Lo único que Jungkook no sabía sobre mí era la complejidad de mi relación con Taehyung. Sabía todo respecto a mi familia, las pandillas, la vida en el barrio en general y mis amistades de la infancia, pero no tenía idea sobre mi primer amor, los besos a escondidas y el dramatismo excesivo de nuestra despedida.
La razón por la que había decidió no decírselo no tenía nada que ver con que quisiera esconderlo, sino que hablar sobre ello solía hacerme muchísimo mal. Preferí guardarlo solamente para mí. Nunca vi la necesidad de exponer ese lado de mi historia, así que no lo hice. Era algo que, según todas las probabilidades, debió haber quedado para siempre en el pasado. Sin embargo, no contaba con que mi antigua realidad regresará de esta forma tan fortuita.
Por esa razón, cuatro días después de la llegada de Taehyung a Seúl, me sentí un poco nerviosa cuando le conté a Jungkook sobre su estadía en el departamento.
— ¿No van a estar demasiado apretados? — pregunto una vez que termine de ponerlo al tanto, sin tomarle la importancia que me había imaginado. — El lugar es pequeño. ¿Han considerado mudarse?
Estábamos sentados en la parte más alta de las gradas de la pista de atletismo de la universidad. Ambos teníamos un café en la mano mientras el aire de las cuatro de la tarde nos acicalaba el rostro y el equipo de relevos llevaba a cabo sus ejercicios de calentamiento en el centro del campo. Yo estaba sentada con las piernas cruzadas y con mis pies debajo de la rodilla opuesta a cada uno mientras hojeaba el código civil de Jungkook, pues todavía me sentía algo desasosegada por el tema. Varios otros estudiantes habían tenido la misma idea de venir a pasar su rato libre aquí, así que nos encontrábamos disfrutando de la vista en conjunto.
— Es temporal — encogí mis hombros. — No creo que haya mucha diferencia.
— ¿Cuánto llevaban sin verse?
— Dos años — conteste. — No lo veíamos desde antes de la graduación.
Jungkook emitió un pequeño silbido en alusión al largo tiempo.
— ¿Y en dónde estuvo él?
No había cruzado ninguna palabra con Taehyung durante los últimos días ni tampoco había dejado que Jimin o Tara me hablaran al respecto, así que no lo sabía.
— En Gwangju — invente. — Tiene familia ahí.
Jungkook asintió mientras le daba un sorbo a su bebida caliente. En realidad no parecía especialmente interesado en saber mucho acerca del contexto de Tae, pero no mostré queja alguna porque supuse que las cosas serían mejor de esa manera ya que no iba a tener que continuar indagando dentro de mis propios recuerdos. Entre menos habláramos de Taehyung, mejor para mí.
— ¿Debería preocuparme? — me miró de reojo con semblante burlón.
— ¿Por qué?
— ¿Es guapo? — continuó, girando hacía mí. — Tu amigo, digo. ¿Es más atractivo que yo?
Resople mis labios con diversión.
— Aigo — reí. — Eres absurdo.
— Eso fue un sí — asintió, haciéndose el serio.
— Basta — me recargue en él para empujarlo ligeramente. — Tus comentarios son infantiles.
Esbozo una media sonrisa cuando lo bese en la mejilla.
— ¿Entonces estás diciendo que tú tendrías el mismo humor dócil si fuera yo quien comenzará a vivir con una chica que no conoces? — cuestiono. — Imaginalo. Mi departamento, yo, una fémina...
— No vuelvas a usar esa palabra — lo hice reír mientras enredaba mi brazo con el suyo para apretujarme contra él. — Suenas a macho.
— Ya, pues la idea de mi comentario persiste.
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sempiterno • kth
Fanfiction❝ Cuando eres joven solo corres, pero vuelves a lo que necesitas. ❞ Sora y Taehyung son amigos de la infancia que tuvieron que crecer en medio de pandillas, drogas y violencia callejera. Se permitieron soñar con salir de ahí y empezar vidas nuevas q...