— Llegó — musitó Tae, más para sí mismo que para mí.
Dejó el vaso sobre la encimera y él me tomó de la mano para irnos de ahí. Me mantuvo cerca; eso me reconfortó. Una oleada de victoria se expandió dentro de mí a medida que nos acercábamos a la puerta principal. Nos imaginé saliendo de aquí, caminando a casa y alejándonos de este ambiente oscuro, pero de un segundo a otro, la puerta se abrió antes de que pudiéramos llegar a ella. Un hombre de ropa holgada, con chaqueta de cuero, cabello largo y músculos de película de acción había llegado; no tenía idea de quién era, pero Taehyung si parecía saberlo.
Sentí al chico tensarse mientras nos orillaba contra la pared, detrás de una planta artificial que nos cubrió la cara. Mantuvo su brazo frente a mí para esconderme. Se supone que nos estábamos escabullendo de Jaewon, pero parecía que se había presentado otro obstáculo.
— ¿Qué pasa? — susurré.
— Es Bam — explicó. — Carajo.
Bam. Aquel que lo había ido a ver a casa el día que regresé de Seúl. No tenía muy claro lo que hacía, pero si sabía que debía tener una fuerte imponencia entre la gente que había aquí, pues Tae no fue el único que reaccionó a su llegada. Un montón de personas más se le quedaron viendo con gran respeto. Yo, por otra parte, sentí todo lo contrario. Taehyung tiró de mí para empezar a subir las escaleras y así esquivarlo.
— ¿Adónde vamos?
— Solo apresúrate.
Al llegar al segundo piso, nos encontramos con un panorama mucho menos iluminado. Apenas se le podía distinguir la cara a las personas que había ahí. Tae me mantuvo cerca suyo mientras probaba girar distintos picaportes. Todas las habitaciones estaban cerradas u ocupadas pero, por suerte, la última puerta del pasillo se abrió sin problema.
Era un baño.
Taehyung me hizo entrar en frente suyo y luego colocó el pestillo.
— ¿Ahora qué? — pregunté, apoyándome en el lavabo.
El espacio era diminuto. El papel tapiz en las paredes era horrible, los azulejos de la bañera estaban casi todos rotos y la alfombrilla del suelo estaba mal puesta, como si la hubieras pateado hasta enroscarla en una esquina.
— Debí haberte sacado de aquí en cuanto te vi.
Suspiró estresado, pero yo me crucé de brazos.
— No, lo que debiste haber hecho fue ir a casa conmigo cuando te lo dije — él solo negó con la cabeza, mirando al suelo. — ¿Nos quedaremos aquí escondidos mucho tiempo?
— No quiero que Jaewon, Bam ni nadie de ellos te vea — dijo, mirándome. — Se supone que iban a llegar más tarde.
— Además de idiotas, son inoportunos.
Noté a Taehyung mirarme fijamente. Su ceño se había relajado y se veía menos tenso. Me alegré de que luz aquí fuera más clara, pues así podía ver bien su cara.
— Dime, ¿cómo se suponía que iba a funcionar tu brillante plan de venir aquí?
— Llegaba, me veías y te ibas conmigo.
Él soltó la risa. La música de la fiesta se oía ahogada.
— Joder — se quedó sonriente. — ¿Crees que soy tan fácil de manipular?
— No quería manipularte — lo miré mal. — Yo solamente quería llevarte a casa.
Alzó ambas cejas.
— Querías llevarme a casa — repitió, burlón.
Le di un manotazo en el brazo. El baño era tan pequeño que no tuve que estirarme para alcanzarlo.
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sempiterno • kth
Fanfiction❝ Cuando eres joven solo corres, pero vuelves a lo que necesitas. ❞ Sora y Taehyung son amigos de la infancia que tuvieron que crecer en medio de pandillas, drogas y violencia callejera. Se permitieron soñar con salir de ahí y empezar vidas nuevas q...