Salí del centro de copiado de la universidad mientras guardaba el material de lectura recién impreso de la clase de química orgánica en mi mochila. Lo iba a necesitar para la cátedra de mañana, así que aproveché el tiempo muerto que tenía antes de encontrarme con Jungkook para conseguirlo. El chico había llegado anoche a la ciudad luego de pasar dos semanas en un congreso en Busan junto a un montón de sus compañeros de carrera; hoy sería la primera vez que nos veíamos desde su partida, así que estaba emocionada por ello.
Camine por el campus y entre al baño de la cafetería para asegurarme de que mi aspecto estuviera en orden. Una vez frente al espejo me sacudí el cabello y pase mis dedos entre las hebras para acomodarlo; le había aplicado calor por la mañana, así que las ondas tenían apariencia relajada y más natural. Tomé el labial rojizo cereza del bolsillo de mi chaqueta y lo apliqué con lentitud en mis labios; era un color que me hacía parecer más como un ser humano y menos como un fantasma, a opinión de Tara. El producto también hacía buen colorete, así que lo reutilicé un poco en las mejillas aplicándolo gentilmente con la ayuda de mi dedo índice.
Luego de mi pequeño episodio de vanidad, empecé a andar hacia las gradas frente a los edificios de contabilidad. Habíamos elegido este punto de encuentro por su cercanía a la entrada principal de la universidad. Es un espacio al que muchos estudiantes acuden para pasar el rato, así que no me sorprendió encontrarlo con bastante concurrencia al albergar a varios alumnos sentados ahí. Los árboles de los alrededores hacían buena sombra, por lo que era uno de los mejores y más conocidos recovecos en todo el campus.
Jungkook me envió un mensaje diciendo que iba un poco retrasado. Comencé a buscar un espacio libre para sentarme pero, cuando divisé una silueta conocida a la orilla de la cuarta fila, fruncí un poco el entrecejo. Subí los escalones y me senté a su lado.
— ¿Qué haces aquí? — pregunté.
Taehyung sonrió ladinamente de inmediato después de reconocer mi presencia. Se sacó del oído el único audífono que llevaba puesto y bajo el lápiz con el que dibujaba en un bloc de notas amarillo. Su postura lucía despreocupada al tener un pie encima del asiento para usar su pierna como apoyo para la libreta.
— Espero a Jimin — contestó. — Quedamos para comer juntos.
Asentí y le eché un vistazo a la hora.
— Seguro no tarda en llegar.
— Si, eso me dijo.
Lo mire pero no tarde mucho en apartar la vista. De repente me había puesto nerviosa al tenerlo al lado sin algún tipo de advertencia sobre su visita a uno de los territorios que, hasta ahora, mi cerebro marcaba como seguro de este tipo de emociones. Sin embargo, él parecía bastante desentendido. Como si esto fuera cosa de todos los días.
— ¿Qué estabas dibujando?
— Nada.
Tome el bloc de su regazo sin poner cuidado en su fallido intento por impedirlo. Solté un pequeño grito ahogado de admiración al distinguir el boceto.
— ¡Es idéntico! — exclamé, alzando el dibujo para compararlo con la versión tangible. El edificio frente a nosotros ahora también existía a lápiz; era una infraestructura moderna con detalles en los ventanales, así que era imposible no relacionar ambas interpretaciones entre sí. — Incluso hiciste estudiantes.
— Si, bueno... Ya devuelvelo — me dijo, tomando con delicadeza el bloc de mis manos mientras sonreía. — Eres un poco mano larga.
Abrí los ojos con exageración.
— Bien — bufé, — no te volveré a halagar.
— Solo es un flojo bosquejo — se encogió de hombros, cerrando la libreta y dejándola junto a él en la grada. Apreté los labios distinguiendo uno de sus antiguos rasgos; siempre hace menos sus habilidades cuando alguien las aprecia en voz alta. — ¿Ya ibas a casa? ¿No quieres venir con nosotros?
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sempiterno • kth
Fanfiction❝ Cuando eres joven solo corres, pero vuelves a lo que necesitas. ❞ Sora y Taehyung son amigos de la infancia que tuvieron que crecer en medio de pandillas, drogas y violencia callejera. Se permitieron soñar con salir de ahí y empezar vidas nuevas q...