El tiempo es algo constante, un día no se puede pasar rápido o lento; sin embargo, esto es relativo, ya que, algunas personas consideran que transcurre de manera diferente, pero eso depende de otros factores, relacionados directamente con la persona que lo siente.
A pesar de todo, un día siempre durará lo mismo, veinticuatro horas. Aunque alguien diga que se sintió eterno o fugaz.
Este último es el caso de Gia, que luego de regresar de Italia, sintió que el tiempo corrió tan rápido, que en un pequeño parpadear, ya había transcurrido dos semanas.
— Señorita — llamó Julia a su oficina.
Aaron había recibido una incapacidad médica durante diez semanas, así que decidió trabajar desde su apartamento durante todo ese tiempo, incluso si no estaba obligado. Por otro lado, Sarah se había ofrecido, muy amablemente, a estar al pendiente de su “amigo”, durante todo el proceso de recuperación. Básicamente, se había mudado a su apartamento. Por lo que el último piso de MGSA Constructions se mantenía más silencioso de lo normal, estando habitado únicamente por Gia y Julia, y de vez en cuando por las asistentes de la pareja.
— Pasa.
La mujer entró con un sobre color crema en su mano, el cual tenía el nombre y apellido de Gia, escrito con una maravillosa caligrafía al reverso.
— Lo envía la marca de ropa Ginevra — explicó, al ver la expresión de confusión de su jefe.
Gia tomó el sobre, y lo primero que encontró al abrirlo, fue una tarjeta escrita a mano, con el mismo tipo de letra.
Señorita Evans, me gustaría invitarla al desfile de moda de mi marca de ropa. Espero verla pronto.
Juliette Morgan.
206 xxx xxxx.
Juliette Ginevra Morgan Durant. Más conocida como Juliette Morgan, era una reconocida diseñadora de modas, nacida en Francia. Además, era la única fundadora y dueña de la marca de ropa Ginevra, la cual se caracterizaba por ser sumamente exclusiva. Solo la verdadera élite la conocía, y a sus desfiles no asistían celebridades o demasiadas personas, ya que solo aquellos invitados por ella misma podían estar presentes.
Gia sabía todo eso a la perfección, pero aún así, le sorprendía recibir una invitación.
— Este es…
— El número personal de la señorita Morgan, me lo informó su asistente. Pidió que usted misma la llamara y le confirmara su asistencia — ella asintió, leyendo la invitación formal. El dichoso desfile de llevaría a cabo ese mismo fin de semana.
— Puedes retirarte.
El apartamento de Alex había sido designado esa noche para la cena semanal que tenía con sus dos amigos.
Mientras él cocinaba, escuchaba en silencio la conversación que Juliette y Daniel estaban teniendo en la barra de la cocina. Por supuesto, el tema central era el desfile del sábado.
— ¿Solo veinte personas? — preguntó Daniel con sorpresa — ¿No se supone que a esa clase de desfiles asisten más? — Juliette negó.
— Discúlpame, pero mi desfile no es como los otros — respondió, sintiéndose ofendida — mi marca significa prestigio, así que no cualquiera puede estar allí. Sinceramente, los invité a ustedes porque son mis amigos, si no…
— No te atreverías — ahora el ofendido era Daniel.
— Bueno, Alex tiene un gusto decente. Pero tú… — lo miró de arriba abajo y negó. Alexander simplemente rio.
— ¿Pero qué…
Su reclamo fue interrumpido por el timbre del celular de Juliette, la cual detuvo por completo la conversación para así responder.
— ¿Sí? — sus ojos automáticamente se iluminaron, mientras una enorme sonrisa se apoderaba de su rostro — ¡Señorita Evans!
Los dos hombres detuvieron todo lo que estaban haciendo para oír la conversación, algo que Juliette notó casi de inmediato.
— ¿En serio? ¡Me alegra mucho!... ¡Muchas gracias!... ¡Por supuesto, nos vemos allá! ¡Buena noche!
— ¿Te llamó Gia?
— ¿Para qué te llamó? — Juliette elevó su ceja hacia Daniel.
— ¡A ti qué te importa! — respondió — y tú… ¿Desde hace cuánto dejó de ser “la señorita Evans”?
— Solo dilo — evadió la pregunta.
Desde su llegada a Seattle había dejado de hablar con Gia, ya que sentía que le debía dar el espacio suficiente para sufrir su luto.
