiente aún sin mirarlo. —Iremos hoy a biblioteca hyung, ¿verdad?

—Claro— dice y luego se rasca la nuca mirando a Minho y Jisung quienes los miraban con sonrisas en el rostro —Yo... em. te traje... ya sabes.

Jeongin sabía que se refería a su suéter, pero quería seguir provocando al alfa.

—¿Mi suéter? ¿Te sirvió?

Quizás se estaba juntando mucho con Félix, porque disfrutó de ver como Hyunjin se encogía en su lugar y cubría su rostro como él lo hacía cuando se sentía avergonzado.

—Está bien, Hyunjin, por algo te lo di. No debes sentirte avergonzado.

Este asiente aún sin mirarlo y comen en silencio.

Luego del almuerzo Jeongin acompaña al castaño hasta su casillero para que este le dé su suéter de vuelta.

—Gracias— dice bajito el alfa cuando se lo tiende y voltea a cerrar su casillero.

Jeongin percibe aún el olor a alfa en el suéter más allá de que lo haya lavado. Inmediatamente se lo pone, queriendo quedar marcado del aroma de su alfa.

Hyunjin luego de cerrar el casillero lo ve con el suéter puesto y con su aroma marcando fuertemente al azabache. Sonrió para sí mismo, feliz de pensar en que todo aquel que vea a Jeongin sentiría su olor, sabiendo así que ese omega ya tiene a alguien.

Jeongin lo mira sonriendo, sabiendo que con ese pequeño gesto hizo feliz a su alfa y luego ambos se despiden para volver a clases.

Cute and clumsy alpha ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora