Capítulo 45

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Carllie Ovens:

Dos semanas después.

Suspiro y lo detallo. Ya su barba ha crecido un poco e igual que su pelo.

Mis lágrimas ya cesaron, estoy seca de tanto llorar y de tanto lamentar. Solo no soy la misma de siempre.

El dolor que siento por su ausencia es increíble, siento que falta mi mundo entero, siento que una parte de mi la tiene él y me la robó desde que comenzamos a salir.

Como quisiera devolver el tiempo y evitar que saliera de la empresa pero solo me queda hablarle todos los días y enojarme con él por no poner de su parte y despertarse.

—Ya, en serio, basta de tanto dormir.— Lo regaño. —Despierta, abrázame, bésame y no me sueltes jamás... Con todo lo que ha pasado me he dado cuenta que te amo más de lo que había imaginado y si decides irte, me vas a partir el corazón en mil pedazos. No volveré a creer en el amor, no encontraré uno como tú y no quisiera comenzar desde cero con alguien.— Suspiro y hago puchero con los ojos aguados. —Tu hijo o hija está creciendo, ya tiene dos meses y sé que estarás conmigo durante los siete meses restantes.

Se abre la puerta y Charis entra con lo que le pedí.

—¿En serio lo vas a afeitar?— Sonrío levemente.

—Si, no soy una experta pero algo se.

—Ok.— Me entrega la máquina de afeitar.

Le coloco un paño de tela pequeño para que no se llene de vellos y comienzo a rebajarle la bárbara.

—Ajá, bájale un poco más aquí y estamos listo.— Me señala y lo hago.

—Te ves más hermoso así, amor.— Le doy un beso en la frente. —Ahora, te voy a bajar esa peluca que tienes.

Veo un tutorial y sigo cada recomendación y tips para que no quede feo. Media hora luego, después de perfeccionar cada detalle y dejarlo como a él le gusta, sonrío. Limpio lo que pude haber ensuciado y lo dejo tranquilo.

—No te fastidio más, ya estás listo para que el doctor te vea y necesito buenas noticias de tu parte, porque me molestaré.— Hablo fuerte. Y Charis ríe.

—De tantos regaños, te hará caso.

—Si, tiene que obedecer me.

Recojo todo y entra al rato, el doctor con los padres de Liam.

Lía sonríe y me mira. —¿Lo has afeitado?

Asiento levemente. —Si, ¿No se ve mucho mejor así?

—Excelente hija, mi hijo quedó muy bonito.— Dice el señor Maxim.

Sonrío un poco apenada.
De seguro ya estoy más roja que un tomate.

El doctor comienza a hacer el chequeo y habla mientras va revisando y anotando.

—¿Y, doctor? ¿Cómo lo ve?— Pregunto desesperada.

—Avanzó mucho, en su estado muchos hubieran abandonado este mundo, pero él no se quiere ir.

Eso me da muchas más esperanza ¡Si, si puedes, amor de mi vida!

—Sus pupilas están diferentes y veo su situación mejorada. Pero con esto no quiero decir que esta semana despierta, pueden seguir pasando los días hasta volverse años, puede mejorar como puede empeorar.

Niego porque no acepto que dure más días en coma, lleva tres semanas y ya ha durado mucho. Sin embargo por otra parte estoy contenta por su avance, se que él puede salir de esta situación.

Tenías que ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora