XLII

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- Satoru, ¿te encuentras bien, hijo?- Menciono preocupado mi progenitor al ver que apenas tocaba mi cena

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- Satoru, ¿te encuentras bien, hijo?- Menciono preocupado mi progenitor al ver que apenas tocaba mi cena.

Parpadeó sacándome de cualquier ensoñación y levanto la cabeza.

- Si, lo siento, es solo que me duele la cabeza, ¿creen que pueda ir a comer a mi cuarto?, prometo que no es algo de que preocuparse.- Mencione evitando sus miradas, sabia de sobra que mi padre podía ver mi alma con solo ver mis ojos.

- Esta bien, cariño, haré que te suban un poco de té y una pastilla para el dolor de tu cabeza.- Asentí poniéndome de pie.- Y, Satoru, sabes que puedes decirnos lo que sea ¿verdad?

- Si.- Susurre. Ellos saben.- Buenas noches.

Subí a mi cuarto y me acosté en mi cama mirando el techo.

No sabía como sentirme.

No sabia que pensar.

Ahora, no sabía como seguir existiendo.

Cuando el Omega me había confirmado que nosotros estábamos en una especie de relación, yo me había convertido en el ser más feliz y una agradable sensacion aparecio en mi pecho, era como estar lleno y sentia que estaba volando en este mundo, nadie podía tocarme.

Era un dios por ya tener lo más importante, alguien que me amara por el simple hecho de ser yo.

Y me equivoque, porque fue el mismo Omega que hizo que me estrellara contra el suelo.

Ahora no sentía nada.

Era como si mi cerebro se quemara por el dolor, y las cicatrices que adornaban mi cuerpo ardieran recordándome eternamente que eso había sido la causa de su infelicidad.

No era nadie.

Y ya no sabia donde estaba mi lugar feliz.

La puerta de mi cuarto fue tocada y alguien de mi casa fue enviado para traerme una taza de té junto con un vaso de agua con una pastilla.

- Si el dolor persiste debe de informar para que asista a ver a un médico.- Me informo.

- Si, haré saber si el dolor empeora, gracias.

Me tome la pastilla y, después de unos minutos, comencé a beber el té para poder acostarme calentito.

El sueño comenzó a vencer y me dormi, pensando en el Omega junto con un gran dolor de cabeza.

El día siguiente no fue nada diferente. Me sentía igual de patético y mi dolor no desaparecía, tal vez si me tomaba dos pastillas el efecto sea más prolongado.

Me prepare para ir a la escuela y estar pegado a Shoko por todo el día aunque eso signifique ser el mal tercio, no me importaría.

Cuando llegue a la escuela, mi mirada estaba en el suelo. Una gran vergüenza se apoderó de mi cuerpo sintiéndome inútil por no ser la felicidad de mi anterior Omega, me sentía estúpido.

- Ey, te estaba buscando, ya abrieron las postulaciones para el examen de matemáticas para Harvard, ¿lo harás?- Pregunto mi amiga llegando a mi lado.

- No lo sé, hay un conflicto con mi familia sobre mis estudios superiores.

Si, una parte quiere que estudie relaciones políticas y otras, osea solo yo, quiere estudiar medicina.

- Y, ¿que es lo que quieres ser?

- Puta.

- Mm, ya tienes la cara, te falta la experiencia.- Dijo burlona.

- Que chistosa, hoy te comiste a un payaso, payasa.

Lo bueno es que me apoya, gracias Shoko.

El curso salió de paseo, ahora íbamos en un bus camino a uno de los templos de Tokio para recorrerlo, y todo por un profesor mamon que le gustaba enseñar mostrando a primera vista la antigüedades del país

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El curso salió de paseo, ahora íbamos en un bus camino a uno de los templos de Tokio para recorrerlo, y todo por un profesor mamon que le gustaba enseñar mostrando a primera vista la antigüedades del país.

En todo el camino estuve con mi amiga, y es que con Shoko a mi lado mi tensión fue disminuyendo, y eso era muy bueno.

También se había pegado Suguru, que de una extraña forma su presencia no era incomoda, eso era raro, el hijo de puta parecía una cacatúa con lo parlachin que estaba y eso aumentaba mi dolor de cabeza.

Cuando menos se lo espere lo dejaré noqueado en un templo donde lo harán budista y vivirá como monje por el resto de su patética vida.

- Satoru, dame atención~.- Pidió tomando mi brazo y jalarlo hacia él.

- ¡Cállate que me duele la cabeza!- Grite alejándome de él lo más rápido que pude, sin percatarme de quien tenía frente.

Obviamente eso nos llevo a que alguien chocará contra mi perfecto abdomen.

- Ugh, ¡fíjate por donde vas, jirafa deforme!- Se quejo un pitufo.

Mire a la culpable y solo pude reír débilmente por su rostro de enojo.

- ¿Disculpa?, ¿que fue lo que dijiste, enana?- Masculle molesto por el simple insulto de una Omega que no me llegaba ni a los hombros.- ¿Por que no me lo dices aquí arriba, minion?- Me burle de ella.

Y sin verlo venir, ella me golpeó en la rodilla haciendo que me agache por el dolor.

- Al parecer el que vino aquí abajo fue otro, jirafa.- Se burlo con una sonrisa socarrona.

¿Cómo una persona tan enana tiene un carácter de mierda?

- ¡Amanai-san, por favor, no vuelva a separarse del grupo!- Grito una Beta de sirvienta mientras se acercaban a la de pelo oscuro.

- ¡No es mi culpa, este inútil choco conmigo!

- ¡Inútil tu segundo género!

¿De que le servía ser mujer y Omega?

- ¡Satoru!

- ¡Retractate, cuatro ojos!- Grito la chica.

- Obligame, cara de plasma.

Yo no quería pelear, pero ella me obligaba a sacar lo más oscuro de mi.

Omega marcado. |GoYuu, Omegaverse|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora