♡ : CAPÍTULO LVIII

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Al finalizar una de las mejores clases que tuvo en su vida, la profesora les había dado como tarea semanal el perdonar.

Según palabras de la profesora Shin, además de los trabajos y exámenes que tendrían a lo largo del semestre con ella, también le gustaba incluir tareas personales para que trabajen en ellos mismos durante la semana. Con la tarea personal, lo que esperaba es que cada uno de ellos fueran haciendo una bitácora donde anotaran cada frase que les gustaba, por qué les gustaba y trabajasen en el reto que ella les dejaba.

El perdonar, por ejemplo, no solo se refería a alguien externo, sino que a veces a uno mismo, y quería que ellos mismos reflexionaran sobre el tema y se autocorrigieran.

Le gustaba la profesora. Le gustaba su forma de enseñar, sentía mucha empatía y comprensión de parte de ella hacia sus estudiantes y sentía que podía confiar en ella, que podía abrirse y pedirle ayuda.

Luego de que todos abandonaran el aula —incluido Changbin, quien lo abrazó fuertemente y le agradeció por haber estado con él ese día— Jeongin se acerca a su profesora sin saber específicamente qué iba a preguntarle.

—Señorita Shin, ¿puedo hablar con usted?

Ésta levanta su mirada de su laptop al verlo frente a su escritorio —Claro, ¿te surgió alguna duda de algo que haya dicho?

—No, yo... en realidad...— no entendía por qué se encontraba nervioso y avergonzado por lo que iba a preguntarle —quería saber si usted atiende en consultorio privado o si solamente da clases.

Jeongin evita lo máximo posible el contacto visual con su profesora, sentía que ésta podía llegar a analizarlo en ese mismo instante y se sentía intimidado.

—No, no atiendo en consultorios, lo siento.— es bastante evidente la cara de decepción del azabache cuando asiente lentamente resignado —Pero conozco a personas muy buenas que podrían ayudarte ¿es eso lo que quieres?

—Si— se apura a decir con un poco más de esperanzas —lo estuve pensando y sí, quiero hablar con un profesional.

La profesora le sonríe y pone una mano sobre su hombro haciéndole sentir más seguro —no tienes que tener vergüenza por tomar esta decisión. Así como nos hacemos chequeos físicos es bueno y necesario hacerlo también con la mente.

Jeongin asiente y le sonríe, sintiéndose más seguro —Gracias profesora.

Se encontraba raro mientras volvía a su casa ese día. No era la misma rareza que venía siendo constante en él desde que Félix se fue, sino que sentía algo diferente, se sentía con más ganas de mejorar.

Al llegar a su casa se pone a preparar la cena para su familia, ya que su hermana estaba en la casa de Ryujin y su madre había comenzado a trabajar nuevamente.

Era un gran alivio para él que su madre haya vuelto a trabajar, que salga con sus amigas, que conociera gente nueva. Sentía que la había recuperado por completo.

Durante toda la cena no dice ni una sola palabra sobre el tema. Esperaba contar con su madre durante la noche para allí poder abrirse mejor y contarle todo lo que estaba sucediendo.

Cuando termina de cenar y de ordenar la mesa, Jeongin ve a su madre dirigirse hacia su habitación como siempre lo hacía. Rápidamente va hacia su propia habitación para ponerse su pijama y lavarse los dientes antes de que su madre se durmiera. Tenía planeado no dormir en su cuarto esa noche.

Golpea la puerta del cuarto de su madre y cuando ésta le permite pasar, ingresa y se acuesta en la cama junto a ella.

—Innie, no esperaba tenerte aquí— le dice sonriéndole dulcemente y cubriéndolo con la manta.

—Quería que hablemos mamá.

—¿Quieres contarme sobre tu primer día?— Jeongin asiente refugiándose con la manta algo avergonzado por hablar con su madre —No te lo pregunté porque sé que no quieres hablar mucho últimamente y quiero darte tu espacio, no porque no me interesa ¿sí?

—Lo sé, sé que tus intenciones ni la de Yuna son malas.

Ella le sonríe y acaricia su cabello, regalándole el dulce aroma frutal que siempre fue tan reconfortante para su lobo —cuénteme, cariño.

Procede a contarle lo sucedido durante el día. Le cuenta sobre Changbin, un alfa que antiguamente le caía mal y ahora lo quería mucho, le cuenta sobre sus clases en el día y sobre todo le cuenta de Suran y de lo increíblemente bien que la omega lo hizo sentir durante su clase.

—Yo sé que no me estoy comportando de la mejor manera y que no está bien.

—Lo sé cariño, sé que estás mal desde que Félix se fue.— le dice y acaricia su cabello con la intención de consolarlo —Pero volverá el mes que viene, ¿eso no te alegra?

—Me alegra, y no debería ser así. Que él regrese no debería significar mi estabilidad emocional, sé que solo será momentáneo y no quiero eso.

—Por supuesto que no mi amor, yo solo quiero verte feliz y trato de animarte.

—Lo sé, créeme que lo sé. Recuerdo cuando la situación era al revés y éramos Yuna y yo los que intentábamos animarte a ti.

Nayeon asiente mirándolo triste —no soy el mejor ejemplo para esto. Lo siento.

—Claro que lo eres. Tu mejoraste mamá, mírate ahora, tienes empleo nuevamente, te juntas con tus amigas, se nota que estás mejor y a eso es a lo que aspiro. Eres muy muy fuerte y estoy orgulloso de ti.

Su madre le sonríe enormemente —yo confío en ti, ya verás como vendrán tiempos mejores.

Jeongin le devuelve la sonrisa y asiente, abrazándola para dormirse así. —Gracias mami.

—El primer paso ya lo hiciste, darte cuenta de lo que está mal y el querer mejorar, ahora todo se trata de tiempo.

—Le pedí ayuda a la profesora hoy y me dio el contacto de una de sus colegas que podría ayudarme.

—Me parece increíble Innie, no cometas los mismos errores que yo y asiste a terapia.

Jeongin la abraza más fuerte dejando besos sobre su cabello, sintiéndose tranquilo de contar con el apoyo de su madre.

Cute and clumsy alpha ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora