IV

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Había llagado a mi casa cerca de las diez y media de la noche, estaba muerto de hambre y quería dormir hasta la semana siguiente

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Había llagado a mi casa cerca de las diez y media de la noche, estaba muerto de hambre y quería dormir hasta la semana siguiente. Estaba muy cansado pero algo feliz por lo que podría pasar mañana, sin embargo, esa felicidad se esfumo.

- Gojo-san, buen trabajo.- Menciono la peor persona que puede existir para personas con dinero.

El secretario, o como me gusta llamarlo "El rubio en llamas".

- Nanami.- Masculle algo enojado. ¿Por que no se tomó más tiempo de vacaciones?, se me ocurren unos cien años más.

Él se corrió y me dejó pasar a donde estaban mis padres.

- Satoru, ¿no te da alegría que Kento-san esté de vuelta en el trabajo?- Pregunto mi papá, él rebosaba de alegría y me imagino que era por tener a la segunda persona en quien más confiaba.

- Uy si, me pone demasiado feliz verlo de nuevo respirar en mi nuca.- Mencione con enojo y un obvio timbre en mi voz.

- ¿De verdad?, ay querido yo sabía que se pondría muy feliz.- Menciono mi papá muy contento.

- Ryo, creo que Satoru fue sarcástico.

- Ah.

- Me deprime escuchar algo así, Satoru-san, yo lo había extrañado tanto, hasta le traje un regalo de mis vacaciones por América del Sur.

En una mesa había un pequeño paquete que me entregó.

- Por favor, abralo en su cuarto, y recuerde dormir temprano, le daré su nuevo itinerario una vez que finalicen sus actividades.

- Aw Kento-san, es muy tierno de su parte.- Menciono mi padre.- Nosotros estaremos hablando de negocios. Será mejor que descanses, Satoru, haré que te lleven tu leche caliente.

- Si, lo que sea.

Subí a mi cuarto con el regalo en sus manos, no se me ocurre que podría haber encontrado en lugares como lo son América del Sur, allá no hay nada genial.

Una vez ahí saque lo que sea que haya, y me sorprendí por encontrar una figura de un indio de madera y tallado a mano, estaba feo y no le veía la mayor gracia.

Ni de pisapapeles podía servir.

En la cabeza había una nota escrita a mano de Nanami, decía: "levantar", hice caso y de entre las piernas del indio de madera salió un pene delgado y largo.

Hijo de puta.

A la mañana siguiente me fui temprano a la escuela a ayudar en la venta de nuestro café, solamente debía de existir para que las personas hicieran filas para tomar algo

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A la mañana siguiente me fui temprano a la escuela a ayudar en la venta de nuestro café, solamente debía de existir para que las personas hicieran filas para tomar algo.

Después nos fuimos al patio donde se seguirán realizando las actividades, todos los cursos se les obligó cambiarse por la ropa de deporte y esperar a que digan los cursos involucrados.

- ¿Qué premio es este año?- Pregunte con mis lentes puestos, mientras miraba el planificados que traía Suguru.

- Pases gratis por un desayuno king, hamburguesas, una cajita feliz del McDonald's, dos cafés para Starbucks y unos nuevos audífonos inalambricos de marca Apple. Este año fueron humildes.

- Si, él año pasado era una salida a Alemania.- Mencione haciendo una mueca.

Lo único bueno era la cajita feliz.

El director llegó al centro del patio y dejó pegado los grupo formados.

Lo presidentes de cada curso se acercaron a leer y finalmente hablaron entre ellos.

Este será el único momento en que seremos civilizados, después habrá guerra por saber quien quedará en primer lugar.

Suguru se acercó a nuestro curso y habló.

- Somos con los de primer año, curso A, nos reuniremos en el gimnasio para debatir quien participará en las actividades.- Menciono con una sonrisa muy grande, ¿por que sentía que algo no me iba a gustar?

Todos seguimos a mamá Suguru hacia el gimnasio donde nos esperaban los de primero. A simple vista no reconoci a nadie, hasta que vi una cabellera rosada.

Mierda.

- Suguru, creo que no participaré este año, no me siento bien y creo que se me olvido alimentar a mi gato.

- ¿Qué dices, Satoru?, si tu no tienes gatos. Mejor anda a tomar algo, que te necesitaré para la silla musical y la guerra de tres caballos y un jinete.

- ¡Pero Suguru...!

¡¿Que no entiendes que no quiero estar junto a ese Omega?!

Ábrete el cráneo y piensa.

- Shh, tengo mucho trabajo que hacer, bebé, y hace lo que te digo.- Hizo un gesto con la mano llamando la atención del de cabellos rosados.

- Oh, sempai, espero que trabajemos juntos.- Me sonrio con descaro el Omega.

Yo espero no verte más, tonto.

Omega marcado. |GoYuu, Omegaverse|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora