Mucama (+18 saga Agencia Intergaláctica )

18

Al día siguiente.

Cuando llegaron los gemelos miraron a la asustada Betty rápido le preguntaron qué pasaba y está le dijo que había alguien en la casa, pero los muchachos le aseguraron que nadie además de ellos tres estaban en la área.

Eso es algo que los gemelos saben muy bien, está área tan grande es propiedad de ellos, todos los animales están entrenados para matar y proteger, además de la excelente vigilancia que hay.

Ella está segura que alguien le hablo pero… pensándolo bien esa voz se parecía a la de ella.

─Betty ─llamó Uriel preocupado al ver la mirada en blaco de ella.

─Hun…

─Ven…

Betty mira la mano tendida frente a ella, la tomó y fue jalada hacia unos fuertes brazos, comenzó a llorar, con voz rota dijo ─Volvió, volvió esa voz ─dijo al entender la situación.

Los gemelos se miran sin saber que decir, nunca han sido bueno para consolar a otras personas, uriel solo le acaricia la cabeza, la carga y se sienta con ella en sus piernas, uzziel busca un vaso de agua, se sienta al lado de ellos y le pasa al agua a ella, con vergüenza toma un poco de la ropa de ella y se queda agarrándola.

Betty siente el pequeño agarre y lo mira, con cuidado toma su mano, apoya su cabeza en el pecho de Uriel y se queda dormida.

El corazón de los chicos está latiendo con fuerza, nunca esperaron esto así, eso quiere decir que ella no es diferente hacia ellos, pero no cantarán victoria solo han pasado dos meses desde que ella está aquí.

⬤⬤⬤⬤

A la mañana siguiente.

Con su cabeza frota el lugar donde está dormida, se siente un poco duro pero a la vez cómodo, abre sus ojos y ve un mentor azul, pestaña sin entender lo que está pasando, los abre en grande al entender la situación.

Anoche el Sr. Uriel la había cargado, ella tomó la mano del Sr. Uzziel y se recostó en el pecho del gemelos menor, es una tonta, con pena trata de salir, y todo fue en vano, mientras más trataba ellos se oponían, su mano sostenida por el mayor se apretaba más aunque no le dolía, el brazo en su cintura también la apretaba.

Varios gruñidos se escuchó desde afuera, eran sus cachorros en busca de sus comida, mira la hora dándose cuenta que son las 11 de la mañana, nunca había dormido tanto en su vida.

Muerde su labio sin saber que hacer, tiene que parecer, sus cachorros la necesitan ─MMM.. Disculpen, necesito pararme.

Uriel abre sus ojos, mira la pequeña mujer en sus brazos ─¡Buenos Días!

La piel de Betty se erizo al escuchar la voz de su jefe.

─¡Buenos Días! ─Saludo Uzziel, tiene rato despierto pero quería seguir así lo más que se pueda.

Su cuerpo se congela por completo un inesperado deseo aparece, escuchar la voz de ambos jefes la tiene a mil.  Betty saluda y sale corriendo.

Sin embargo, los gemelos sonríen, habían visto el hermoso sonrojo de su pequeña mujer.