— La señorita Evans asistirá a mi desfile este sábado — respondió sonriente.
— ¿La invitaste? — Juliette asintió.
—¡Por supuesto! ¿Acaso no la viste el día del aniversario de DBA? ¿O el día siguiente? Su sentido de la moda es maravilloso; además, el conjunto que usó en la subasta era de mi marca — respondió orgullosa — por cierto… mi querido Alex, ¿No hay nada que desees hablar con nosotros?
— Absolutamente no.
Mientras tanto, Gia se encontraba en el apartamento de Aaron, en una cena organizada por Sarah.
— Entonces, ¿Cómo te está yendo en el edificio? Digo, ahora que estás solo con Julia — preguntó Aaron, desde su silla de ruedas.
Habían habilitado toda la segunda planta para que Aaron no tuviera que esforzarse en bajar. Los tres estaban haciendo su mejor esfuerzo para que su recuperación fuera exitosa en el tiempo estimado.
— Bien, es el doble de trabajo, pero nada de que preocuparse — respondió con simpleza — y… Juliette Morgan me invitó al desfile de su nueva colección.
— Oh, ¿En serio? — en ese momento Sarah entró en la habitación.
— ¿A ustedes no? A principios de este año fueron a uno, ¿No?
— Sí, y también nos invitó a este, pero no podremos ir, por obvias razones — respondió Aaron.
— ¿Tú irás? — preguntó Sarah, sentándose a su lado. Gia asintió — Guau, nuestra querida Gigi finalmente salió del cascarón. Por cierto, ¿Hoy te quedarás?
— No puedo, tengo mucho trabajo. Luego de cenar me iré.
Los tres estuvieron de acuerdo, y sin decir más, empezaron a comer.
Luego de un rato, tal como Gia dijo, una vez acabó de cenar, se fue del apartamento.
— Miller, resuélveme una duda.
Ambos estaban en la cama, a punto de dormirse, cuando Sarah recordó algo.
— ¿Mhm?
— Gigi y Alex… ¿Está pasando algo entre ellos?
— ¿Por qué lo preguntas? — Aaron recordó el momento en que llegó de sorpresa al apartamento de la mujer, encontrándola con Alex.
— Mmm, es que recordé la noche que estuvimos todos aquí, cuando fui a dejarte en la habitación y volví. No había nadie aparte de ellos dos, y lucían como un par de adolescentes luego de haber hecho algo indebido — pensó que no era suficiente prueba para confirmar sus sospechas — y el fin de semana que estuviste en Italia, ella salió con alguien… pero no tengo idea de quién pueda ser.
— ¿El fin de semana, dices? — aunque Sarah no tenía más prueba que esa, para Aaron, las piezas encajaban a la perfección.
— Sip. Además, ¿Por qué me pidió la clave del apartamento de Gigi aquel día?
— Yo le pedí que se quedara con ella, seguramente es tu imaginación.
No quería aumentar las sospechas si Gia no les decía directamente. Por supuesto, era su amiga, pero muy por encima de eso, tenía su propia vida. Así como ellos no habían hablado con ella sobre su extraña relación, ella tampoco debía hablar de con quién se metía o no si no lo quería.
— ¿Qué se te ofrece? — habló Gia a su móvil, luego de llegar a su apartamento. Había recibido un mensaje durante el camino.
¿Irás al desfile de Juliette?
— Hola. Yo estoy bien, gracias. ¿Tú cómo estás? — respondió, con notable ironía.
— Supongo que bien, ¿Por qué me escribes después de esfumarte repentinamente?
— Porque me enteré que irás al desfile. Y no me desaparecí, Gia. Decidí darte espacio en tu duelo — Gia rio sarcásticamente.
— ¿En serio? Creí que no querías volver a saber de una psicótica como yo.
— ¿Estás enojada? — se burló, sacudiendo levemente su vaso de whisky. Gia bufó.
— Demasiado egocéntrico, señor Dubois. Ahora responde.
— ¿Quieres ir conmigo al desfile?
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Dos cuerpos, un deseo || COMPLETA
RomancePolos opuestos se atraen... Pero, ¿Qué sucede si dos polos iguales se acercan demasiado? Poder, dinero, belleza, inteligencia... Cosas que cualquier persona desearía tener, y que a ellos les sobraba. Podían con todo, pero había una sola cosa que pod...