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A la mañana siguiente.

Betty con todo listo partió hacia su nuevo lugar, está vez se fue solo había pedido un taxi, no quería molestar a Carmen y sus chicos más.

Cuando llegó se sorprendió al ver la bonita cabaña de dos pisos, con un amplio jardín lleno de flores, atrás de la cabaña un inmenso bosque hay, todo es maravilloso, Betty no podía dejar de sonreír todo es muy bonito.

Se prometió así misma que haría una casa así, alejada de todos en el bosque, donde puede respirar aire puro, donde no hay ruido de nada solo el viento soplara y algunos animales por aquí y por allá, hablando de animales le gustaría tener mascotas, siempre le han gustado los animales.

Se arma de valor, toma sus maletas y camina hacia la puerta, se maravilla al sentir el olor a madera, toca la puerta, escucha paso que van directo hacia donde ella está, cuando la puerta fue abierta se sorprende al ver quién es.

─Sr. Uzziel ─dijo sorprendida.

─Srta. Betty ─dijo con voz grueso, guarda silencio unos minutos ─¿que hace en mi casa?

─Me contrataron como mucama ─dijo, en su bolso busca el papel y se lo entrega, así para que vea la dirección.

Uzziel tomó el papel comienza a leer ─Carmen ¿te mando?

─Sí señor.

Uzziel le abre la puerta indicando que pase, Betty toma sus maletas y entra hacia la casa, mira todo a su alrededor, es acogedor, aunque no tiene muchas cosas es cómoda, se nota que estos gemelos son personas sencillas.

Betty estaba por hablar pero se dio cuenta que estaba sola en la sala, muerde su labio sin saber que hacer, al parecer el Sr. Uriel no está, por lo menos con él ella no se sentirá tan incómoda.

Con temor pones sus maletas al lado de los muebles y toma asiento, suspira y pasa su mano por la cabeza, está un poco cansada más mentalmente que física, aunque ha descansado bien últimamente pero se siente así.

No sabe cuánto tiempo pasó pero la puerta principal fue abierta.

─Hermano ya llegué.

─Sr. Uriel.

El nombrado se congela al escuchar esa voz, esa voz que nunca podrá olvidar, con cuidado voltea y la mira hay frente a él está la mujer que no ha podido abandonar sus pensamientos.

─Betty…¿q-ue haces aquí? ─pregunto cuando se pudo tranquilizar.

 ─Soy la chica que mandó carmen…

─Oh, y mi hermano.

─No lo se.

Uriel suspira ─No tomes a mal la actitud de mi hermano, él es así, es un buen hombre ─dijo con pena ─por favor no te sientas mal.

Betty niega con una sonrisa ─El poco tiempo que compartí con ustedes comprendí un poco de cómo es él, no me incómodo, se que es un buen hombre.

Uriel sonríe agradecido ─Iré a buscarlo por favor espera un momento.

Betty confirma, toma asiento otra vez.

Uriel rápido sube la escalera y se sorprende al ver a su hermano al lado de esta ─¿Que haces aquí?

─Y-o, yo no sabía que hacer ─respondió con voz baja, tiene mucha vergüenza por lo que hizo.

─¿Has estado aquí todo el tiempo? ─pregunto Uriel sabiendo como es su hermano, y lo confirma al ver como su hermano mueve la cabeza en afirmación ─está bien vamos.

Los dos bajan hacia la primera planta, se sientan frente a Betty, Uriel sonríe un poco hacia la dama frente el ─Bien Betty, de ahora en adelante trabajarás para nosotros, en ocasiones duraremos meses fuera de casa o hasta años, todo depende de cómo estén las cosas.

Betty confirma.

─Estas encargada de todo en la casa, no te molestaremos en nada, tu misma aplicarás como quieres hacer las cosas o como ponerlas ─Uriel estaba por seguir hablando cuando fue interrumpido por Betty 

─P-e-r-o, pero este es su hogar, creo que es mejor que ustedes me digan cómo le gustan las cosas así yo haré lo que ustedes me digan.

Uriel niega ─Betty ni un vaso sabemos fregar, rompemos todo lo que tocamos, comemos a base de comida procesada o  a domicilio. Tu harás un horario por qué tampoco queremos que hagas todo en un solo día, solo tienes que avisar cuales son los días que limpiaras nuestra habitaciones y estudios con los demás solo pon un papel en la nevera y lo miramos.

Betty confirma.

─Antes está cabaña no tenía absolutamente nada salvo por nuestras cama, escritorio y algunas cosas en la cocina más nada, ninguno de nosotros dos tiene interés en algo ─expresó Uriel ─Carmen fue que nos mandó a comprar algunas cosas para nuestra casa y solamente lo hicimos.

Betty solo los observa ─Yo, yo solo espero que nos llevamos bien y… cocinare para ustedes, se que eso no estaba en el contrato pero lo hará ya que vivire en el techo de ustedes, me gusta cocinar así que espero que puedan disfrutar de una buena comida casera.

Los ojos de los gemelos se iluminan por esas últimas palabras, nunca han podido comer una comida casera, siempre ha sido pre cocinada o en banquete, aunque son ricos nunca han podido tener una casera.

Ellos han tenido una vida muy solitaria, su madre murió cuando ellos nacieron, sus padres sirvieron a la corona como lo hacen ellos, pero murieron en batalla dejándolos con tan solo 10 años.

Betty se sorprende al ver los ojos brillosos de ellos, sonríe por dentro, ama que alguien como su comida, nota que ya es hora del almuerzo, se levanta y los mira ─¿Puedo usar su cocina?

─Es tuya, cuando quieras la puedes usar ─dijo Uriel mirándola de una forma diferente.

Los gemelos miran como ella entra a la cocina, Uriel mira a su hermano mayor quien no puede dejar de mirar a la mujer que se acaba de ir.

Talvez solo talvez su vida se llene de color.

Mucama (+18 saga Agencia Intergaláctica )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora