Hermanos Dubois.

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La charla entre padre e hijo duró al menos una hora, hasta que los dos hermanos mayores de Alex tocaron la puerta, interrumpiendo la acalorada conversación.

— Alex — saludaron en unísono, casi obligados por la mirada de su padre.

— Alphonse, Nathan.

— ¿Qué sucede ahora? — preguntó Christophe.

— Padre, madre pide que bajen ya. En cinco minutos encenderemos las velas del pastel.

— Bien, ya bajamos.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó el mayor de los tres hermanos, Alphonse.

Él, Roxanne y Viviane eran los únicos que sentían rencor hacia Alexander. Más allá del ser hijo ilegítimo, por su éxito a tan corta edad, a diferencia de ellos.

— No es de tu incumbencia — el mayor bufó, para nada sorprendido con la irreverencia de Alex.

— Estás en mi casa, claramente es de mi incumbencia.

— ¿Aún vives bajo las faldas de tu mami? — se burló.

Los únicos que seguían viviendo en la mansión eran Alphonse, quien era un abogado al igual que su padre, y Louise.

— y tú, ¿Aún buscas a aquella huérfana que te utilizó?

— ¿No crees que esa descripción va más acorde con tu exesposa? ¿Cuánto fue lo que te robó? ¿Cien? ¿Doscientos millones?

— Eres un…

— No juegues con fuego si no toleras el calor, hermano — respondió, pasando por su lado.





En cuanto el dichoso almuerzo terminó, Louise, Felix y Alex salieron a algún bar de la ciudad, dispuestos a celebrar de verdad, sin mantener una imagen de falsa perfección.

— ¿¡En verdad sabes quién es!? — preguntó Felix, casi gritando.

Estaban hablando de MGSA y su misterioso CEO. Alexander asintió, viendo a sus dos hermanos con la curiosidad a tope.

— ¿Quién es? ¿Es muy viejo? ¿Es feo y por eso no revela su rostro? — Alexander rio, escuchando las preguntas de su hermana.

— Es una mujer — se quedaron viéndolo, sorprendidos — es menor que yo y… es hermosa — ahora estaban más sorprendidos.

— ¿¡Quééé!?

— ¿Cómo se llama?

— Gia.

Felix y Louise se quedaron atónitos al ver a su hermano mayor, quien soltó el nombre de la mujer en un suspiro inconsciente.

— ¿Es italiana? — él asintió, sonriendo al recordar que le preguntó a Gia su nacionalidad únicamente por su nombre, al igual que su hermano lo acababa de hacer con él.

— No puede ser, siento que ya la amo — suspiró Louise — es más joven que tú; es hermosa, según tú, y es dueña de semejante empresa. Dios mío, ahora definitivamente no me veo trabajando en otro lugar.

— Pero, ¿Por qué no se presenta públicamente?

— Le gusta mantener su vida bastante privada. Yo la conocí de pura casualidad, porque compartimos amigos.

— ¿Estará soltera? — preguntó Felix. Era el típico rompecorazones al que no le gustaba las relaciones serias; aunque en realidad, era bastante inocente y tierno.

— No — respondió Alex, secamente. Louise rio, bebiendo el último sorbo de su Martini.

— ¿Acaso no lo ves? ¡Está con Alex!

El chico casi escupe su cerveza al oír las palabras de su hermana mayor, incrédulo.

— No te creo, ¿En serio? — Alex no supo qué responder, pero su teléfono respondió por él en cuanto la pantalla se encendió, mostrando una foto de los ojos de Gia, acompañada con su apodo.

— ¿Gigi? ¡No me jodas, es verdad!

— Cállate — ordenó, respondiendo la llamada de la mujer — ¿Gia?

— Alex, ¿Dónde estás? Hay demasiado ruido.

— Eh, estoy en un bar con mis hermanos.

Los dos menores no pudieron evitar soltar una carcajada al ver la sonrisa de estúpido que se había formado en el rostro del mayor.

— ¿Quién se ríe al fondo?

— ¿Ah? Son ellos, se están burlando de mí…

— Ah, ¿Sí? — sonrió, desde el escritorio de su oficina. Mientras que Alex festejaba, siendo casi media noche, ella trabajaba — ¿Por qué se burlan?

— ¿Probablemente porque tengo una sonrisa muy ridícula en la cara?

— ¿Por mí?

— Efectivamente. Pero, ¿Sabes algo? Ellos son tus mayores admiradores — y luego de decir eso, a ambos se les acabó la risa.

Alex puso el altavoz, dejando el celular sobre la mesa.

— ¿En serio? No sabía que tenía admiradores — Felix quedó petrificado al oír la voz de Gia. Naturalmente, su voz era tranquila y etérea, con su característico tono seductor.

— Los tienes. Es más, te tengo en altavoz y uno ya quedó hechizado por tu voz.

— Oh, ¿En serio? — rio — ¿Debería ir a conocerlos personalmente?

— ¿Y que se enamore completamente de ti? No me arriesgaría.

— Qué envidioso eres — él rio. Sus hermanos se veían como dos niños pequeños, prestando atención a la conversación de sus padres.

— Se llaman Felix y Louise, y ambos quieren trabajar en tu constructora en cuanto se gradúen.

— ¿Estudian arquitectura?

— Felix, Lou estudia ingeniería civil — hubo un pequeño momento de silencio, hasta que Gia volvió a hablar, esta vez con los hermanos de Alex.

— ¿Aún estoy en altavoz?

— Sí.

— Louise y Felix Dubois, un gusto. Soy la arquitecta Gia Evans, CEO de MGSA Constructions. Cuando quieran presentar sus pasantías, hablen con Alex y yo me ocuparé de recibirlos aquí.

Los ojos de los dos jóvenes se iluminaron al oír la noticia. Normalmente, realizar pasantías o conseguir una vacante en aquella constructora era todo un reto, en el cual solo pasaban los mejores.

— ¿En serio? ¡Muchas gracias, señorita Evans! — gritó Felix, casi enamorado de la mujer a la que ni siquiera había visto en fotos.

— Obviamente deben tener notas excelentes y pasar la prueba de aptitud, pero si son hermanos de Alex, dudo que sea difícil — Alexander sonrió.

— ¡Sí, señorita! — parecían dos soldados, preparados para acatar cualquier orden de inmediato.

— Los dejo, tengo una reunión dentro de poco. Alex, llámame cuando despiertes.

— Dios, no puedo creer que hablé con mi mayor ídolo, después de Zaha Hadid — suspiraron aliviados, luego de que Gia colgara.

— ¿No era yo? — preguntó Alex, riendo con sus hermanos.

— Tú eres el tercero. Por cierto, deberías invitarla a mi cumpleaños.

— No creo que sea buena idea, es una semana completa de celebración — el cumpleaños de Felix era el 22 de diciembre, por lo que el festejo de extendía hasta después de Navidad.

— Pues solo se quedan ese día. No los voy a obligar a compartir una semana con ese nido de víboras — Alexander rio con una carcajada.

— ¿No estás hablando de tu propia familia?

— Alex, por favor. Todos sabemos que “familia” es un término que esa gente no conoce — Louise asintió en silencio — Lou sigue allí porque estudia cerca.

— Y porque me quieren buscar esposo — añadió, rodando los ojos.





Los tres hermanos siguieron hablando y bebiendo durante un par de horas más, hasta que el sueño venció a la chica, y tuvo que ser llevada por su hermano menor en brazos.

— ¿Seguro que puedes con ella?

— Te aseguro que esta no es la primera vez, hermano — Alexander elevó las cejas, sorprendido — la verás muy dulce y lo que quieras, pero es una alcohólica empedernida.

— Ya. Cuídala, entonces — pidió, abriendo la puerta del taxi en el que sus hermanos se irían.

— ¡Espera! ¿Cuándo te irás?

— En dos días.

— Oh, entonces veámonos antes.

El mayor asintió, cerrando la puerta del vehículo. Si Felix quería hablar con él antes de su partida, significaba que había algún tema importante de por medio, y creía saber de qué se trataba… o de quién.


Dos cuerpos, un deseo || COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora